Amplio despliegue informativo en Gran Breta?a

Alfred Hitchcock y la noticia de su muerte compartieron ayer la primera p¨¢gina de todos los peri¨®dicos nacionales brit¨¢nicos con los dos acontecimientos del d¨ªa: la intervenci¨®n de Margaret Thatcher en los Comunes y el nombramiento de Edmund Muskie como secretario de Estado del Gobierno de Estados Unidos.El veterano director se convirti¨®, por medio de un decreto real, en sir Alfred Hitchcock, K. B. E., iniciales que responden al t¨ªtulo de Knight of the British Empire (Caballero del Imperio Brit¨¢nico). Pero, como recuerda un peri¨®dico londinense, el maestro del cine de suspense no pudo asistir a causa de su mala salud a su ceremonia de investidura. Como el propio Hitchcock declar¨®, ?a pesar de mi afici¨®n a las pel¨ªculas de terror, no estoy dispuesto a protagonizar la escena macabra de desmayarme en el palacio de Buckingham?, una alusi¨®n a sus repetidos fallos, card¨ªacos, que le obligaban a llevar un marcapasos.

Toda la prensa brit¨¢nica coincide en calificar a Hitchcock como el mejor director de cine brit¨¢nico de todos los tiempos y ?la mejor contribuci¨®n de este pa¨ªs a la industria cinematogr¨¢fica mundial?. Los peri¨®dicos, que le dedican largas notas necrol¨®gicas, algunas de ellas de m¨¢s de media p¨¢gina, como la aparecida en The Times, recuerdan su juventud en Londres y su iniciaci¨®n en el cine en los desaparecidos estudios de Islington.

Los peri¨®dicos destacan que el primer contacto de Hitchcock con el crimen se produjo cuando contaba trece a?os de edad, cuando Edith Thompson, la hija de su profesor de baile, fue encontrada culpable del asesinato de su marido.

Como recuerda la cr¨ªtica de cine del Mail , Margaret Hinxman, Hitchcock fue ?el ¨²nico director del mundo que era m¨¢s importante que los actores de sus pel¨ªculas. Los actores y actrices que trabajaron para ¨¦l aceptaban como un hecho consumado que una pel¨ªcula de Hitchcock era justamente eso y nada m¨¢s, ?una pel¨ªcula de Hitchcock?.

El realizador desaparecido comenz¨® a dirigir pel¨ªculas en 1922 y aport¨® al cine mudo ingl¨¦s un total de diez filmes, hasta 1928. Con la llegada del sonoro, inicia en 1929 una nueva etapa, con obras ya maestras, como El hombre que sab¨ªa demasiado y 39 escalones.