La "santiagada"
?( ... ) Ahora se nos amenaza con la "santiagada", del nombre de un general de m¨¦ritos desconocidos para el p¨²blico, a quien la inercia del escalaf¨®n situ¨® en puestos de la mayor responsabilidad en los primeros momentos de la predemocracia.El general perdi¨® el carro de la historia el d¨ªa en que ces¨®, o fue cesado, de sus altos cargos. Pero, pretendido salvador de la patria (?uno m¨¢s!) no est¨¢ dispuesto a cejar tan f¨¢cilmente, y nos recuerda su existencia peri¨®dicamente, desde las p¨¢ginas de un vespertino madrile?o entusiasta del pasado reciente.
Su ¨²ltima "llamada al orden" reproduce los mismos t¨®picos que su discurso de 1975, ante la Internacional conservadora: vana palabrer¨ªa biensonante, absolutamente vac¨ªa de rigor. ( ... )
Al igual que O'Donnell (o incluso Franco en 1936), el general no pretende retrotraer el curso de la historia. No pretende regresar al antiguo r¨¦gimen. No arremete contra ¨¦ste, sino contra el Gobierno. El general habla de libertad y derechos humanos como bienespreciosos... cuando son entendidos en susjustos t¨¦rminos. Algo d¨¦j¨¤ vu en los tiempos de la "democracia org¨¢nica"`.
Habla de libertinaje, de claudicaciones, de explotaci¨®n del obrero sano por politicastros sin escr¨²pulos y "sin corbata". Tomando el r¨¢bano por las hojas, afirma que la potenciaci¨®n del Pa¨ªs Vasco y Catalu?a se har¨¢ a costa de la pauperizaci¨®n del resto del pa¨ªs. ( ... )
Desgraciadamente para su autor, la "santiagada" sigue siendo dificultosa. La paciencia, la dignidad o el orgullo de los espa?oles no pasan por los baremos del estrellado articulista de El A lc¨¢zar. ?
24 de marzo
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