Ladr¨®n de prensa
Hace d¨ªas tom¨¦ la decisi¨®n de suscribirme a EL PA?S, viendo que sal¨ªa m¨¢s econ¨®mico, c¨®modo y ¨¢gil que comprarlo en el quiosco, cosa que ven¨ªa haciendo a diario.Pues bien, alg¨²n avispado que, desgraciadamente para ¨¦l, marcha a trabajar bastante m¨¢s temprano que yo (a lo mejor todo tiene su sentido), descubri¨® esto y todas las ma?anas, hasta que coordin¨¦ un nuevo sistema con la empresa repartidora, se llevaba el peri¨®dico que, solitaria e inocentemente, esperaba ser recogido por m¨ª una hora despu¨¦s.En muchos pa¨ªses de la Europa donde vamos a integrarnos (?no lo estamos a¨²n?) es norma antigua y com¨²n que un gran n¨²mero de ciudadanos reciban en su domicilio cada ma?ana el peri¨®dico que nutrir¨¢ frugalmente su esp¨ªritu al comenzar el d¨ªa. Es como un precalentamiento l¨®gico, una lubricaci¨®n de engranajes para iniciar el movimiento.
Personalmente, sin duda, prefiero el car¨¢cter y las costumbres de nuestro pa¨ªs, lo cual no implica que, analizando los modos de otros, podamos sacar conclusiones v¨¢lidas que nos permitan perfeccionar el nuestro para conseguir, quiz¨¢, ese c¨®ctel m¨¢gico entre la fr¨ªa productividad alemana, por ejemplo, y nuestra filosof¨ªa vitalista. Nosotros comenzamos el d¨ªa con un cigarrillo, un caf¨¦ solo, una copa y sin ganas ni peri¨®dico (excluy¨¢monos los que s¨®lo parcialmente nos ajustamos a esta generalizaci¨®n). Un servidor, por ejemplo, inicia el d¨ªa con el cigarrillo, el caf¨¦, a veces la copa, con todos las ganas que se puede y, por supuesto, con peri¨®dico. Pero que haya sujetos que impidan que uno pueda recibir el diario en su casa, por encontr¨¢rselo ellos antes que el due?o, es realmente indignante. Actitudes individuales como ¨¦sta definen, por peque?as, a quien las comete, como posible causante tambi¨¦n de otras mayores de insociabilidad que impiden que desde comunidades vecinales hasta pa¨ªses enteros se vean frenados en su desarrollo hacia normas y h¨¢bitos cada vez m¨¢s c¨ªvicos y racionales. Es un peque?o-gran defecto.
En fin, el peri¨®dico, a partir de ahora permanecer¨¢ escondido hasta que yo llegue a recogerlo para leerlo antes que se lo encuentre alg¨²n est¨²pido afortunado. La pena es que no se sepa qui¨¦n es, para poder regal¨¢rselo despu¨¦s de haberlo le¨ªdo, a ver si as¨ª tomara conciencia de la crisis de la prensa y decidiera, alg¨²n d¨ªa, contribuir a superarla suscribi¨¦ndose a cualquier diario. Pero antes, ?intuir¨¢ la necesidad y la importancia del periodIsmo escrito? Lo dudo./
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.