Recital de Cassen: humor para una sala vac¨ªa
En la madrile?a sala de fiestas Xairo-Music-Hall, a cincuenta metros de la Puerta del Sol, el humorista resurrecto Cassen presenta un trepidante recital, cuya s¨ªntesis reza en dos pancartas luminosas. Una: humor verde, marr¨®n, negro, blanco, pol¨ªtico, loco, gr¨¢fico e internacional. Otra: humor espa?ol, telef¨®nico, espont¨¢neo, musical, ingl¨¦s, m¨ªnimo, deportivo y del pueblo. Pero la noche en que yo fui, el pueblo no acudi¨® a la cita. Eramos unas diez personas en la sala. Cassen, muy generosamente, convirti¨® su espect¨¢culo en una delirante sobremesa hogare?a.
Vestido de torero, Cassen dice y redice que ¨¦l es Pepito Dracul¨¢. Habla de un panadero que hace donuts (?U cede o se los carga?). Imagina a Fern¨¢ndez Sordo, a¨²n en el puesto de ministro, dialogando de lleno con Marcelino Oreja.Escucha que un dentista le ordena a su cliente: ?Abra la boca?; y el cliente pregunta: ??Ya se puede?? Canta canciones pachangueras para ilustrar retazos de pol¨ªtica actual; Fraga, sin ir m¨¢s lejos, le da la serenata al presidente: ?Su¨¢rez, que me est¨¢s matando ... ? Rebusca en una funeral maleta. Juega con globos. Sabe que Sof¨ªa Loren le grita a su marido cada noche: ? i Carlo, ponti!? .
Luego despliega imitaciones de cantantes, siendo la m¨¢s cruel aquella que dedica a Luis Aguil¨¦, expulsado de la pensi¨®n de las mil y una estrellas, programa que sali¨® tan mal que, al final, lo reivindicaron los GRAPO. Un mismo poema va siendo triturado por las voces de Alfonso S¨¢nchez, un ni?o del colegio de San lldefonso, Salvador Dal¨ª, un sacamuelas, F¨¦lix Rodr¨ªguez del Chorrito y Cantinflas. Se detiene en una lectura edificante del peri¨®dico, gracias a la cual sabemos que Torrebruno ha sido detenido por introducir El libro rojo del cole en las escuelas. Ante el duro oleaje de las drogas, confiesa que la hero¨ªna nacional ya no es s¨®lo Agustina de Arag¨®n.
A partir de un momento determinado, no hay modo de seguir su ritmo. Cassen dispara con metralleta sus chorradas, sus horrorosos chistes, sus disparates. Y lo admirable es que una materia prima tan debilucha haga re¨ªr de verdad. Porque Cassen resulta ser un admirable profesional.
El sabe, como Ram¨®n, que hay almas rotas y almas nuevas, almas con un lobanillo y almas con espinas, almas que parecen cafeteras rusas y almas que parecen bombillas fundidas, almas que son apenas una lata de pimientos vac¨ªa y almas que parecen un dedal, almas que gritan a todo como un perrito de goma y almas vencidas, almas azules y almas verdes, almas cascabeles y almas pito de verbena, almas ovoides y almas paralelep¨ªpedas, etc¨¦tera.
Ese etc¨¦tera que acabo de poner no significa que ya se hayan agotado todas las clases de almas, sino que deben ir a ver a Cassen para conocer el fondo del almario.
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