EE UU y Gran Breta?a prefirieron en 1945 la evoluci¨®n del r¨¦gimen que forzar su ca¨ªda
?Estimamos?, continuaba el informe del agregado brit¨¢nico, ?que hay cerca de 20.000 alemanes, en Espa?a, y muchos est¨¢n todav¨ªa libres y en actividad. La mayor¨ªa tienen dinero y propiedades. Han sido ayudados y cubiertos por la Falange y, en alguna medida, por el Alto Estado Mayor, que todav¨ªa mantiene sentimientos pro alemanes y est¨¢ en estrecho contacto con los alemanes en este pa¨ªs. Los alemanes han estado prepar¨¢ndose desde hace bastante tiempo para el d¨ªa de nuestra victoria. Los miembros de la Gestapo recibieron pasaportes especiales de la polic¨ªa espa?ola, que son v¨¢lidos hasta el 31 de marzo de 1946, al mismo tiempo que parece que el director general de Seguridad les inform¨® que, en caso de que fuesen detenidos o enviados fuera del pa¨ªs, les avisarla con bastante antelaci¨®n. Se han entregado fondos monetarios provenientes del partido nazi alem¨¢n o Auxilio Social, de este modo los alemanes pueden contar con la amistad no s¨®lo del partido falangista, sino de la mayor¨ªa de los miembros del Gobierno actual, ex miembros de la Divisi¨®n Azul y un n¨²mero considerable de espa?oles que son pro alemanes. En estas circunstancias es extremadamente dif¨ªcil hacer algo que afecte a los alemanes o sus intereses, y estoy de acuerdo con nuestro encargado de negocios: que la figura siniestra de la Falange no se basa tanto en sus ideas de corte nacionalsocialista cuanto en los asuntos para los que han sido utilizados bajo control alem¨¢n, como la Gestapo, servicios s¨¦cretos, etc¨¦tera. Mientras el r¨¦gimen presente contin¨²e con sus elementos german¨®filos -no s¨®lo la Falange, sino el Alto Estado Mayor-, existe el peligro de que los alemanes contin¨²en sus actividades en Espa?a.. Por esta raz¨®n, posiblemente es de mayor importancia inmediata para nosotros erradicar los alemanes de Espa?a que obtener la disoluci¨®n de la Falange? (9).La pregunta que inmediatamente puede surgir, tespu¨¦s de esta suavizada exposici¨®n, es ?por qu¨¦ Inglaterra, de modo especial, y Estados Unidos consideraron menos peligrosa esta situaci¨®n?
Ya indicamos anteriormente las apreciaciones brit¨¢nicas. Dado que primaban los intereses estrat¨¦gicosy econ¨®micos, hubiese sido necesario una oposici¨®n pol¨ªtica al r¨¦gimen de Franco m¨¢s unida y coherente, teniendo adem¨¢s en cuenta la fuerte ofensiva policial y parapolicial que estaba teniendo lugar. A esto se respondi¨® desde alg¨²n sector, en los primeros meses de 1945, con la colocaci¨®n de algunos artefactos y el asesinato de varios falangistas, sobre lo que se mont¨® una gran operaci¨®n propagand¨ªstica y de represi¨®n. Muchos falangistas que hab¨ªan ocultado sus camisas las desempolvaron y mucha gente vio reforzada su creencia de que la Falange era menos peligrosa que el comunismo, al ser comunistas los asesinos de los falangistas madrile?os, revivi¨¦ndose la posibilidad de los horrores de otra guerra civil, que para la propaganda oficial hab¨ªa sido una lucha contra el comunismo. Luego vendr¨ªa el manifiesto de don Juan, que tuvo poca resonancia e -influencia en los grupos mon¨¢rquicos, quienes, en gran n¨²mero, lo juzgaron como hecho a destiempo.
En el mes de julio de 1945 la evaluaci¨®n de la situaci¨®n por el Foreign Office no hab¨ªa cambiado. Los mon¨¢rquicos segu¨ªan tan ineficaces como siempre, los generales hablaban mucho y hac¨ªan poco y el general Franco, que hab¨ªa colocado a sus fieles en los puestos clave, era m¨¢s fuerte que nunca.
Por su parte, la Embajada norteamericana, que cultiv¨® m¨¢s estrechamente a los elementos republicanos, hac¨ªa en el mes de octubre un informe-resumen de los informes pol¨ªticos de los consulados de Barcelona, Bilbao, M¨¢laga, San Sebasti¨¢n, Sevilla, Valencia y Vigo. Consideraba que los grupos republicanos y socialistas se hab¨ªan ido fortaleciendo, mientras se hab¨ªan ido volviendo m¨¢s confusos y d¨ªvididos los mon¨¢rquicos. La represi¨®n continuaba y no exist¨ªan indicios de acuerdo entre mon¨¢rquicos y republicanos, ni exist¨ªan l¨ªderes, apoyos econ¨®micos serios, programas definidos, ni organizaciones capaces de amenazar el r¨¦gimen o asumir responsabilidades de gobierno. La oposici¨®n hab¨ªa esperado que Londres y Washington les echase una mano, obviando en su opini¨®n la necesidad de trabajar duramente en sus proias organizaciones pol¨ªticas. La rep¨²blica restablecida en el exilio no se consideraba representativa por los republicanos del interior. El informe finalizaba asegurando que ?¨²nicamente en los meses m¨¢s recientes, el r¨¦gimen hab¨ªa admitido que deb¨ªa evolucionar y reformarse; adem¨¢s, ahora, por primera vez, se pone en cuesti¨®n si Franco es m¨¢s un activo politico que un pasivo, siendo abiertamente discutida la cuesti¨®n entre sus fervientes seguidores. Obviamente, la levadura est¨¢ actuando en la masa, pero no existe una inmediata, simple y satisfactoria soluci¨®n del problema pol¨ªtico interno espa?ol? (10).
En esta situaci¨®n, habi¨¦ndose producido la entrada en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alberto Mart¨ªn-Artajo, presidente de la Junta de Acci¨®n Cat¨®lica, la m¨¢s importante maquinaria no falangista, intentando llevar a cabo una reforma del r¨¦gimen desde dentro, que a los pocos meses se consider¨® por no pocos dirigentes de Acci¨®n Cat¨®lica como un grave error, al haber servido ¨²nicamente de nueva pantalla exterior para el r¨¦gimen, con una poco cauta identificaci¨®n de la mayor¨ªa del clero cat¨®lico, salvo excepciones, con el r¨¦gimen de Franco, en especial el bajo clero, que aceptaba sin m¨¢s aditamentos la l¨ªnea anticomunista de la Falange; con la eficacia del aparato falangista y policial; con la inef¨¦ctividad de las juntas militares; con el apoyo de los mon¨¢rquicos colaboracionistas y con una postura brit¨¢nica y norteamericana favorecedora de la evoluci¨®n y no del ahogo del r¨¦gimen, el fin de la segunda guerra mundial supuso para el general Franco una pasajera pesadilla.
9 F. O. 371, 496 10/Z593, y todos los documentos de los legajos F. O. 371, 49548,49549,49550; N. A., A.B.C. 393, 4 Germany (11- 1- 1944), A.B.C. T¨¢nger (13-2-1945).
10. F.O.371,49587,49612/Z8559; N. A. 13.S.D.F. 852.00110845.
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