Acusaciones mutuas y posturas intransigentes de direcci¨®n y trabajadores en el conflicto hostelero de Barajas
M¨¢s de un mes permanecen sin servicio hostelero las instalaciones del aeropuerto madrile?o de Barajas, por el que diariamente pasan m¨¢s de treinta mil viajeros que, junto con las casi quince mil personas que all¨ª trabajan, son los primeros afectados por la falta de un servicio en muchas ocasiones imprescindible. El conflicto que se iniciara por, un ligero incidente laboral se ha transformado en una larga huelga tras la que se ocultan otros intereses ajenos al origen de la misma. Mientras tanto, ante la falta de soluci¨®n, la central que desde un principio m¨¢s impuls¨® la huelga, Comisiones Obreras, amenaza con extender el conflicto al sector de hosteler¨ªa de Madrid.
El pasado 22 de febrero, a las cuatro y media de la tarde, los trabajadores hosteleros del aeropuerto de Barajas, cuya concesi¨®n de explotaci¨®n ostenta la sociedad Hotel Alameda, decidieron, en asamblea, dejar de prestar servicios. El detonante de la situaci¨®n de paro hab¨ªa sido el despido de tres trabajadores por negarse a recoger un suministro de bombonas de butano cuyo reparto imped¨ªa una huelga que los trabajadores de Butano, S. A., protagonizaban en aquellas fechas en Madrid. El detonante de la situaci¨®n se hab¨ªa acumulado desde el pasado d¨ªa 1 de enero de 1979, en que Hotel Alameda se hab¨ªa hecho cargo de la explotaci¨®n de los servicios hosteleros. La reivindicaci¨®n de ciertas cantidades de dinero que la concesionaria anterior ofrec¨ªa a su plantilla fuera de n¨®mina fue el primer choque entre la nueva empresa y los trabajadores, la noticia de que se estaba estudiando un expediente de regulaci¨®n de empleo por el que se prescindir¨ªa de medio centenar, aproximadamente, de los 584 trabajadores se convirti¨® en el golpe definitivo.Los trabajadores sostienen que, ante la posibilidad de una regulaci¨®n de empleo, pensaron en convertirse en cooperativa para defender sus puestos de trabajo. La direcci¨®n de la empresa mantiene que la idea cooperativista desencaden¨®, antes de que se planteara el referido expediente, un movimiento tendente a forzar la ruptura del contrato de concesi¨®n que la sociedad tiene firmado hasta el primero de enero de 1983.
Durante todo el a?o 1979 la empresa y los trabajadores mantienen distintas reuniones para solucionar problemas salariales que les enfrentan y propiciar, seg¨²n la direcci¨®n de la sociedad, un desarrollo del trabajo que corte de ra¨ªz los indicios de irresponsabilidad laboral en el ingreso de importes por servicios satisfechos. Para ello, la direcci¨®n de la empresa instala, en mayo, cajas ¨²nicas de recaudaci¨®n, instalaci¨®n que, seg¨²n insiste la parte laboral, se hab¨ªa solicitado en repetidas ocasiones.
El conflicto se inicia el 22 de febrero del presente a?o, cuando la direcci¨®n comercial da la orden al jefe del servicio t¨¦cnico de trasladarse a Butano para recoger bombonas, ya que por aquellas fechas el servicio de reparto se encontraba en huelga. Se produce la negativa de tres trabajadores, ante lo cual la empresa decide su despido y la sanci¨®n de quince d¨ªas de trabajo y sueldo para el responsable del servicio. El comit¨¦ de empresa act¨²a de forma inmediata. Los trabajadores cesan en su trabajo mientras sus representantes negocian con la direcci¨®n la retirada de los despidos. Al no existir acuerdo, la plantilla decide, en asamblea, abandonar el servicio, aun manteniendo la presencia f¨ªsica en el mismo.
El d¨ªa siguiente, domingo, la empresa comunica el despido de todo el comit¨¦ y comienza a remitir cartas de despido hasta un total de 49. La reacci¨®n de la parte social se apuntala en su actitud de paro.
El d¨ªa 25 de febrero, lunes, se produce el cierre patronal. Hasta entonces los trabajadores mantienen en servicio un ret¨¦n que atiende casos urgentes, o los que consideran muy especiales, l¨¦ase una madre con un hijo en per¨ªodo lactante. A partir de este momento, y hasta la fecha, esa urgencia se deja tambi¨¦n de cubrir.
El 28 del mismo mes, jueves, se produce el primer encuentro entre las partes y el delegado de Trabajo, que propone la vuelta al trabajo de todos los empleados a excepci¨®n de los tres primeros despedidos. cuyo caso pasar¨ªa a una valoraci¨®n posterior de la Delegaci¨®n de Trabajo. La direcci¨®n de la empresa responde, al d¨ªa siguiente, con un rotundo no a esta proposici¨®n y, a su vez, anuncia su deseo de negociaci¨®n con los trabajadores si se reincorporan a sus puestos, todos excepto los 49 que han sido despedidos (los casos de los tres primeros despedidos, que hacen un total de 52, pasar¨ªan ala jurisdicci¨®n laboral ordinaria). La parte social, ante esta propuesta se manifiesta a su vez, con un rotundo no. Para los trabajadores, que aceptan las condiciones del delegado de Trabajo, es inadmisible la postura de la empresa,
El s¨¢bado d¨ªa 30 la Direcci¨®n de Trabajo remite una orden a la empresa de reapertura de las instalaciones. Hotel Alameda procede en consecuencia, pero los trabajadores no acuden al trabajo. Cuatro horas despu¨¦s, seg¨²n fuentes de la parte social, la direcci¨®n comunica a su vez a la Delegaci¨®n de Trabajo el nuevo cierre patronal. En este instante se corta todo tipo de conversaci¨®n entre las partes. Los trabajadores acuden al Ministerio de Trabajo y a la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil para buscar soluciones al conflicto; hacen manifestaciones y promueven una concentraci¨®n, ante los ministerios de Transportes y Trabajo. Pero no se vuelve al trabajo.
Acusaciones mutuas
Los trabajadores mantienen que la empresa es rentable y que el beneficio del pasado a?o ascendi¨® a 37 millones de pesetas. Y acusan a la direcci¨®n de la empresa de una deficiente gesti¨®n que desv¨ªa los recursos que facilitan los servicios hosteleros de Barajas hacia otros destinos cuyo capital est¨¢ suscrito por las mismas personas jur¨ªdicas.
Los cap¨ªtulos m¨¢s importantes de la explotaci¨®n hostelera del aeropuerto de Barajas son, seg¨²n fuentes de los trabajadores, los siguientes: facturaci¨®n del a?o 1979, 651 millones de pesetas; gastos de compra, 214; gastos generales, 21,5 millones, y gastos de n¨®mina, 366 millones de pesetas.
En fuentes de la direcci¨®n, los datos facilitados sobre la marcha econ¨®mica de la empresa var¨ªan sustancialmente. La facturaci¨®n ascender¨ªa a 780 millones de pesetas (cifra que, seg¨²n las mismas
Acusaciones mutuas y posturas intransigentes de direcci¨®n y trabajadores en el conflicto hostelero de Barajas
fuentes, era cien millones m¨¢s baja en el pasado mes de febrero); los gastos de n¨®mina importar¨ªan 456 millones ( 156 de los cuales tienen el concepto de antig¨¹edad de la plantilla); la inversi¨®n alcanzar¨ªa los veinte millones, aproximadamente, y las p¨¦rdidas sumar¨ªan 46 millones de pesetas.A estas cifras hay que a?adir los doce millones de pesetas que paga de canon la empresa por la concesi¨®n anual de la explotaci¨®n de los servicios y un d¨¦ficit encubierto de otro mill¨®n en el suministro de men¨²s para el personal de la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil (el contrato estipula un precio de 60 pesetas el cubierto).
La empresa sostiene que en los resultados de su ejercicio han in fluido de forma negativa el comportamiento del tr¨¢fico a¨¦reo, que en sus estimaciones descendi¨® en el aeropuerto de Madrid con respecto al a?o anterior, y los filtros que por razones de seguridad se realizan en las instalaciones y producen una disminuci¨®n del n¨²mero de posibles consumidores en algunos puntos de venta.
Ninguna de las partes tiene, en la actualidad, soluci¨®n al conflicto. La direcci¨®n de la empresa mantiene su postura de negociar con los trabajadores una vez que entren al trabajo, todos menos los 49 despedidos. En el paquete negociador podr¨ªa ir incluido, entre otros puntos, el tema del expediente de regulaci¨®n de empleo y, en primer t¨¦rmino, la readmisi¨®n de despedidos.
Los trabajadores permanecen firmes en su idea de negociar con todos -incluso los despedidos- en sus puestos de trabajo las posibles sanciones que corresponder¨ªan a cada uno.
En el desarrollo del paro, iniciado sin ning¨²n tipo de solicitud oficial de huelga ni preaviso, la direcci¨®n de la empresa tiene en sus manos la posibilidad de despedir a la plantilla de trabajadores sin necesidad de formalizar un expediente previo.
La falta de servicio, por otra parte, comienza a preocupar de forma seria, seg¨²n diversas fuentes, a otros estamentos de la Administraci¨®n del Estado, adem¨¢s de los miles de transe¨²ntes que utilizan el aeropuerto y los trabajadores que tienen sus centros de producci¨®n en aquel emplazamiento.
En la actualidad, y mientras se suceden sin avenencia los actos de conciliaci¨®n en el Ministerio de Trabajo entre despedidos y empresa, el conflicto no parece encontrar soluci¨®n. La empresa est¨¢ dispuesta a aguantar lo que sea necesario, con el objetivo de, una vez normalizada la situaci¨®n laboral, recuperar parte de las p¨¦rdidas registradas hasta ahora.
Los trabajadores, por su parte, reiteran su intenci¨®n de negociar para lograr un acuerdo que les permita reintegrarse a sus puestos. En cualquier caso, la larga duraci¨®n del conflicto, y al margen de sus connotaciones sociales, confiere a esta huelga un car¨¢cter especial, por cuanto est¨¢ poniendo a prueba la capacidad de aguante de un colectivo de casi seiscientas familias que durante un mes no van a tener ingreso econ¨®mico alguno a causa del paro.
En este contexto, Comisiones Obreras, sindicato que aparece m¨¢s vinculado al conflicto desde su origen -medios laborales se?alan que la central comunista pudo tener en un principio intereses en lanzar este conflicto para que sirviera de testigo en la huelga que en aquellas fechas ten¨ªa convocada este sindicato por la negociaci¨®n del convenio del sector-, amenaza con extender ¨¦ste al resto del sector. No obstante, los referidos medios consideran poco probable el ¨¦xito de solidaridad de esta estrategia, sobre todo a la vista de la nula respuesta obtenida por CC.OO en su llamamiento al paro por motivos econ¨®micos, como eran los de la negociaci¨®n del convenio.
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