Nuevo escape radiactivo en la central nuclear de Harrisburg
Un segundo escape de gases radiactivos a la atm¨®sfera se produjo en la noche del lunes al martes en la central nuclear norteamericana de la Isla de las Tres Millas, en Harrisburg. Aunque de menor importancia que el anterior escape ocurrido el d¨ªa 28 de marzo de 1979, alarm¨® a la poblaci¨®n que vive en las cercan¨ªas de Harrisburg, en el estado de Pensilvania.El presidente Carter, por su parte, anunci¨® ayer un plan con el que EEUU intentar¨¢ solucionar a largo plazo uno de los mayores problemas de la energ¨ªa nuclear: el del almacenamiento de sus residuos. El nuevo accidente de esta central se produjo en la noche del lunes, mientras los t¨¦cnicos vigilaban su enfr¨ªamiento que a¨²n no ha concluido tras el desastre del a?o pasado, el mayor accidente nuclear de la historia de este pa¨ªs.
La primera noticia, de la Comisi¨®n de Regulaci¨®n Nuclear, dijo que se hab¨ªa producido un escape de unos 4.000 litros de agua radiactiva, que fueron a parar a un edificio auxiliar de la central.
Posteriormente, la compa?¨ªa el¨¦ctrica Metropolitan Edison, due?a de la Isla de las Tres Millas, reconoci¨® que ?hubo un peque?o escape de gases radiactivos, probablemente de Krypton-85, durante el incidente del lunes?.
El escape no supuso peligro alguno para la poblaci¨®n que vive en sus alrededores, afirm¨® un portavoz de la compa?¨ªa.
Por mucho que los t¨¦cnicos concuerden con ese criterio, los habitantes de la zona de Harrisburg se mostraron de nuevo alarmados, por su recuerdo del accidente de marzo de 1979, que tambi¨¦n fue calificado de insignificante en un principio por la Metropolitan Edison.
El plan de residuos nucleares presentado por el presidente Carter al Congreso supone una inversi¨®n de m¨¢s de mil millones de d¨®lares solamente para explorar once lugares distintos, en las zonas menos habitadas de este pa¨ªs, en los que enterrar los restos de las setenta centrales nucleares norteamericanas.
El prop¨®sito del presidente es seleccionar uno de esos once lugares antes de 1985, fecha en la que se inaugurar¨¢ el cementerio at¨®mico mayor del mundo, dispuesto a tragarse en su profundidad por lo menos todos los residuos que produzcan esas centrales en un siglo.
De momento, el tema de los residuos es el que, seg¨²n los t¨¦cnicos, presenta el mayor problema de seguridad de este tipo de energ¨ªa, ya que, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, nadie ha dado a¨²n una salida con car¨¢cter permanente a la cuesti¨®n, que crece de d¨ªa en d¨ªa mientras las centrales nucleares siguen funcionando.
La mayor parte de las centrales nucleares norteamericanas est¨¢n situadas en su costa oeste. El ¨²nico ?cementerio? at¨®mico de esa costa, en Carolina del Sur, se encuentra saturado, con unos cuatrocientos millones de litros de residuos.
La selecci¨®n del nuevo cementer¨ªo presenta un problema pol¨ªtico grave: naturalmente, los habitantes del estado elegido protestar¨¢n porque les toque guardar el producto radiactivo de la energ¨ªa que disfrutan los otros 49 estados.
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