Tensiones en los desalojos del Poblado de Orcasitas
Cuatro viviendas desmontables del poblado dirigido de Orcasitas fueron desalojadas ayer por la ma?ana, por orden del Gobierno Civil, en cumplimiento de los acuerdos tomados la pasada semana con la Asociaci¨®n de Vecinos Guetaria, con el fin de continuar la remodelaci¨®n del barrio. Los desalojos se realizaron pac¨ªficamente, y aunque se mantuvo una fuerte discusi¨®n en el segundo de ellos, no se registraron incidentes. Seg¨²n noticias recogidas por EL PAIS, los desalojos continuar¨¢n en estos pr¨®ximos d¨ªas y las viviendas desocupadas ser¨¢n desmontadas en los primeros d¨ªas de febrero.
Efectivos de la Polic¨ªa Nacional, enviados por el Gobierno Civil, esperaban en la zona desde las primeras luces de una ma?ana lluviosa y triste. El ambiente era normal, en un principio, pero la llegada de nuevos efectivos policiales y de varios jeeps de la Polic¨ªa Municipal empez¨® a llamar la atenci¨®n de los vecinos. El ambiente era de expectaci¨®n. Pero, tras dos horas de espera, los funcionarios del Instituto Nacional de la Vivienda no acababan de llegar. Comenz¨® a cundir el des¨¢nimo entre los que esperaban y exig¨ªan que se realizasen los desalojos. Los funcionarios p¨²blicos est¨¢n en huelga desde hace d¨ªas y se tem¨ªa que no se presentasen.Poco antes del mediod¨ªa llegaron por fin. Los obreros del INV, que se guardaban del fr¨ªo y la humedad en una de las viviendas, aparecieron, al tiempo que los camiones para transportar los muebles se colocaban frente a las viviendas a desalojar. Se iniciaba la operaci¨®n. Los vecinos del poblado, los afectados por las ocupaciones, rodeaban la zona con curiosidad.
El primer fillod -nombre que reciben este tipo de viviendas-, estaba ocupado por una familia gita-na que realiz¨® el desalojo voluntariamente y en una furgoneta propia coloc¨® sus enseres y se fue, al tiempo que manifestaba sus quejas y ped¨ªa una vivienda.
Al lado estaba otra familia, tambi¨¦n gitana, que hab¨ªa sido desalojada el pasado martes y, al no tener otro cobijo, permanec¨ªa desde entonces frente a la vivienda, cuya puerta hab¨ªa sido tapiada para evitar una nueva ocupaci¨®n. Sin embargo, en el fillod contiguo a¨²n se encontraba una familia amiga que guardaba algunos muebles de los desalojados. Los funcionarios del INV les presentaron la orden de desahucio y el personal de la Delegaci¨®n Provincial de la Vivienda, ayudado por miembros de la Polic¨ªa Nacional, fueron sacando los enseres. Cuando todo parec¨ªa que iba a realizarse como en el caso anterior, comenz¨® una prolongada discusi¨®n con los desalojados el martes, pues gritaban que parte de los muebles que se llevaban eran suyos y quer¨ªan que los dejasen all¨ª. Aclarada la confusi¨®n, despu¨¦s de un rato, y cargado el resto en los camiones, se tapiaron las puertas de las dos viviendas y se imposibilit¨® una nueva ocupaci¨®n atornillando las ventanas.
Seis ni?os duermen al raso
Mientras se desarrollaba la ope raci¨®n, en un peque?o descampa do existente delante de los sanquis de la remodelaci¨®n, Antonia Salazar, una mujer a cuyo marido ma taron hace casi dos a?os en Barcelona, permanec¨ªa al raso desde hace dos d¨ªas con sus seis hijos. Hace cosa de un mes se hab¨ªa metido en una de las viviendas prefabricadas e imped¨ªa la continuaci¨®n de la remodelaci¨®n. A su marido le hab¨ªan matado de una cuchillada cuando vend¨ªa macetas en una calle de Barcelona. Ante las amenazas que recib¨ªa se decidi¨® a salir de Catalu?a y se vino a Madrid. Se encuentra sin vivienda y sin trabajo, y, salvo el mayor, todos los hijos son muy peque?os.Una amiga suya ocupaba la tercera vivienda destinada a ser desalojada ayer. Como Antonia Salazar, no es de familia gitana. Su fillod est¨¢ situado frente a la terminal de autobuses. Tiene tres hijos pequenos, el ¨²ltimo de veintisiete d¨ªas. Manifest¨® que no ten¨ªa d¨®nde cobijarse. Pero hab¨ªa que realizar el desalojo y los empleados del INV lo llevaron a cabo. Los muebles, como los de la familia anterior, se los llevaron al almac¨¦n municipal de la calle de Garc¨ªa Morato, mientras ella y sus hijos se trasladaban a la casa de un pariente vecino.
Durante el tiempo en que se llev¨® a cabo este tercer desalojo, el n¨²mero de vecinos y curiosos aument¨®. Un ni?o de pocos d¨ªas dejado en plena calle era un plato demasiado fuerte para digerirlo. Todos comentaban la ingrata situaci¨®n, aunque esto representase la soluci¨®n a los muchos problemas que vienen sufriendo los vecinos del Poblado de Orcasitas. Unos tienen raz¨®n. Otros no tienen ni cobijo.
Finalmente, se procedi¨® al desalojo del ¨²ltimo fillod programado para el d¨ªa. Tampoco era gitana la familia que ocupaba el n¨²mero once. Manuel P¨¦rez Jim¨¦nez, el padre, es un joven gallego que hasta hace poco viv¨ªa y trabajaba en Asturias. Se qued¨® sin trabajo y tras un largo per¨ªodo en esta situaci¨®n decidi¨® venir con su familia a Madrid. Pero no mejor¨® en nada su posici¨®n, y, al no encontrar trabajo, se meti¨® en la vivienda. No puso pegas importantes para que se efectuase el desahucio.
En una situaci¨®n parecida se encuentran otras familias del mismo bloque prefabricado. Junto al desalojado vive una familia que al quedarse el marido en paro tuvo que dejar el piso que ten¨ªa alquilado y meterse all¨ª. Tienen un hijo nacido hace aproximadamente un mes. Otra que ocup¨® la vivienda hace unos diez d¨ªas se encuentra en igual posici¨®n.
Seg¨²n el acuerdo tomado la semana pasada, todas estas viviendas ocupadas ir¨¢n siendo desalojadas. Los fillod, antiguos y casi inservibles, ser¨¢n desmontados para evitar nuevos asaltos y posibilitar la futura construcci¨®n de una zona verde. Los sanquis ser¨¢n reparados y a ellos podr¨¢n pasar las familias del poblado que est¨¢n pendientes de traslado. Se derruir¨¢n los bloques semirruinosos y en su lugar se construir¨¢n otros nuevos. Es decir, se continuar¨¢ la remodelaci¨®n de un poblado cuyos habitantes llevan luchando muchos a?os por una vivienda digna. Hace falta tambi¨¦n que las familias sin cobijo encuentren soluci¨®n a su problema. La Administraci¨®n tiene la palabra.
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