Los Juegos de Lake Placid, escaparate de la crisis ol¨ªmpica
Los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno han sido desde siempre el ?hermano pobre? de los de Verano. Incluso su comienzo en la era moderna se retras¨® veintiocho a?o respecto a ellos por la falta de iniciativas para organizarlos. Ahora, con motivo de su decimotercera edici¨®n, su inter¨¦s ha quedado a¨²n m¨¢s en entredicho ante el boicot propuesto ya oficialmente por Estados Unidos a los pr¨®ximos Juegos de Mosc¨². Para mayor sonrojo de esta enrevesada situaci¨®n pol¨ªtico-deportiva, el escenario ser¨¢ Lake Placid, un peque?o pueblo norteamericano, donde hasta hace pocos d¨ªas la falta de nieve era uno de sus muchos problemas, pero mucho menor que los derivados del alojamiento. La actual villa ol¨ªmpica, por ejemplo, protestada por los atletas -especialmente los sovi¨¦ticos-, ser¨¢ en el futuro una c¨¢rcel.
Los XIII Juegos Ol¨ªmpicos de Lake Placid podr¨¢n terminar bien -esto a¨²n es una inc¨®gnita-, pero el hecho es que nacieron y han ido creciendo siempre con mal pie. Parece como si el n¨²mero los hubiera gafado. Para empezar, el mayor problema ha estado en el absurdo planteamiento norteamericanos de unos Juegos austeros, casi en familia, cuando precisamente ello va totalmente en contra del gigantismo que ha tomado ya un acontecimiento as¨ª. Este peque?o pueblo, que apenas llega a los 3.000 habitantes, estuvo a punto de no ser sede cuando ni siquiera asegur¨®, en un principio, la posibilidad de que pudiese realizarse informaci¨®n desde all¨ª. Arreglos de ¨²ltima hora por parte del Comit¨¦ Ol¨ªmpico norteamericano permitieron el visto bueno del Internacional. Sin embargo, el excesivo practicismo, o ?pobreza?, de los organizadores -que nadie esperaba de la ?gran Am¨¦rica?- sigui¨®, y de manera especial, en el apartado de alojamiento. Mientras los turistas que quieran acudir a Lake Placid durante los Juegos han visto restringidas al m¨¢ximo sus pretensiones -hasta llegar al punto de que lo mejor ser¨¢ no ir-, la villa ol¨ªmpica, lugar mod¨¦lico normalmente -en cualquiera de los Juegos anteriores, no ha sido pensada como tal, sino para una c¨¢rcel futura En efecto, en cuanto terminen los Juegos, el d¨ªa 24 de este mes, estos edificios, situados en Raybrook, a unos diez kil¨®metros de Lake Placid, en el coraz¨®n de un bosque, servir¨¢n como celdas de delincuentes juveniles, susceptibles de reformar. ?La prisi¨®n ol¨ªmpica?, como se le ha denominado ya fuertemente protestada por muchos equipos, y en especial por el sovi¨¦tico, con razones obvias, tiene as¨ª la ventaja de ver garantizada la seguridad.En otro orden de cosas, la llegada de la nieve, cuando grandes cantidades eran esparcidas artificialmente para evitar el desastre de unos Juegos de nieve sin ella, parece haberse solucionado. De cualquier forma, no se puede olvidar que el tiempo es fundamental para el ¨¦xito o fracaso de un acontecimiento as¨ª, y las anulaciones de las competiciones al aire libre podr¨ªan ser el estrambote final de los problemas. Al margen de ventiscas, el a?o pasado, durante las pruebas preol¨ªmpicas, la temperatura descendi¨® a cuarenta grados bajo cero y debieron suspenderse. El reglamento de la Federaci¨®n Internacional de Esqu¨ª prev¨¦ la anulaci¨®n a -20?. El fr¨ªo extremo es el enemigo m¨¢s peligroso, aunque la visibilidad sea, te¨®ricamente, buena. En el esqu¨ª de fondo no s¨®lo pueden helarse los ojos, las orejas o los pies, sino quemarse literalmente los pulmones del esquiador. Para el biathlon, la prueba combinada con tiro, cambian las trayectorias de los proyectiles, y tanto en descenso sobre esqu¨ªes, donde se superan los 120 kil¨®metros/hora, como en bobsleigh o luge -trineos- el mismo aliento de los conductores sobre los cascos les impide toda visibilidad. Ya en plan americano, la soluci¨®n podr¨ªa estar en una crema estudiada por la NASA que mantiene dicha visibilidad hasta -150?.
Favoritos o inc¨®gnitas
Los Juegos se inaugurar¨¢n ma?ana, mi¨¦rcoles, en el Estadio de Hiero, y a continuaci¨®n se correr¨¢ la primera manga del luge, tanto masculino como femenino, pero las competiciones se inician hoy mismo con seis partidos de hockey sobre hielo: Noruega-Checoslovaquia, Canad¨¢-Holanda, RFA-Ruman¨ªa, Estados Unidos-Suecia, Polonia-Finlandia y Jap¨®n-URSS. Precisamente esta ¨²ltima, actual campeona mundial y ol¨ªmpica, es la gran favorita y s¨ªmbolo de que, salvo sorpresas enormes no habituales a lo largo de la historia de los Juegos de Invierno, en la mayor¨ªa de las nueve modalidades la probabilidad de triunfo est¨¢ muy limitada. S¨®lo los checos o Canad¨¢ -m¨¢s potente en profesionales, como Estados Unidos- podr¨ªan hacerles sombra a los sovi¨¦ticos, que tambi¨¦n dominar¨¢n en biathlon y esqu¨ª de fondo femenino. En el masculino, noruegos como Aunli o polacos como Lucszek podr¨ªan quitarles el triunfo. En luge mandar¨¢ la RDA; en bobs, la RFA y Suiza, sobre todo; en saltos, los austriacos, como Neuper o Kogler, que dominan la Copa del Mundo; en patinaje de velocidad, el ?as? norteamericano Eric Heiden, la sovi¨¦tica Petruscheva o la germana democr¨¢tica Enke, y en art¨ªstico, duelo sovi¨¦tico- norteamericano, en especial en parejas, entre los reci¨¦n incorporados a la competici¨®n y campeones de Europa nuevamente, Irina Rodnina y Alexander Zaitsec -tras el alumbramiento de la primera- y los norteamericanos Tai Babilonia y Randy Gardner campeones mundiales en su ausencia.
Respecto al esqu¨ª alpino, con Austria en baja, el sueco Ingernmar Stenmark y Hanni Wenzel, de Liechtenstein, actuales l¨ªderes de la. Copa del Mundo, son los grandes favoritos en los slaloms. Para los descensos, los canadienses, como Ken Read o el suizo Peter Mueller, y el duelo femenino entre Anne Marie Proell y Marie Therese Nadig acaparar¨¢n las primeras atenciones cara al triunfo. Para las sorpresas m¨¢s posibles que en las modalidades anteriores, la ?nueva ola? del Este, como el yugoslavo Krizaj o el b¨²lgaro Popangelov, y la peque?a francesa Perrine Pelen son los principales candidatos.
Espa?a, presente con un reducido equipo alpino que capitanea Francisco Fern¨¢ndez Ochoa, con sus hermanos Juan Manuel y Blanca, m¨¢s Jorge Garc¨ªa, Jorge P¨¦rez y Ana Mar¨ªa Rodr¨ªguez, conseguir¨ªa una haza?a si alguno queda entre los quince primeros. Lejos quedan los tiempos de Sapporo, donde el gran momento de Paquito, sobre todo, y la fortuna, siempre necesaria, le dieron el triunfo. Menos posibilidades a¨²n tendr¨¢n los esquiadores de fondo Gir¨® y Morland y la patinadora Gloria Mas.
Cien millones
Ciertas estad¨ªsticas aseguran que en el mundo existen m¨¢s de cien millones de practicantes de los deportes de nieve y hielo. El esqu¨ª, naturalmente, y sobre todo el alpino, ocupa el primer lugar. Sin embargo, a nivel de espect¨¢culo, la atracci¨®n es mucho menor. S¨®lo en los pa¨ªses con nieve abundante su popularidad es grande, pero siempre con la limitaci¨®n de la corta ¨¦poca invernal. Ni siquiera el hockey sobre hielo, el deporte de equipo m¨¢s r¨¢pido y espectacular del mundo, ha conseguido traspasar las fronteras que le limitan el coste de sus palacios artificiales. Nieve y hielo, en resumen, reducidos a zonas muy concretas en la Tierra, s¨®lo influyen en relaci¨®n directa a ellos.
Buena prueba de que el inter¨¦s por los deportes de invierno a nivel ol¨ªmpico es menor que por los de verano fue su mismo comienzo. Mientras ¨¦stos iniciaron su era moderna en Atenas, en 1896, hasta 1924, en la localidad francesa de Chamonix, no se confirmaron los Juegos de invierno. La dificultad de incluirlos en la ¨¦poca estival y que los pa¨ªses escandinavos prefirieron mantener sus propias competiciones anuales-Holmenk?llen, Cristiania, en Oslo, etc¨¦tera- influyeron. En los Juegos de Amberes, 1920, se hab¨ªan incluido unas competiciones de patinaje y otra de hockey sobre hielo, pero a nivel extraoficial. En realidad era l¨®gico todo ese retraso, pues el ancestral esqu¨ª s¨®lo hab¨ªa arraigado como deporte de competici¨®n a principios de siglo. En Chamonix s¨®lo hubo pruebas de fondo, sobre dieciocho y cincuenta kil¨®metros, y ninguna alpina. Adem¨¢s se disputaron la combinada, compuesta de otros dieciocho kil¨®metros, y salto, patinajes art¨ªstico y de velocidad, saltos y hockey sobre hielo. Salvo el dominio de Canad¨¢ delante de Estados Unidos en el deporte de equipo, del norteamericano Jewtraw en los quinientos metros de patinaje de velocidad y de Austria en el art¨ªstico femenino y por parejas, los pa¨ªses n¨®rdicos -Noruega, Suecia y Finlandia- se impusieron totalmente.
Lake Placid, 1932, terceros Juegos
Ten¨ªa que ser un ingl¨¦s, sir Arnold Lund, el que empujara inmediatamente para que en los Juegos siguientes, Saint Moritz (Suiza), 1928, se incluyera ya el esqu¨ª alpino como ensayo. Pero hasta Garmisch, ocho a?os despu¨¦s, no cuajar¨ªa. El dominio casi absoluto de los pa¨ªses escandinavos fue s¨®lo roto en esta segunda edici¨®n por la pareja francesa de art¨ªstico Joly-Brunet y nuevamente por Canad¨¢ en hockey. Curiosamente, como un primer cap¨ªtulo que se iba a repetir casi cincuenta a?os despu¨¦s, los Juegos de invierno pasaron por vez primera el Atl¨¢ntico y se celebraron, en 1932, en Lake Placid. Y al igual que lo ocurrido ahora, antes de su comienzo, aquella edici¨®n no dej¨® contento a nadie en todo su transcurso. S¨ª sirvi¨® a Estados Unidos para adjudicarse al completo el patinaje de velocidad. El trasladarse a Am¨¦rica tuvo bastantes m¨¢s inconvenientes que ventajas. De vuelta a Europa, en 1936, Garmisch Partenkirchen -al igual que Berl¨ªn para los de verano- fue la sede de los cuartos Juegos. La Alemania nazi dedic¨® el a?o a su propaganda con el deporte, y de ello, al menos, sali¨® beneficiado el esqu¨ª alpino, que arranc¨® desde ah¨ª con fuerza para el futuro. Los pa¨ªses alpinos: Francia -con Henri Orelller, primera gran figura de los Juegos siguientes-, Austria. Suiza.
Italia y hasta la RFA, comenzaron a prestar su inter¨¦s a las competiciones ol¨ªmpicas. S¨®lo victorias femeninas norteamericanas y canadienses, y la masculina del espa?ol Francisco Fern¨¢ndez Ochoa, iban a romper ya esta hegemon¨ªa, que a¨²n se mantiene.
La guerra chino-japonesa iniciada en 1937 impidi¨® ya que los Juegos pudieran siquiera plantearse en Sapporo (Jap¨®n) para 1940 -como los de verano en Tokio-. La segunda guerra mundial termin¨® de hacer obligado el par¨¦ntesis ol¨ªmpico de ocho a?os. Oslo -los pa¨ªses n¨®rdicos defend¨ªan ahora hasta el l¨ªmite la continuidad de los Juegos- trat¨® de que se adelantasen a 1938, pero no fue posible. Saint-Moritz, en 1948, volv¨ªa a ser sede -como Londres en verano, que repet¨ªa los de 1908- La cantilena de amplio dominio n¨®rdico en las pruebas de fondo y de los pa¨ªses centroeuropeos en las alpinas iba a ser ya nota habitual. S¨®lo a partir de los s¨¦ptimos Juegos, celebrados en Cortina d'Ampezzo (Italia), en 1956 -los anteriores, en Oslo, 1952, largamente merecidos-, entrar¨ªa en el baile de los triunfos n¨®rdicos -primero, femeninos- la URSS. A continuaci¨®n, siempre con esta t¨®nica, se sucedieron los de Squaw Valley (Estados Unidos), 1960, segunda vez que se disputaban al otro lado del Atl¨¢ntico; Innsbruck (Austria), 1964; Grenoble (Francia), 1968; Sapporo (Jap¨®n), 1972, un nuevo continente, e Innsbruck, de nuevo, en 1976.
Al margen ya del esqu¨ª, donde figuras como el austr¨ªaco Toni Saile y el galo Jean-Claude Killy marcaron hitos en la historia de la modalidad alpina, con sus triples triunfos en los dos slaloms y los descensos de 1956 y 1968, otros atletas destacaron con luz propia. La m¨¢s conocida, sin duda, fue la noruega Sonja Hennie, que gan¨® la medalla de oro en el patinaje art¨ªstico femenino en 1928, 1932 y 1936, entre el asombro y el deleite mundiales. El cine, como el nadador-Tarz¨¢n Jonny Weism¨¹ller, fue decisivo en su popularidad.
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