Yo y Ram¨®n
Lo cuenta el color¨ªn/Hermida de este peri¨®dico, y es la primera noticia que tengo: lo cual, que alguien ha propuesto en el telecaos hacerme una entrevista larga a prop¨®sito de un nuevo libro m¨ªo, y la negativa ha sido as¨ª:-No, porque Umbral es un novelista que quiere parecerse a Ram¨®n G¨®mez de la Serna.
Aparte de que ni Ram¨®n ni yo hemos sido jam¨¢s novelistas, ni hemos pretendido tal, me gusta el nuevo sistema negativo/ discriminativo de Televisi¨®n Espa?ola, porque revela que all¨ª se avanza, s,i no hacia la democracia, s¨ª hacia el absurdo, Beckett, Ionesco y el surrealismo, que tambi¨¦n son formas liberatorias del hombre y sus instituciones, suponiendo que Prado del Rey sea una instituci¨®n o sea algo. Porque vamos a ver, ?qu¨¦ hubiera dicho el padre de Arias-Salgado para denegar mi entrevista? Pues ni m¨¢s ni menos:
-Umbral es un rojo.
El hijo, en cambio, despu¨¦s de la ruptura generacional y la reforma constitucional, argumenta, a travi s de terceros interpuestos, que no, ?porque Umbral se parece a Ram¨®n?. El padre hac¨ªa censura franquista, y el hijo hace cr¨ªtica literaria, explica mis fuentes, ayuda a los estudiosos, profesores, catedr¨¢ticos acad¨¦micos que se ocupan en lo de uno. Ya ven ustedes que ha habido un salto cualitativo y que la, democracia renovada o reforma consensuada tiene otros modales y, ha encontrado su manera de deci:r que no renunciando a lo que Rafael Garc¨ªa-Serrano llamar¨ªa ?el laconismo militar de nuestro estilo?. Se acab¨® el laconismo del "no?, aunque el ?no? subsista: ahora se mat¨ªza de cr¨ªtica literaria y literatura comparada, que, por cierto, es una asignatura que falta en nuestra facultad, seg¨²n me recordaba hace poco el maestro Yndurain. El caso no me preocupa por m¨ª, claro, pues quien me gusta que salga en la tele es el gato, el Rojito mejor que yo. Pero me preocupa o interesa como procedimiento civilizado para no sacar nunca jam¨¢s a nadie en palcolor. As¨ª, Aranguren no deber¨¢ salir para nada, porque hereda la llaga del costado religioso de Unamuno. Savater no tiene que salir, porque se perfuma de Nietsche y Cioran. La¨ªn no tiene que aparecer, porque se reclama de Ortega, Mara?¨®n y otros. Mar¨ªas no digamos. D¨¢maso Alonso apesta a G¨®ngora. Y as¨ª.
Poeta, seg¨²n frases ya indelebles, es el ?ladr¨®n de fuego?, el que renueva las palabras de la tribu, y cultura es continuidad, y lo que no es tradici¨®n es plagio, y todos venimos de alguien o alguien viene en nosotros, pero Arias-Salgado quiere interrumpir esta continuidad casi sagrada de la cultura, y entrevistar s¨®lo en su telecaos a quien no se parezca a nadie: por eso, I?igo lleva a?os, siglos, sacando tontos de pueblo, contorsionistas de barrio, autotidactas musicales que tocan El lago de los cisnes con las clav¨ªculas, y se?oras que dicen: ?Como dice una amiga m¨ªa, muy ocurrente, juventud divino tesoro?. Televisi¨®n promociona la originalidad absoluta, el adanismo creativo, no s¨®lo que no viene de ninguna parte, sino, mejor a¨²n, 1o que no va a parte alguna, que es lo menos o nada peligroso. La teletonta es muy lista.
En la cena de Soler Serrano, Marisa Medina me preguntaba ante los focos si yo hab¨ªa dicho desprop¨®sitos en mi A fondo:
-Tantos, que mi entrevista estuvo un a?o en el frigor¨ªfico de Televisi¨®n.
Ahora s¨¦ que no era por la cosa roja, sino por parecerme a Ram¨®n o ?intentar parecerme?. Un error m¨ªo. Para salir en Televisi¨®n Espa?ola es m¨¢s indicado parecerse a Su¨¢rez. Entre los ingeniosos medios de censura sin censura, amedrentamiento de la expresi¨®n en libertad, discriminaci¨®n e inquisici¨®n que hoy mismo se practican, la tele ha encontrado el m¨¢s fino y culto: no hay que parecerse a nadie. S¨®lo Arias-Salgado tiene derecho a parecerse a su padre.
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