La abstenci¨®n se dobl¨® durante los ¨²ltimos a?os

Una comparaci¨®n entre los resultados de las anteriores convocatorias electorales en Andaluc¨ªa revela que la derecha y el centro perdieron fuerza durante los ¨²ltimos a?os, mientras el conjunto de la izquierda y los nacionalistas aumentaron su capacidad de voto; al mismo tiempo, la participaci¨®n del pueblo andaluz descendi¨® progresivamente, hasta alcanzar el r¨¦cord del 40% de abstenci¨®n en las elecciones municipales del 3 de abril. Ambos datos enmarcan la creciente preocupaci¨®n que se observa en los medios pol¨ªticos po:r el resultado del refer¨¦ndum- tanto en los partidarios de la autonom¨ªa r¨¢pida (que hacen campa?a por el s¨ª) como los de la autonom¨ªa lenta (que propugnan la abstenci¨®n o el voto en blanco).

La participaci¨®n de los andaluces en las distintas convocatorias a las urnas ha sido bastante peculiar, pero no mucho m¨¢s que la media nacional. En diciembre de 1976 vot¨® m¨¢s del 80% del censo en el refer¨¦ndum para la reforma pol¨ªtica, pese a la abstenci¨®n solicitada por la oposici¨®n; meses m¨¢s tarde, y en plena efervescencia por la realizaci¨®n de las primeras elecciones libres, acudi¨® a votar algo menos del 80%. La Constituci¨®n fue refrendada con un 70% escaso de participaci¨®n; en las elecciones generales siguientes se quedaron en casa todav¨ªa m¨¢s personas; y en las municipales, los andaluces solemnizaron los primeros ayuntamientos democr¨¢ticos con una abstenci¨®n del 40%, m¨¢s del doble de la que se produjo en el 76.Al mismo tiempo se ha ido registrando un impulso del movimiento de izquierda y nacionalista -en especial este ¨²ltimo-, as¨ª como un peque?o incremento de la extrema derecha; mientras tanto, las corrientes de derecha (Alianza Popular, llamada despu¨¦s Coalici¨®n Democr¨¢tica) y de centro han visto debilitada parte de su fuerza inicial.

UCD perdi¨® votos en casi todas las provincias

Si comparamos las elecciones generales de 1979 con las de 1977, UCD perdi¨® votos en casi todas las provincias andaluzas, con la excepci¨®n de un.ligero incremento en Ja¨¦n y M¨¢laga. La franja Alianza Popular- Coalici¨®n Democr¨¢tica adelgaz¨® mucho en todas partes, y de ello debi¨® beneficiarse la extrema derecha en Ja¨¦n, M¨¢laga y Sevilla. En la izquierda hubo un irregular comportamiento del PSOE; gan¨® votos en Huelva, C¨¢diz, Almer¨ªa, Granada y Ja¨¦n; perdi¨® unos pocos en C¨®rdoba y M¨¢laga. y cedi¨® bastantes en Sevilla (la quinta parte de su electorado). Paralelamente, el Partido Comunista subi¨® inoderadamente en todas las provincias.

En cuanto al Partido Socialista de Andaluc¨ªa (PSA), la perspectiva del a?o transcurrido desde las elecciones pasadas permite apreciar el fort¨ªsimo impulso recibido por este sector, que cuadruplic¨® su electorado en Huelva, triplic¨® el de Sevilla y dobl¨® los de C¨¢diz y M¨¢laga, sin dejar de subir un poco en el resto de las provincias. Las municipales confirmaron, en t¨¦rminos generales, la existencia de un fuerte voto nacionalista.

Sin embargo, el movimiento ascendente del conjunto de la izquierda y de los nacionalistas no fue suficiente para que la suma de votos llegara al 50% en alguna de las provincias andaluzas; alcanz¨® s¨®lo un tercio en Almer¨ªa y Huelva -como cotas m¨¢s bajas- y estuvo m¨¢s cerca de la mitad en C¨®rdoba, Ja¨¦n y Sevilla. Esto no quiere decir que los ciudadanos vayan a comportarse igual en un refer¨¦ndum auton¨®mico que en unas elecciones pol¨ªticas, pero parece un dato digno de tenerse en cuenta.

Interpretaciones por adelantado

Otra cuesti¨®n es que los partidos se han metido de lleno en la campana para el 28 de febrero, y, sea cual fuere el resultado, es seguro que habr¨¢ lecturas pol¨ªticas variadas, e incluso ya ha habido interpretaciones por adelantado de los posibles resultados. Ello invita a abandonar por un momento el terreno de las comparaciones Y a enmarcar esta consulta en la perspectiva del valor objenvo de los referendos y del campo pol¨ªtico en que se plantea el andaluz.

Y es que nos encontramos ante un refer¨¦ndum ni uy peculiar, que no implica decisi¨®n sobre una norma previamente preparada por el Gobierno o el Parlamento; que no supone un plebiscito sobre sucesos importantes en relaci¨®n con modificaciones del territorio del Estado o de su forma de gobierno, a la manera en que entienden tal tipo de consuftas buena parte de los cient¨ªficos de la pol¨ªtica y del Derecho Constitucional -Biscaretti, Loeweristein, etc¨¦tera-; y que tampoco se trata, en rigor, de un plebiscito concebido a la manera de Duverger, como un refrendo a gobernantes (De Gaulle empleaba as¨ª los referendos franceses, y enl.re nosotros hubo quien lo hizo en ¨¦poca no lejana).

Pero parece claro que, sin ser

ninguna de estas cosas, la comisi¨®n creada es suficiente para que cada cual interprete los resultados del 28 de febrero a su gusto, aunque el car¨¢cter exacto de la consulta sea el pronunciamiento sobre la apertura inmediata de un proceso de.institucionalizaci¨®n de la regi¨®n andaluza, o el aplazamiento del mismo.

En este contexto, los partidos pol¨ªticos han tomado sus posiciones; la campa?a de la derecha y del centro est¨¢ orientada a la abstenci¨®n e, al vote en blanco -con la excepci¨®n del ?sector Clavero?-, mientras la izquierda estatal y el partido espec¨ªficamente nacionalista (PSA) orientan las suyas hacia la aprobaci¨®n del refer¨¦ndum. La repercusi¨®n objetiva afecta a la iniciativa aut¨®ri¨®mica. pero la campa?a de los partidos tiene dimensiones de car¨¢cter mucho m¨¢s general.

Formalmente, la consulta del d¨ªa 28 carece de repercusiones de cara al reparto de poder en el Gobierno y en las Cortes; nadie est¨¢ obligado a cesar o dimitir si triunfa el refer¨¦ndum, ni se altera en lo m¨¢s m¨ªnimo la fuerza parlamentaria de la izquierda o del PSA si fracasa la consulta. Pero la campa?a se ha planteado de modo que Andaluc¨ªa es un motivo para debilitar el capital pol¨ªtico del contrario y dirimir los platos rotos en otros conflictos. El refer¨¦ndum se transforma as¨ª en una prueba defuerza entre el Gobierno y la oposici¨®n, entre el centro-derecha y la izquierda, esta ¨²ltima en convergencia con el sector espec¨ªficamente nacionalista; lo cual puede acentuar los tintes plebiscitarlos de la votaci¨®n del pueblo andaluz el pr¨®ximo d¨ªa 28.

Una suma autom¨¢tica de los votantes de UCD y CD a los abstencionistas de pasadas consultas producir¨ªa el fracaso del refer¨¦ndum y cargar¨ªa la factura de esta operaci¨®n a la cuenta de la izquierda y los nacionalistas, lo cual nos permitir¨ªa asistir, seguramente, a la escena del reparto de culpas entre PSA, PSOE y PCE. Pero hay pron¨®sticos de que eso no ocurrir¨¢, y a la vista de la evoluci¨®n del voto y de la abstenci¨®n en Andaluc¨ªa hay que admitir que no existen progresiones lineales perfectamente claras. Unos y otros se han tomado tan en serio la campana, que dan la impresi¨®n de que la pelota est¨¢, efectivamente, en el alero.