Un mercado paralelo y clandestino de cine pornogr¨¢fico
El mercado del filme pornogr¨¢fico sigue todav¨ªa vivo en Cannes, paralelo a la celebraci¨®n del Festival. Hace cinco a?os, estaba de moda durante el festival ir, hacia las dos de la madrugada, a las salas oscuras donde se proyectaban los ¨²ltimos filines porno. Y aun que esa ?edad de oro? ya est¨¢ superada y el tema es objeto de una legislaci¨®n cada vez m¨¢s dra coniana, la costumbre subsiste. Productores, directores y distribuidores de estas pel¨ªculas se han organizado en una semiclandestinidad. Aunque las salas de proyecci¨®n les est¨¢n vedadas, no es dif¨ªcil grabar un filme de 35 mil¨ªmetros en un videocasette. As¨ª, sobre una pantalla cat¨®dica, en min¨²sculos stands, y detr¨¢s del palacio del festival, se proyectan estos productos a los posibles compradores. Algunos producto res han llegado a instalar el mag netosc¨®pio y la televisi¨®n receptora en sus mismas habitaciones del hotel. Se trata de proyeccio nes ultraprivadas, reservadas a profesionales.As¨ª se est¨¢n proyectando unos 200 filmes de esta clase, por lo general mediometrajes. La producci¨®n m¨¢s importante, casi la mitad, es de procedencia norteamericana. Despu¨¦s vienen Francia, Grecia, Alemania Federal, e Italia. En sil inmensa mayor¨ªa, se trata de pel¨ªculas de mala calidad, tanto en el plano est¨¦tico como en el de la producci¨®n, con guiones inexistentes. Su coste, rid¨ªculamente bajo, oscila sobre las 240.000 pesetas.
Seg¨²n Jean Luret, productor y director franc¨¦s de pel¨ªculas ?S?, la producci¨®n de pel¨ªculas porno en Francia est¨¢ condenada a una muerte segura. En el futuro, s¨®lo existir¨¢ en el mercado para videocasettes.
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