La congelaci¨®n del plan de inversiones de Telef¨®nica estrangula al sector
El 11 de diciembre pasado, Salvador S¨¢nchez Ter¨¢n, ministro de Transportes y Comunicaciones entonces, se compro meti¨® en el Congreso -respondiendo a una moci¨®n socialista presentada por Luis Solana- a que el Gobierno, en el plazo de un mes, har¨ªa p¨²blico el Plan Cuatrienal de Inversiones de Telef¨®nica, y en el plazo de un a?o, publicar¨ªa un libro blanco sobre el futuro de la industria electr¨®nica y de telecomunicaci¨®n en Espa?a. Hoy, cinco meses despu¨¦s, el propio S¨¢nchez Ter¨¢n, titular ahora del Ministerio de Trabajo, empieza a sufrir las consecuencias del incumplimiento de su compromiso: Marconi, adelantada de Standard, ha sido la primera firma del sector en presentar regulaci¨®n de empleo (1.300 trabajadores de la divisi¨®n de material telef¨®nico).
Incomprensiblemente, no ha habido explicaci¨®n oficial alguna, el llamado plan cuatrienal de inversiones de telef¨®nica est¨¢ congelado, y las empresas del sector, que da empleo a m¨¢s de 150.000 trabajadores, est¨¢n atravesando graves dificultades (la repercusi¨®n en Standard El¨¦ctrica equivale a haber tenido las f¨¢bricas cerradas de dos a tres meses, o a una venta no realizada de 4.000 millones de pesetas), debido a que el 70% de la facturaci¨®n de estas firmas depende de la Compa?¨ªa Telef¨®nica.
Con Franco, las "matildes" funcionaban mejor
En sus distintas alternativas, tras un primer plan ?c? de m¨ªnimos, Telef¨®nica elabor¨® dos planes ?a? y ?o? (plan ¨®ptimo), listos en el ¨²ltimo trimestre de 1979, que supon¨ªan una inversi¨®n de m¨¢s de 430.000 millones de pesetas para mejora y ampliaci¨®n de servicios en los pr¨®ximos cuatro a?os. Este es el famoso plan cuatrienal, en el que no se incluyen los 7.000 millones de pesetas estimados para mejorar la infraestructura con objeto de atender las necesidades derivadas de la celebraci¨®n en Espa?a del Mundial de F¨²tbol en 1982, que deb¨ªa haberse hecho p¨²blico antes del 11 de enero.Las caracter¨ªsticas de la producci¨®n de este sector exigen un per¨ªodo de seis meses a un a?o de preparaci¨®n y programaci¨®n de lo que se va a fabricar. De ah¨ª que la no publicaci¨®n del programa de inversiones de Telef¨®nica haya sumido a las empresas del sector en estado de incertidumbre y progresivo deterioro. En algunos casos, como es el de Standard, han redactado sus presupuestos y planes de fabricaci¨®n para 1980, apostando por la aprobaci¨®n del plan ¨®ptimo -que muy bien ahora, por dificultades de financiaci¨®n, podr¨ªa ser desechado-, lo que, en estos momentos, les ha hecho acumular unos stocks cifrados entre 2.000 y 2.500 millones de pesetas, que les suponen -seg¨²n fuentes de la empresa- casi quinientos millones de pesetas de financiaci¨®n.
El mayor problema para llevar adelante el plan cuatrienal de inversiones se centra en su financiaci¨®n. La capacidad de autofinanciaci¨®n de Telef¨®nica es muy baja en comparaci¨®n con lo que sucede en otros pa¨ªses, donde en algunos casos llegan a autofinanciarse al ciento por ciento, y las tarifas en nuestro pa¨ªs -especialmente la cuota de abono- son extremadamente baratas. Durante el frariquismo, las famosas ?matildes? (acciones de Telef¨®nica) y el ordeno y mando a que estaban sometidas las cajas de ahorro resolv¨ªan en parte el problema; pero hoy las ?matildes? est¨¢n por los suelos y las cajas de ahorro no tragan como anta?o.
El origen de los fondos para la puesta en pr¨¢ctica del plan cuatrienal se atribu¨ªa a ampliaciones de capital (unos 9.000 millones en 1980) que dif¨ªcilmente van a llevarse ya a cabo; una emisi¨®n de obligaciones por 18.000 millones; unos denominados ?bonos de usuario?, que ni se han creado ni parece que lleguen a crearse; unos pr¨¦stamos del extranjero de alrededor de 20.000 millones de pesetas; cr¨¦ditos de bienes de equipo en torno a los 15.000 millones de pesetas; y, finalmente, una ut¨®pica autofinanciaci¨®n de 70.000 millones de pesetas, para lo que las tarifas telef¨®nicas deber¨ªan haber subido desde el d¨ªa 1 de enero pasado alrededor de un 25%.
De llevarse el plan cuatrienal de inversiones a la pr¨¢ctica ahora, habr¨ªa que revisar todo el estudio sobre captaci¨®n de fondos y, en cualquier caso, proceder a una dr¨¢stica subida de tarifas.
Por otra parte, la situaci¨®n para la propia Telef¨®nica, al margen ya de las dificultades transferidas a la industria proveedora, es insostenible a medio plazo, ya que en los ¨²ltimos meses ha venido financiando con capital a corto plazo inversiones a largo plazo, y eso ninguna empresa -ni aun contando con las peculiaridades de Telef¨®nica- puede resistirlo. Unicamente el cuantioso patrimonio de Telef¨®nica ha venido permitiendo este tipo de operaciones.
Empresarios, trabajadores, sindicatos y partidos de la oposici¨®n, culpan a la inhibici¨®n del Gobierno, pese a formar parte del Consejo de Administraci¨®n de Telef¨®nica, de la situaci¨®n de este monopolio y de la de las empresas del sector. La impopularidad que tiene cualquier subida de las tarifas telef¨®nicas en nuestro pa¨ªs, lo que, por otra parte, es explicable despu¨¦s de torpezas como la del denominado ?paso doble? o el galimat¨ªas que siguen siendo los recibos, podr¨ªa haber movido al Gobierno, cuya imagen p¨²blica se deterior¨® fuertemente en el primer trimestre, a retrasar el alza del incremento de tarifas.
El temor a las campa?as promovidas por el controvertido Garc¨ªa de Pablos y la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU) parece haber cohibido al Gobierno, seg¨²n fuentes de la oposici¨®n El enfrentamiento entre consumidores y trabajadores, seg¨²n el diputado socialista Luis Solana, se ha dado en todos los pa¨ªses desarrollados y aqu¨ª no hay raz¨®n para retrasarlo. El dilema es simple: ?A menores tarifas, mayor paro?, y esto tiene que saberlo el pa¨ªs. No hay otra salida que la autofinanciaci¨®n, y, mientras m¨¢s se retrase la puesta en pr¨¢ctica de soluciones en ese sentido, el servicio telef¨®nico se deteriorar¨¢, las empresas se ver¨¢n abocadas a reducciones de actividad o personal y el futuro de este sector, considerado ?punta?, puede perderse en nuestro pa¨ªs.
La inminente subida de tarifas telef¨®nicas, anunciada por el nuevo ministro de Transportes, Jos¨¦ Luis Alvarez, deber¨ªa moverse en esta direcci¨®n y acercar las tarifas pol¨ªticas a tarifas reales. No hay raz¨®n para que as¨ª no sea, ya que la incidencia de un incremento de tarifas del 22% repercutir¨ªa en el coste de la vida en un 0,08 %; es decir, la repercusi¨®n (un cuatro por mil) es pr¨¢cticamente nula. Otra cosa es que se estudien f¨®rmulas para repercutir el incremento en menor medida sobre el paso de contador y en mayor medida sobre la cuota de abonado (hay muchos tel¨¦fonos que casi no se utilizan y que son claramente irrentables).
Uno de los objetivos del plan cuatrienal era el de atender la demanda de nuevas l¨ªneas (se estima que existen 700.000 peticiones pendientes de atenci¨®n), reduciendo el tiempo de espera, que actualmente -y como t¨¦rmino medio- es de diecis¨¦is meses. Con el mencionado plan, a finales de 1983, habr¨ªa unas 600.000 demandas de nuevas l¨ªneas pendientes de atenci¨®n.
Hay, pues, una necesidad de inversi¨®n en los servicios telef¨®nicos que justifica una planificaci¨®n a largo plazo desde presupuestos reales. Las tarifas espa?olas actuales se encuentran entre las m¨¢s baratas del mundo. As¨ª, seg¨²n un estudio elaborado por la Compa?¨ªa Telef¨®nica sobre las tarifas de veintinueve pa¨ªses, tan s¨®lo Per¨² posee tarifas inferiores a las espa?olas en relaci¨®n con el precio de la llamada, y Turqu¨ªa en relaci¨®n con la cuota de abono. Por ello, los propios sindicatos -UGT, en concreto- se han mostrado disipuestos a negociar, incluso con la OCU, el tema de las tarifas, ya que son conscientes que de la implantaci¨®n de unas tarifas reales depende el futuro inmediato del sector (150.000 puestos de trabLj0) y la posibilidad de un desarrollo del mismo con generaci¨®n de nuevos empleos.
Los empresarios, seg¨²n manifest¨® a EL PA?S Antonio Linares, director general de comutaci¨®n de Standard, se muestran partidarios de la implatanci¨®n de unos criterios concretos para la revisi¨®n de tarifas telef¨®nicas, lo que evitar¨ªa en buena parte las actuales incertidumbres de la Compa?¨ªa Telef¨®nica y del propio sector.
El plan cuatrienal, seg¨²n manifest¨® S¨¢nchez Ter¨¢n en el Congreso en noviembre, permitir¨ªa que el nivel de ocupaci¨®n y empleo de la Compa?¨ªa Telef¨®nica pasar¨¢ ?desde los 57.609 trabajadores actuales a 64.838 en 1983, y que las empresas suministradoras de bienes de equipo y de servicio pudiesen mantener una actividad variable, seg¨²n sea el tipo de empresa, en tomo a un 80% de media, lo cual es un nivel de actividad razonable en un momento de crisis econ¨®mica nacional y mundial, con lo cual no ser¨ªan precisos planes de reestructuraci¨®n con reducci¨®n de puestos de trabajo y, en determinados sectores o subsectores, podr¨ªan aumentar incluso los niveles de empleo y de ocupaci¨®n?.
Horizonte de dependencia y colonizaci¨®n
El sector de las telcomunicaciones aparece en todos los pa¨ªses desarrollados como uno de los sectores punta con mejor futuro para la salida de la crisis. De ah¨ª el esfuerzo de inversi¨®n y desarrollo del mismo en los distintos pa¨ªses (es notorio el caso franc¨¦s) en los ¨²ltimos a?os. En Espa?a, sin embargo, con una buena base tecnol¨®gica de partida (la producci¨®n nacional en la tecnolog¨ªa de telecomunicaciones representa un 85% en el producto total bruto de la producci¨®n de la industria del sector) no se ha hecho p¨²blica todav¨ªa ninguna planificaci¨®n seria a medio y largo plazo.Contrasta esta falta de atenci¨®n a los sectores de la econom¨ªa con futuro, cuando la Administraci¨®n, l¨®gicamente preocupada con los sectores en crisis, est¨¢ echando, en algunos casos, dinero bueno sobre dinero malo. M¨¢xime cuando en este caso se trata de planificar y no de subvencionar. La prepotencia como cliente de la Compa?¨ªa Telef¨®nica, que absorbe el 70% de la producci¨®n del sector, y la demanda que podr¨ªan generar los programas de modernizaci¨®n del material de defensa podr¨ªan reactivar el sector, generar puestos de trabajo y lograr que Espa?a no perdiera el tren de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, que en el campo de la comunicaci¨®n se est¨¢ produciendo en estos momentos.
Algunos medios han acusado ya a la ITT de privar a Espa?a de la fabricaci¨®n de nuevos productos, y, por tanto, de su tecnolog¨ªa. Antonio Linares, sin embargo, resalta la labor del centro de investigaci¨®n y desarrollo que tiene Standard en Barajas del modelo rural del sistema 12-40, una central ultramoderna. Reconoce, no obstante, que es necesario planificar el desarrollo del sector si no queremos vernos abocados a pasar de ser exportadores a ser importadores, de detentadores de tecnolog¨ªa a colonizado s y dependientes. Excepto en el terreno de al alta-alta tecnolog¨ªa, microprocesadores, por ejemplo, la mayor parte de los nuevos desarrollos de la telecomunicaci¨®n pueden realizarse en Espa?a, aunque sea a trav¨¦s de las multinacionales.
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