Tras perder m¨¢s de 10.000 millones de pesetas Fosbucr¨¢ congela sus actividades
Unos 10.300 millones de pesetas ha perdido la sociedad Fosbucr¨¢ desde 1976, fecha en que la Oficina Cherifiana de Fosfatos de Marruecos -en cumplimiento del controvertido acuerdo tripartito de Madrid de noviembre de 1975adquiere al INI el 65 % del capital y traslada la sede social de la compa?¨ªa a Rabat. Desde entonces no se ha vuelto a publicar una memoria econ¨®mica de la compa?¨ªa, y tan s¨®lo han trascendido noticias de Fosbucr¨¢ al hilo de los sucesivos sabotajes realizados por el Frente Polisario a la cinta transportadora de? minera?, a la red de suministro el¨¦ctrico, a las instalaciones o a los convoyes de transportistas canarios que en un momento dado se pretendi¨® utilizar como alternativa a la cinta transportadora en la conducci¨®n del mineral del yacimiento a la costa.En la actualidad, seg¨²n ha podido saber EL PAIS, el consejo de administraci¨®n de Fosbucr¨¢ ha decidido congelar sus actividades a la espera de una clarificaci¨®n de la situaci¨®n pol¨ªtica y b¨¦lica en la zona de los yacimientos. La plantilla ha sido reducida al m¨ªnimo necesario para el mantenimiento de la instalaciones, tanto en su personal europeo -unos setenta trabajadores espa?oles (en 1975 hab¨ªa 1.700)- como nativo.
De los lomos de un camello al Tribunal Supremo
Aunque la historia real de los yacimientos de Bu-Cr¨¢ arranca de los a?os sesenta, la paternidad de su descubrimiento ha sido reivindicada por un ge¨®logo espa?ol, el profesor Manuel Alia, que en 1942 inici¨® una serie de expediciones a lomos de camello por el Sahara para estudiar la geolog¨ªa y morfolog¨ªa de esta regi¨®n africana. En 1945, en su tercer periplo por la entonces colonia espa?ola, estudia la geolog¨ªa de la Depresi¨®n de Tinduf y de la que posteriormente se denominar¨ªa Depresi¨®n Tect¨®nica de El Aai¨²n. Fue en este viaje -seg¨²n ha afirmado reiteramente el profesor Alia- cuando localiz¨® las ?extensas mineralizaciones de hierro que se encuentran en ciertos niveles de las "dalas" dev¨®nicas del reboide palezoico meridional de la citada Depresi¨®n de Tinduf?.
En los trabajos posteriores sobre los datos recogidos en las expediciones mencionadas -que dar¨ªan origen a la publicaci¨®n de dos libros sobre el tema en 1949- Alia apunt¨® la posibilidad de que en el Sahara espa?ol existieran importantes mineralizaciones de fosfatos. En el an¨¢lisis qu¨ªmico de algunas muestras encontr¨® contenidos del 24% de fosfato tric¨¢lcico, valores anormales y muy superiores a los de la media en los sedimentos ordinarios, no fosfatados, que no llegan a alcanzar el 0,3% de dicha sal. ?La gran trascendencia que pens¨¢bamos podr¨ªa tener el hallazgo para el futuro econ¨®mico de Espa?a y del territorio?, dice Alia, ?me decidi¨® a elevar un primer informe a Su Excelencia el Jefe del Estado (5 de abril de 1947), lo cual hice a trav¨¦s de la entonces Direcci¨®n General de Marruecos y Colonias?.
Otro recorrido a lomos de camello le confirm¨® y mejor¨® sus pron¨®sticos. Tras este nuevo viaje ?tuve el honor de presentar personalmente un nuevo informe a Su Excelencia el Jefe del Estado espa?ol, junto con una muestra del 60% en fosfato tric¨¢lcico, tomada de la zona del uad de Laabadila, en la audiencia que me fue concedida el d¨ªa 8 de octubre de 1947?.
En 1952 la empresa del INI Adaro inici¨® reconocimientos en la zona del Isic, al sur de El Aai¨²n.
Los trabajos continuaron hasta 1956, con un informe negativo: ?Aunque existen fosfatos, su explotaci¨®n no es rentable?. Diez a?os m¨¢s tarde, sin embargo, se produjo un acontecimiento importante: un grupo de investigadores espa?oles de la Empresa Nacional Minera del Sahara, SA (Enminsa), descubri¨® un yacimiento de cerca de 85 kil¨®metros de longitud por unos tres de anchura, con una capa explotable a cielo abierto que oscilaba entre dos y medio y siete metros. Se trataba de uno de los yacimientos m¨¢s importantes del mundo y estaba localizado en Bu-Cr¨¢. A lo largo de 1965 se realizaron trescientos sondeos y quinientos pozos.
La relaci¨®n entre las expediciones a camello por el Sahara y el descubrimiento de Bu-Cr¨¢, y la propia relaci¨®n contractual entre el ge¨®logo Alia y el INI, dieron origen a un largo proceso judicial a instancias del primero, en base a un contrato con el INI sobre sus derechos en la explotaci¨®n de los yacimientos. El asunto pas¨® por el Juzgado n¨²mero 12 de Primera Instancia de Madrid y por la Sala Segunda de lo Civil de la Audiencia Territorial madrile?a, con fallos favorables al demandante, que fueron recurridos por el INI. Finalmente, en julio de 1976, la Sala Segunda del Tribunal Supremo no acept¨® la argumentaci¨®n del INI en, el sentido de que Fosbucr¨¢ y las zonas investigadas por Alia eran distintas, y fall¨® a favor del demandante.
El INI deber¨ªa satisfacer al se?or Alia un canon anual, durante treinta a?os de explotaci¨®n efectiva, derechos transmisibles a sus herederos, consistente en abonar al ge¨®logo, por cada tonelada de fosfato vendida, una cantidad variable (una peseta hasta las 200.000 toneladas vendidas; 0,50 pesetas en las toneladas que superen esa cantidad hasta 400.000 toneladas; 0,25 pesetas en las toneladas que superen esta ¨²ltima cantidad y hasta las 600.000 toneladas, y 0,10 pesetas por tonelada en las que superen las 600.000 de venta). Tras esta sentencia del Supremo, el INI y Manuel Alia llegaron a un acuerdo econ¨®mico para zanjar el problema.
En agosto de 1969 -tan s¨®lo seis a?os antes de la salida de Espa?a del Sahara por los acuerdos tripartitos de Madrid-, la Empresa Nacional Minera del Sahara cambia su nombre por el de Fosfatos de Bu-Cr¨¢, SA (Fosbucr¨¢). El capital social de la nueva empresa fue de 5.000 millones de pesetas, suscrito en su totalidad por el INI, y las inversiones previstas en aquel entonces para la puesta en marcha de la explotaci¨®n de los yacimientos se cifr¨® en 20.000 millones de pesetas.
En 1971, con motivo de la aprobaci¨®n del programa de inversi¨®n y financiamiento de Fosbucr¨¢, el Gobierno calcul¨® que el yacimiento podr¨ªa mantenerse a pleno rendimiento durante 150 a?os, con una producci¨®n anual de diez millones de toneladas.
El cubicaje realizado por Fosbucr¨¢ sit¨²a, las reservas del yacimiento -que se encuentra a cielo descubierto, en capas de cinco metros de espesor- en unas 1.700 toneladas, con una ley media del 62% de fosfato tric¨¢lcico. El yacimiento, que es, sin duda, el m¨¢s importante del mundo en explotaci¨®n a cielo abierto, se encuentra a unos cien kil¨®metros del mar, lo que plante¨® algunos problemas para acarreo del mineral y para su tratamiento.
Las instalaciones se realizaron en el 80% con aportaciones de la industria nacional, aunque la construcci¨®n de una cinta transportadora que acerque el mineral del yacimiento a la costa -m¨¢s de cien kil¨®metros- se encarga a la firma alemana Krupp, y la planta concentradora, a la casa Klockner-Humboldt. La cinta transportadora tiene una capacidad de acarreamiento de mineral de 2.000 toneladas-hora, a una velocicidad de cuatro metros y media por segundo.
Junto a la cinta transportadora y a la planta de tratamiento del mineral destaca la construcci¨®n de un puerto artificial para el tr¨¢fico de buques cargueros. La obra de ingenier¨ªa consta de un pantal¨¢n de tres kil¨®metros y medio de longitud, con un calado medio de cerca de veinte metros de profundidad en las aguas. Buques de hasta 200.000 toneladas pueden atracar en este puerto artificial. La construcci¨®n de peque?as centrales el¨¦ctricas, que dan servicio tambi¨¦n a distintas poblaciones de la zona, completan estas instalaciones, que son de las denominada ?de guante blanco y apretar un bot¨®n?, lo que se traduce por uno costes de producci¨®n muy bajos.
Hacia 1972, de forma muy r¨¢pida (el per¨ªodo normal de puesta en
Tras perder m¨¢s de 10.000 millones de pesetas, Fosbucr¨¢ congela sus actividades
marcha de este tipo de explotaciones son diez a?os), comenzaron a funcionar las instalaciones de Fosbucr¨¢. En abril de 1973 comienza la producci¨®n y desde entonces los beneficios son rapid¨ªsimos hasta el a?o 1976 -adquisici¨®n mayoritaria del capital por parte marroqu¨ª-, en que comienzan las p¨¦rdidas.En 1974, segundo a?o de la explotaci¨®n del yacimiento de Fosbucr¨¢, la sociedad obtuvo un beneficio de 876,9 millones de pesetas. Los ingresos fueron 4.80¨®,3 millones de pesetas, y los costes, 3.923,4 millones de pesetas, con una producci¨®n de unos tres millones de toneladas.
En 1975, a?o de la muerte de Franco y de la marcha verde y los acuerdos tripartitos de Madrid transfiriendo la Administraci¨®n del Sahara a Marruecos y Mauritania, Fosbucr¨¢ logra todav¨ªa, pese a todas estas circunstancias, un buen ejercicio, aunque inferior al de 1974. La producci¨®n alcanzada se cifra en 2,8 millones de toneladas, y las ventas, en 2,7 millones de toneladas (el 83% de las mismas, dirigidas al mercado nacional). En el aspecto financiero, las ventas ascendieron a 6.449 millones de pesetas, y los costes totalizaron 6.807 millones, de los que 43,5 millones fueron destinados a inversi¨®n y 727 al aumento de stocks. Los beneficios se situaron en 412 millones de pesetas, la inversi¨®n material inmovilizada ascend¨ªa a 14.656 millones de pesetas y se hab¨ªan amortizado 1.166 millones. El cash-flow neto ascend¨ªa a unos 1.500 millones de pesetas.
Marruecos y el mercado internacional de fosfatos
A los espectaculares resultados de Fosbucr¨¢ en 1974 contribuy¨® de forma decisiva el irregular comportamiento del mercado internacional, en el que el precio de la tonelada, que en octubre de 1973 estaba fijado en 12,5 d¨®Iares, se dispar¨® hasta alcanzar los 81 d¨®lares en enero de 1975 para algunas calidades. La brutal subida provoc¨® una recesi¨®n en la demanda y una consiguiente ca¨ªda de los precios, que tambi¨¦n tendr¨ªa su reflejo en el ejercicio de 1975 de Fosbucr¨¢.
La producci¨®n mundial de fosfatos -producto de vital importancia para la agricultura, la industria de fertilizantes y la industria qu¨ªmica- est¨¢ pr¨¢cticamente en manos de tres pa¨ªses: Estados Unidos, Uni¨®n Sovi¨¦tica y Marruecos, que aportan las tres cuartas partes de la producci¨®n total. Por otra parte, el consumo de las tres cuartas partes de la producci¨®n corresponde tambi¨¦n a Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica (que en buena parte se autoabastecen y exportan), a Europa occidental y a Europa oriental. Dentro de este marco de producci¨®n y consumo, Marruecos se ha constituido de forma destacada -muy por delante de Estados Unidos- en el primer exportador mundial.Esta posici¨®n de primer exportador mundial de fosfatos y las tentaciones despertadas por la reciente constituci¨®n de la OPEP del petr¨®leo llevaron a Marruecos, en los a?os 1974 y 1975, a propiciar la espectacular subida de precios del fosfato, que luego corregir¨ªa la consiguiente ca¨ªda del mercado y las exportaciones dumping de Estados Unidos. Tambi¨¦n sirve para entender una buena parte del trasfondo de la guerra del Sahara actual y de las presiones sobre Espa?a en 1975 -la marcha verde- para que se retirara de la zona.
Pese al descubrimiento de nuevos yacimientos en el mundo, Marruecos puede seguir controlando con bastante holgura el mercado de fosfatos en los pr¨®ximos a?os -sin necesidad de poner en producci¨®n Fosbucr¨¢-, m¨¢xime teniendo en cuenta que Estados Unidos apoya al Gobierno de Rabat en el tema del Sahara y no parece probable que env¨ªe permanentemente fosfatos a bajo precio a Europa.
Espa?a importa unos tres millones de toneladas de fosfatos al a?o, la mayor parte de Marruecos.
Consecuencia directa de los llamados acuerdos de Madrid, suscritos en noviembre de 1975 entre Espa?a, Marruecos y Mauritania, por los cuales los dos pa¨ªses africanos se repartieron la antigua colonia espa?ola, el la entrada de la empresa estatal marroqu¨ª Office Cherifien des Phosphates como socio mayoritario -adquiere el 65 % de las acciones- en Fosbucr¨¢. El INI, dentro de la serie de compensaciones econ¨®micas fijadas en el acuerdo de Madrid, logra conservar una participaci¨®n del 35% en la sociedad.
La transferencia de acciones se hace a un precio del 180% sobre la par y el pago se fracciona en cuatro anualidades que fueron incumplimentadas en su totalidad el pasado a?o. Junto al anuncio de la operaci¨®n se, informa que ?a todos los operarios de Fosbucr¨¢ se les ha comunicado igualmente la firme intenci¨®n de la empresa de continuar sus actividades, para lo que se espera y desea el concurso de todos sus actuales productores, que, no obstante, si expresan su deseo motivado de regresar a Espa?a, gozar¨¢n de la correspondiente indemnizaci¨®n, en la que se tendr¨¢n en cuenta las circunstancias personales de cada trabajador, antig¨¹edad, n¨²mero de familiares a su cargo, etc¨¦tera, con un criterio generoso?.
Quienes llevan m¨¢s de cuatro a?os en la empresa, a?ade la nota, pueden optar por la indemnizaci¨®n o por incorporarse a otra empresa del INI en la Pen¨ªnsula.
Asimismo, el comunicado a?ade que la proximidad de las fiestas de la Pascua de Aid el Quebir y la Navidad y Fin de A?o, ?junto con la situaci¨®n singular que atraviesa el territorio del Sahara, aconsejan a la empresa conceder un permiso laboral a todo el personal del centro minero entre el 13 de diciembre y el 11 de enero?.
Al t¨¦rmino del permiso, el 60% del personal espa?ol de Fosbucr¨¢ no vuelve a incorporarse a sus puestos de trabajo (un 20% opta por la indemnizaci¨®n y un 40% se incorpora a otras empresas del INI). Por otra parte, nada m¨¢s producirse la incorporaci¨®n se producen continuos atentados del Frente Polisario contra las instalaciones, y como consecuencia de la explosi¨®n de una mina resulta muerto un trabajador y heridos otros. La noticia provoc¨® graves incidentes en Las Palmas al ser conocida por varios cientos de trabajadores de Fosbucr¨¢ que todav¨ªa no se hab¨ªan incorporado al yacimiento sahariano.
M¨¢s de 10.000 millones de p¨¦rdidas en cuatro a?os
A partir de estas fechas, los atentados a las instalaciones son constantes y pr¨¢cticamente no logra funcionarse un solo d¨ªa con normalidad. Las salidas de los stocks de fosfatos acumulados componen el grueso de la actividad de Fosbucr¨¢, ya que las operaciones extractivas resultan casi imposibles de realizar por los sabotajes del Polisario.
De 1976 a 1979, con la sede social de la compa?¨ªa en Rabat, se va dando tratamiento y salida al aproximadamente un mill¨®n de toneladas de fosfato bruto acumulado de la etapa anterior y se van cerrando los ejercicios con crecientes p¨¦rdidas. En 1976 se pierden 1.500 millones de pesetas; en 1977, 2.800 millones de pesetas; en 1978, 2.800 millones de pesetas, y en 15,79, 3.200 millones de pesetas. Estas p¨¦rdidas corresponden casi en su totalidad, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a la empresa, a gastos financieros.
A la vista de estos resultados, el consejo de administraci¨®n de Fosbuicr¨¢ decide congelar sus actividades hasta que se produzca un cambio radical en la situaci¨®n de la zona, que contin¨²a registrando enfrentamientos b¨¦licos entre el Polisario y el Ej¨¦rcito marroqu¨ª. Con la congelaci¨®n de actividades se pretende reducir este a?o los gastos corrientes a novecientos millones de pesetas (el a?o pasado ascendieron a 1.960 millones de pesetas). Un tercio de las p¨¦rdidas, aproximadamente, corresponden al INI, aunque junto a ¨¦stas se est¨¢ produciendo una revalorizaci¨®n de las instalaciones -sobre un c¨¢lculo de una inflaci¨®n media del 15%- de unos 2.000 millones de pesetas anuales.
El futuro de la participaci¨®n del INI en Fosbucr¨¢, sin embargo, depende directamente de la evoluci¨®n de la guerra del Sahara, a pesar de que hasta el momento no se ha planteado este tema como contencioso en las relaciones hispanomarroqu¨ªes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.