Uruguay, una dictadura militar cronometrada

Los reg¨ªmenes militares latinoamericanos y, concretamente, las dictaduras del Cono Sur, entraron en este a?o de 1980 espoleados por dos exigencias. La primera, dotarse de una siquiera m¨ªnima apariencia democr¨¢tica y civil que hiciera presentables estos reg¨ªmenes, donde la gesti¨®n pol¨ªtica militar ha sido casi siempre penosa, y la violaci¨®n de los derechos humanos, rotunda. La segunda, consolidar a base de orfebrer¨ªa constitucional y ficciones pol¨ªticas la instalaci¨®n de las fuerzas armadas en el poder.Como los de Chile y Argentina, este es el caso de Uruguay, cuya dictadura cumple hoy siete a?os. La institucionalizaci¨®n del poder militar, su ropaje civil, se llama en. la Rep¨²blica Oriental de Uruguay cronograma. Consiste en un plebiscito que el pr¨®ximo mes de noviembre habr¨¢ de sancionar una Constituci¨®n gestada por las fuerzas armadas, a la que en noviembre de 1981 seguir¨¢n elecciones generales.

El texto a refrendar incluye el consabido y omn¨ªmodo Consejo de Seguridad Nacional, aparejado a la caricatura de poder ejecutivo civil previsto en la futura Const¨ªtuci¨®n. De los partidos pol¨ªticos, s¨®lo los dos de siempre: el Partido Blanco, o Nacional, y el Colorado, hoy ampliamente escindidos y con poderosas fracciones enfrentadas al poder militar, que vet¨® sus actividades desde 1973. Tal vez, seg¨²n afirmaba un alto mando militar recientemente, se convierta el d¨²o en tr¨ªo con la incorporaci¨®n de los denominados civicos.

De la oposici¨®n democr¨¢tica uruguaya no se dice nada, y con toda certeza va a verse excluida de la elecci¨®n presidencial, una corriente pol¨ªtica extinguida, hoy inexistente. El candidato bien visto de antemano por las fuerzas armadas podr¨ªa ser Jorge Pacheco Areco, presidente de Uruguay entre 1967 y 1971, precursor de la entrada en tromba de los militares en el poder, embajador luego en Madrid y en Washington.

Los prop¨®sitos de la dictadura militar uruguaya de sofocar toda oposici¨®n interior, pese a los feroces m¨¦todos utilizados durante estos siete largos a?os, no han culminado con el ¨¦xito, sino todo lo contrario. La reciente creaci¨®n de Convergencia Democr¨¢tica Uruguaya, con blancos, colorados, frentistas del Frente Amplio, democristianos y partidos progresistas, es el augurio m¨¢s importante de que el cronograma puede retrasarse tanto como para desbaratar el proyecto militar uruguayo y convertirlo en papel mojado.