El dedo en la llaga

(...) El se?or Gonz¨¢lez no defraud¨®. A su reconocida elocuencia parlamentaria se a?adi¨® una cr¨ªtica severa y, en bastantes casos, pertinente, r¨ªo exenta de aliento dram¨¢tico, que coron¨® con una teatral -en el m¨¢s noble sentido de la palabra- presentaci¨®n de la moci¨®n de censura. Moci¨®n que nadie cree que vaya a pr¨®sperar. Ni el propio Felipe Gonz¨¢lez, que ya indicaba que usaba este arma leg¨ªtima ?como fuerza moral?. (...)Lo que no hay duda es que el debate gan¨® altura y profundidad con la intervenci¨®n del secretario del partido socialista. As¨ª lo reconoci¨® con elegancia el se?or Su¨¢rez, ya que no supo hacerlo el se?or Abril Martorell. (...)

Y, sin embargo, la situaci¨®n socioecon¨®mica, con la dram¨¢tica realidad de un paro que no se reduce, sino que crece a un ritmo acelerado desconocido en el resto de Europa, est¨¢ en el primer plano de las preocupaciones. Como lo siguen estando las cuestiones de autoridad, no s¨®lo en el terreno del orden p¨²blico, sino tambi¨¦n en los de control de gesti¨®n. (...)

De ah¨ª que, efectivamente, el estado de ¨¢nimo de la opini¨®n p¨²blica no precisa que los discursos del Parlamento se hagan en tonos electoralistas para escucharlos con inquietud e inevitable apasionamiento. No hay ?lenguaje de televisi¨®n? que pueda camuflar las verdades que viven los hogares espa?oles cotidianamente, quelquieren saber con claridad el buen uso de su peculio por quienes tienen por mandato administrarlo. (...)

22 de mayo