De Angel Barja al barroco colonial
A lo largo del Festival Internacional y de los ciclos de la Bien Aparecida ha funcionado, con cierto protagonismo, un compositor no demasiado interpretado en Madrid: el orensano Angel Barja, del que, adem¨¢s de la transcripci¨®n de Carrasquedo, han sido programadas dos obras para ¨®rgano y trompetas, los Poemas del mar, sobre versos del poeta de Comillas Jes¨²s Cancio, y Madrigales y romances, basados en textos de Rodrigo de Reinosa (siglo XV).
Barja tiene ahora cuarenta a?os y es profesor del conservatorio y director de la Capilla Cl¨¢sica, de Le¨®n. Hizo estudios en Letras y Teolog¨ªa y se prepar¨® musicalmente en Espa?a, Austria y Suiza. Su nombre salt¨® a primer plano de actualidad musical cuando, en 1976, gan¨® el Premio de Composici¨®n en la Semana de Organo de Avila, con un muy bello Retablo. Antes hab¨ªa obtenido el Premio Nacional de Polifon¨ªa 1972.Lo primero que llama la atenci¨®n en Barja es la calidad de su escritura polif¨®nica, tanto cuando se refiere a temas contempor¨¢neos (los poemas de Cancio) como cuando ejercita su saber dentro de lo que, a la manera de Carlos Bosch, podr¨ªamos denominar ?esp¨ªritu pret¨¦rito en las horas actuales? (Madrigales y romances).
Para tratar siete Poemas del mar, Angel Barja parece haber hecho suyas estas palabras de Jes¨²s Cancio: ?Si el arte es creaci¨®n, entiendo que cuanto m¨¢s hijo sea del impulso, cuanto m¨¢s proceda de un sentimiento ¨ªntimo y una pasi¨®n honda y espont¨¢nea, cuanto m¨¢s obedezca a una inspiraci¨®n sana y esencialmente libre, m¨¢s atrayente originalidad ha de tener y de mayor y m¨¢s sugestiva sinceridad estar¨¢ pose¨ªdo?.
En efecto, Barja escribe como siente, sin preocupaci¨®n alguna por seguir tal est¨¦tica o cu¨¢l procedimiento de ¨²ltima hora y pendiente s¨®lo del mandato de los versos. Esos versos expresivos y sencillos, enamorados de la mar, con los que Cancio enhebraba sus poemas. La t¨¦cnica, bien plantada en principios tradicionales, sirve cuantas flexiones pide la palabra en su prosodia y en su sem¨¢ntica. Y el conjunto todo posee un singular atractivo que ha prendido en el quinteto brit¨¢nico vocal The Scholars, quienes cantan y dicen los ?poemas? de Cancio-Barja de manera espl¨¦ndida.
"Romances y madrigales"
Distinta aptitud adopta el compositor ante los Romances y madrigales, de Rodrigo de Reinosa, el celestinesco autor de las Copas de la comadre. Impregnado del modo de pensar de nuestros renacentistas, Barja traza cinco piezas de ?esp¨ªritu pret¨¦rito? en un voluntario gesto de identificaci¨®n con la palabra po¨¦tica. P¨¢ginas como T¨² partiste con placer se sit¨²an, por su belleza, al margen del tiempo, pues su mensaje viene de muy lejos y va hacia el infinito.
El festival internacional ha estrenado este a?o un viejo-nuevo escenario: la iglesia de Santa Luc¨ªa, bien significativa en la historia musical santanderina, pues all¨ª fue p¨¢rroco don Sixto C¨®rdoba, el m¨¢s amplio compilador del folklore monta?¨¦s, y all¨ª ejerci¨® como organista C¨¢ndido Alegr¨ªa, cuya Cantabria son¨® en el primer concierto de la Sinf¨®nica de Radiotelevisi¨®n Espa?ola.
Haendel, Bach, Biber (en un estupendo passacaglia basado en las cuatro notas de la cadencia andaluza), Bonporti, Vivaldi y Albicastro, en su sensacional versi¨®n de La foll¨ªa de Spagna, tuvieron fidelidad interpretativa en el arte refinado del organista Guy Bovet, un espl¨¦ndido disc¨ªpulo de Marie Claire Alain y de la violinista barroca Chiara Banchini, heredera del bien hacer de Sigiswald Kuijken y profesora en Ginebra y Mil¨¢n.
De cuanto significa la b¨²squeda de la autenticidad sonora y estil¨ªstica del barroco pudimos darnos cuenta al contrastar las versiones de este d¨²o con el criterio uniforme de unos tan excelentes instrumentistas como son los componentes de la San Martin-in-the Field, de Londres, quienes, juntos a Haendel, Avison (sobre Scarlatti) y Vivaldi, nos ofrecieron espl¨¦ndidas traducciones de Mendelssohn, Chaikovski y Bela Bartok. A su frente estuvo el h¨²ngaro Gyorgy Pauk, brillante y virtuosista, que, de ning¨²n modo, nos compens¨® de la ausencia de la vital¨ªsima llona Brown.
Barroco de Europa y Am¨¦rica
El Ensemble Suisse Albicastro, en el que forman Riki Gerardi (violoncellista barroco), el laudista hispanoargentino Jorge Fresno, el clavecinista Gonz¨¢lez Uriol y los cantantes Rosmarie y Johanna Meister, tocaron en la colegiata de Santillana un programa con especial dedicaci¨®n a la ?m¨²sica colonial barroca?, especialmente la de Tom¨¢s Torrej¨®n de Velasco, el m¨²sico de la corte de Felipe IV, cuya ¨®pera La p¨²rpura de la rosa, sobre Calder¨®n, fue representada en Madrid hace diez a?os.
Torrej¨®n, de Villarrobledo, march¨® a Per¨² en 1667 con el virrey, conde de Lemos; sucedi¨® a Juan de Arallio en la catedral de Lima, en la que vivi¨® hasta su muerte, en 1728. El trabajo de music¨®logos como Stevenson, Rodolfo Barbacci y Samuel Claro, nos ha devuelto la figura y la obra de Torrej¨®n de Velasco, cuya P¨²rpura de la rosa se tiene, con razones fundadas, por la primera ¨®pera de Latinoam¨¦rica.
Gracias a la excelente escuela de Rosmarie Meister y el concienzudo estudio de Gerardi, Fresno y Uriol, nos llegaron, frescas de autenticidad, dos importantes partituras de Torrej¨®n: un Villancico y la cantata de c¨¢mara Si el alba sonara. Antes nos habla descubierto todos los rincones de belleza que encierran los pentagramas de Peri, Kapsberger, Caccini, Piccinini y Monteverdi.
Vakarelis
Tanto la colegiata de Santillana como la iglesia de Santa Luc¨ªa registraron llenos totales y un ambiente, principalmente juvenil, interesado y entusiasta.
Antes de dejar Santander, escuchamos el recital del griego Vakarelis, premio Reina Sof¨ªa 1979. Es un m¨²sico de fino instinto y considerables medios, aunque no se trate de un espectacular virtuoso. Su Pat¨¦tica beethoveniana, sus Intermezzi, de Brahms, estuvieron tocados por la gracia de una personalidad que, a sus treinta a?os, se abre un puesto interesante en la amplia pl¨¦yade del pianismo contempor¨¢neo.
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