La fiesta, en globo
Mart¨ªn Berrocal nos hab¨ªa dicho -de esto hace un a?o- que el primer festejo de Las Ventas debe ser siempre una gran corrida y ol¨¦: ?Aunque se pierda dinero, hay que traer para ese d¨ªa lo mejor de lo mejor, con el fin de que el p¨²blico se anime.? Que la mayor parte de los empresarios no saben de este oficio y que ¨¦l (Mart¨ªn Berrocal dixit) va a revolucionar el negocio taurino. Eso: la revoluci¨®n. lleg¨® el d¨ªa inaugural -que fue el domingo- y no anunci¨® una gran corrida, ni grande ni peque?a, sino que anunci¨® una novillada, y adem¨¢s con tres debutantes, m¨¢s o menos desconocidos. Eso s¨ª, tambi¨¦n sac¨® un globo.Lo del globo lo hab¨ªamos o¨ªdo, pero jam¨¢s pudimos imaginar que Berrocal lo llegara a colocar en el albero de Las Ventas. Lo hizo, sin embargo. En vez de un gran cartel, un gran globo. Y el globo ascendi¨® a las alturas de las andanadas, para que los del ocho, tan incr¨¦dulos siempre, lo vieran ante sus propios ap¨¦ndices nasales, y luego descendi¨® por las bravas, tan bravas, que don M¨¢ximo, el cirujano jefe, del coso, ya aprestaba en la enfermer¨ªa su arsenal quir¨²rgico, y manuales para bien comprobar c¨®mo se curan los chichones cuando se producen en un aterrizaje forzoso. No hubo necesidad, afortunadamente: el globo tom¨® albero sin desintegrarse y el sujeto que navegaba en ¨¦l lo mismo. Muy bonito: la fiesta en globo.
Plaza de Las Ventas
Novillos de Bernardino Jim¨¦nez, bien presentados, con casta, manejables. Felipe Gonz¨¢lez: Dos pinchazos bajos y estocada ca¨ªda (silencio). Estocada (silencio). Antonio Amores: Tres pinchazos perdiendo la muleta, rueda de peones, descabello, aviso con m¨¢s de un minuto de retraso y otro descabello (silencio). Estocada tirando la muleta (vuelta). Rom¨¢n Lucero: Estocada corta (silencio). Bajonazo (silencio). En la enfermer¨ªa fue curado de un puntazo de pron¨®stico reservado. Hubo buena entrada.
Fue el fin del espect¨¢culo; el espect¨¢culo de la novillada con tres debutantes que hicieron lo que pudieron frente a las encastadas reses de Bernardino Jim¨¦nez. Por voluntad no qued¨®: la derrocharon los tres. El mexicano Felipe Gonz¨¢lez (un chiste sobre el l¨ªder del PSOE no nos pide el cuerpo hacerlo), incluso con las banderillas, que unas veces colocaba a la remanguill¨¦ y otras citando muy en corto para el quiebro, asom¨¢ndose al balc¨®n y clavando arriba, en la total verticalidad que quiere la suerte.
Si hier¨¢tico, el mexicano no parece ser nadie con el capote y con la muleta bajaba la mano, obligaba, pero no remataba. En su excelente primer novillo sac¨® algunos derechazos y pases de pecho buenos, y en el otro, manejable, se puso pesadito. Una muestra m¨¢s de su voluntad de triunfar, por otra parte.
Rom¨¢n Lucero, a la voluntad sumaba una moral inquebrantable, y ensay¨® numerosos lances y pases de la m¨¢s variada inspiraci¨®n, si bien el toreo fundamental no le sal¨ªa. Codilleaba en la ver¨®nica, y ni templaba ni mandaba con la muleta, lo cual era trist¨ªsimo, y sufri¨® un par de revolcones. A la embestida superior de su primer novillo por el pit¨®n izquierdo respondi¨® con una serie de telonazos todos enganchados, y a la de su segundo, tambi¨¦n por el mismo lado, con l¨¢nguidas cuando no arrogantes miradas al tendido. Malo cuando el toro canela le sirve a un torero no para torear, sino para alardear.
Mejores maneras y gusto demostr¨® Antonio Amores, quien cuaj¨® un par de bonitas medias ver¨®nicas, se colocaba muy bien, citaba al natural cogiendo el estoquillador por el centro, cargaba la suerte... Luc¨ªa corte de torero bueno, de escuela, y lo exhibi¨® en varias series de naturales y redondos, pases de la firma y abaniqueos. No redonde¨® faenas quiz¨¢ porque est¨¢ a¨²n verdecillo; es un novillero, claro.
El que se llev¨® el gato al agua fue Victorino, pues triunf¨® con esta novillada muy bien elegida, fina, lustrosa, limpia de pitones, y adem¨¢s encastada. La casta de los novillos dio amenidad y emoci¨®n al espect¨¢culo. Este es el camino, y no lo del globo, que, adem¨¢s, ya est¨¢ visto. Proponemos para el pr¨®ximo domingo que Canorea y Larroque, provistos de sendos paraguas, hagan funambulismo por un alambre tendido desde la andanada del ocho a, la del tres. Lo har¨¢n muy bien, pues est¨¢n entrenados. Las peripecias del arrendamiento de Las Ventas, este invierno, han sido puro funambulismo.
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