Pavel Kohout: "No soy un exiliado checo, soy un expulsado"
Pavel Kohout, escritor checo disidente y expulsado de su pa¨ªs, tras una estancia de un a?o en Viena, pas¨® por Barcelona despu¨¦s de unas vacaciones en M¨¢laga. Todav¨ªa reciente la edici¨®n espa?ola de su novela La verduga, publicada por Ultramar. Pavel Kobout explica, por una parte, su propia historia (?No soy un exiliado voluntario. Fui expulsado de Checoslovaquia?, dice), y por otra, esta novela, que cuenta la historia de una mujer verdugo, en clave grotesca de humor y truculencia.
?Estudiando materiales sobre la pena de muerte?, dice Pavel Kohout, ?me sorprendi¨® mucho, desde el punto de vista psicol¨®gico, la minuciosidad en la preparaci¨®n para matar. Existen cientos de libros sobre c¨®mo matar con distintas t¨¦cnicas, cada vez m¨¢s depuradas, escritos con absoluta frialdad cient¨ªfica, como si fueran libros de cocina. Entonces me decid¨ª a hacer uno que tuviera como base este tema. Y pens¨¦ que, si hab¨ªa tantos textos especializados, tal vez fuera veros¨ªmil pensar una escuela de verdugos. Naturalmente?, contin¨²a, ?una historia como ¨¦sta s¨®lo puede ser escrita en clave de sarcasmo, de humor. Por otra parte, este humor, que distancia, est¨¢ en la tradici¨®n checa. Tenga usted en cuenta que nosotros somos un peque?o pa¨ªs resignado a la ocupaci¨®n extranjera, salvo los veinte a?os de rep¨²blica de este siglo, no fuimos libres desde 1620. Eso nos obliga a ser reflexivos y..., bueno, humor¨ªsticos?.En seguida habla Pavel Kohout de la historia de su exilio. ?Yo no soy un exiliado t¨ªpico?, dice. ?Dej¨¦ Checoslovaquia por un a?o, con permiso oficial, en un trabajo cultural legal. Antes hab¨ªa discutido las posibilidades con mis amigos checos, la mayor parte de ellos escritores que no pueden publicar, pero que, a pesar de todo, prefieren no dejar su pa¨ªs, seguir en ¨¦l. Y ese es el grupo al que yo pertenezco. La primera posibilidad era seguir en casa, en Checoslovaquia, aislado. La segunda, el exilio, que era estar aislado de casa. Yo intent¨¦ un tercer camino: estar por un tiempo, un a?o, fuera, sin discutir ni entrar en los problemas checos y dedicado s¨®lo al teatro. Pensaba que los hechos pesar¨ªan suficientemente, y entre ellos, el de haber conseguido durante este tiempo un importante premio literario. Pero cuando volv¨ª a Checoslovaquia pas¨¦ ocho horas en la frontera. Luego nos cogieron f¨ªsicamente a mi mujer y a m¨ª y nos devolvieron a Austria.
Por tanto, no me siento exiliado, sino expulsado. Y la diferencia es muy importante. El exilio es el fruto de una discusi¨®n interior, tan intensa como la que puede preceder a un matrimonio o, mejor, a un divorcio. Pues bien, esa discusi¨®n previa me ha sido ahorrada; ese no es mi problema. Por supuesto, no estoy feliz, por mis amigos y por mi pa¨ªs.
Sobre el problema ling¨¹¨ªstico y cultural del exiliado dice Pavel Kohout: ?Yo ya soy mayor para asimilar nuevos problemas. He vivido en mis cincuenta a?os la literatura, la lengua y los problemas de mi pa¨ªs. Los veinte que me quedan me parecen cortos para entrar en otros nuevos. Por otro lado, en lo estrictamente ling¨¹¨ªstico, vivo en Viena y hablo alem¨¢n?. Y, preguntado sobre la posible manipulaci¨®n de sus cr¨ªticas al sistema checo, dice: ?Hace poco, diez j¨®venes escritores socialistas austriacos me preguntaban por qu¨¦ escrib¨ªa libros contra el socialismo, si¨¦ndolo yo ¨ªntimamente y sabiendo lo que da?an. Yo contestaba entonces que hace m¨¢s de 38 a?os que soy un escritor profesional que cree que es una gran ayuda tener algo en que creer, pero, sobre todo, lo es saber ver las cosas sin enga?o y discutir todos los problemas abiertamente. Tambi¨¦n les cont¨¦ que sus propios escritos cr¨ªticos son manipulados por los pol¨ªticos en Checoslovaquia...?.
?Yo he sido?, dice, ?uno de los happy few, de la gente feliz, que pudieron vivir una temporada en un socialismo al 80% perfecto: de 1963 a 1968. Era todo limpio y transparente. Un nivel de vida alto, no hab¨ªa diferencia de clases, no hab¨ªa censura, y s¨ª, en cambio, una cultura p¨²blica estatal poderosa. ?Y qu¨¦ pas¨®? Vinieron los rusos. Era peligroso para el Este y tambi¨¦n para el Oeste. Porque en 1968 no s¨®lo quedaron satisfechos los invasores, sino tambi¨¦n muchos que lloraban p¨²blicamente el entierro de la primavera de Praga... Es la historia del sue?o y la realidad. Est¨¢ en la historia que siempre que se realiza un sue?o se Choca, pero tambi¨¦n est¨¢ en la historia que los pueblos se levantan de nuevo y lo vuelven a intentar?. Y sobre la posibilidad de un socialismo democr¨¢tico dice Pavel Kohout: ?Cre¨ªa antes que hab¨ªa dos respuestas: s¨ª o no. Ahora s¨¦ que hay otra m¨¢s: no lo s¨¦. S¨®lo s¨¦ que el que pudieran existir aquellos cinco a?os dorados me da una gran esperanza?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.