Preocupaci¨®n en Portugal ante las infecciones hospitalarias
La epidemia en curso, desde el principio del a?o, en la maternidad lisboeta Alfredo Costa, y que provoc¨® la muerte de una docena de reci¨¦n nacidos, a?ade una nueva pieza al requisitorio contra la concentraci¨®n hospitalaria.
Los hechos son, desgraciadamente, banales. Un agente desconocido, que se supone un virus, ataca a los ni?os nacidos en la principal maternidad de la capital portuguesa, provocando diarreas y deshidrataci¨®n. Cuando la enfermedad se declara en los primeros d¨ªas u horas de vida, suele ser benigna y f¨¢cil de atajar.
Los responsables de la maternidad afirman que no se produjo un ¨²nico caso mortal. Pero los s¨ªntomas suelen aparecer diez o doce d¨ªas m¨¢s tarde y entonces la enfermedad es mortal en el 10% de los casos. Es lo que afirman, a su vez, los responsables del hospital pedi¨¢trico.
Hospitales abiertos
Los m¨¦dicos son formales: en cualquier pa¨ªs civilizado, un establecimiento hospitalario en que se detecta una epidemia, como la que se registra en la maternidad central, ser¨ªa inmediatamente cerrado. Pero en Portugal es imposible, porque la maternidad Alfredo Costa, que tiene una capacidad limitada a 6.000 partos por a?o, vio nacer en 1979 13.000 ni?os. Es adem¨¢s, pr¨¢cticamente, la ¨²nica del pa¨ªs en dar la debida asistencia a los casos de partos de m¨¢ximo riesgo.No pasar¨ªa el caso de uno entre tantos sucesos m¨¢s o menos dram¨¢ticos si algunos no aprovechasen la oportunidad para levantar, una vez m¨¢s, el problema de los hospitales concentracionarios. Estas enormes unidades, que permiten el tratamiento de la salud humana a escala industrial, con la consecuente econom¨ªa de medios materiales y humanos, han revelado en los ¨²ltimos a?os peligrosos inconvenientes.
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