Las secuelas del paro: beneficios y coste de un programa nacional de Food-Stamps / y 2
Para paliar las secuelas del paro en nuestro pa¨ªs podr¨ªa ponerse en marcha un programa de food-stamps (bonos, cartillas, cupones para bienes de primera necesidad) cuya incidencia sobre la inflaci¨®n ser¨ªa muy escasa o nula.?A cu¨¢ntos y a cu¨¢nto ascender¨ªa hoy un programa nacional de food-stamps? Si suponemos, de acuerdo con las ¨²ltimas estad¨ªsticas oficiales a mano, que el n¨²mero de personas en Espa?a en edad de trabajar no cubiertas por el seguro de desempleo se eleva aproximadamente a 500.000, ser¨¢ preferentemente este colectivo al que prioritariamente se deba proteger mediante el programa de bonos-alimentos. De las 500.000 personas en paro y sin seguro de desempleo, no debemos olvidar que muchas de ellas se encuentran insertas dentro de una estructura familiar que s¨ª tiene ingresos monetarios; es m¨¢s, es muy posible que se d¨¦ la paradoja de que en situaciones de crisis agudas como la presente, una mayor aversi¨®n al riesgo por parte del individuo le retenga en la estructura familiar e incluso, caso de tener trabajo, posibilite el que la familia posea mayores ingresos, aunque ¨¦stos se den en ¨¦pocas de mayores desempleos; otros, en fin, tienen acceso a trabajos temporales y/o pueden obtener beneficio de las acciones de empleo comunitario que se llevan a cabo en el campo.
Est¨¢ claro que s¨®lo podr¨ªamos obtener una cifra aproximada a la realidad mediante un escrutinio entre el colectivo social m¨¢s desamparado; para nuestro prop¨®sito avanzaremos una estimaci¨®n entre ochenta y 100.000 personas, es decir, una de cada cinco-seis de las 500.000 que en la Espa?a de hoy se encuentran m¨¢s desprotegidas por la sociedad.
?Cu¨¢nto percibir¨¢ cada uno? Dado su ¨¢mbito restringido exclusivamente a los bienes alimenticios primarios (leche, pan, jud¨ªas, pescado, harina, aceite, etc¨¦tera), los bonos-alimentaci¨®n no pueden equipararse, en cuanto a su cuant¨ªa por individuo, a los niveles que alcanza el existente salario m¨ªnimo interprofesional (20.600 pesetas al mes en la actualidad). Este debe cubrir todas las necesidades (?a nivel de subsistencia?) del trabajador y de todos aquellos que est¨¦n bajo su tutela; aqu¨¦l, por el contrario, pretende estrictamente compensar socialmente al individuo con aquellos bienes indispensables para su manutenci¨®n f¨ªsica (renovaci¨®n de su energ¨ªa). Sin embargo, y a pesar de las diferencias existentes entre uno y otro, el salario m¨ªnimo s¨ª nos puede servir como referencia metodol¨®gica para intentar cuantificar el valor del bono-alimentaci¨®n a otorgar a cada individuo; claro que para ello tendremos que ?depurar? su componente alimenticio. ?C¨®mo hacerlo?
Podemos fijarnos en el peso relativo que tiene el cap¨ªtulo de alimentaci¨®n, bebidas y tabaco en los ¨ªndices de precios al consumo elaborados por el INE. Dicho cap¨ªtulo alcanza en la actualidad un 40,52% del ¨ªndice del conjunto nacional. Si dicho 40% lo aplicamos al salario m¨ªnimo obtendremos el componente monetario dedicado exclusivamente a alimentaci¨®n. Un paso m¨¢s y nuevamente ?depuramos? este 40% de valor dado a la cesta de la compra, en funci¨®n de que, evidentemente: 1. No todo es alimentaci¨®n; tambi¨¦n se incluyen bebidas y tabaco, y 2. Algunos de estos productos est¨¢n ?diferenciados? (con o sin diferencias de calidad), con lo que podemos reducir en un 10% m¨¢s el peso espec¨ªfico del cap¨ªtulo alimentaci¨®n del IPC. El resultado final alcanzar¨¢ a un 30% del salario m¨ªnimo, cuant¨ªa individual necesaria por individuo para su mantenimiento f¨ªsico.
Ahora ya el c¨¢lculo es sencillo. Las 80.000- 100.000 personas con derecho potencial deber¨¢n obtener en bienes (bonos-alimentaci¨®n) un montante que en valor equivalente al 30% de las 20.600 pesetas en que se sit¨²a hoy el salario m¨ªnimo interprofesional, es decir, aproximadamente, 6.000 pesetas por persona y mes.
Seg¨²n las cifras expuestas, la estimaci¨®n del coste de un programa de bonos-alimentos gratuitos extensivo a 80.000 personas se elevar¨ªa a 480 millones de pesetas mensuales, que ser¨ªan 5.760 millones de pesetas por a?o y a 7.200 millones de pesetas de elegir la hip¨®tesis de 100.000 personas.
La cuant¨ªa, no importante para un nivel de riqueza y de PNB como el espa?ol, pero s¨ª significativa, quiz¨¢ aconsejar¨ªa elegir el camino de transacciones en especie; sobre todo teniendo en cuenta el alto volumen alcanzado en Espa?a de los mecanismos de apoyo y/o regulaci¨®n de stocks. Pi¨¦nsese que, seg¨²n la memoria del a?o 1978 del FORPPA, s¨®lo en p¨¦rdidas t¨¦cnicas (mermas, transporte, almacenamiento, etc¨¦tera) ese organismo perdi¨® 2.268 millones de pesetas, es decir, casi el 50% de la ayuda que proponemos para el programa.
Un programa de bonos-alimentos quiz¨¢ deba mantenerse estructuralmente, pero sin lugar a dudas debe darse en ¨¦pocas de crisis, donde un deficiente sistema de seguridad social corre el riesgo de que la lucha por la subsistencia, de tan larga tradici¨®n en la civilizaci¨®n occidental, nos retrotraiga al pasado. Un pasado como el espa?ol donde el hambre se encuentra, a la vez, tan lejos y tan cerca.
La primera parte de este trabajo se public¨® en la edici¨®n de EL PA?S del pasado d¨ªa 14.
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