El presidente solitario
James Earl Carter, de 56 a?os de edad, conserv¨® su popular nombre de Jimmy cuando el 2 de noviembre de 1976 gan¨® la elecci¨®n presidencial de Estados Unidos, frente al republicano Gerald Ford. Conserv¨® tambi¨¦n dos de sus pasiones preferidas, la pesca y eljogging, deportes favoritos que sigue practicando en solitario cuando cada fin de semana se retira a su residencia presidencial de Camp David, en los alrededores de Washington. Poco m¨¢s de tres a?os y medio al frente de la naci¨®n m¨¢s importante del mundo, Carter contin¨²a siendo definido hoy por los pol¨ªticos y la prensa norteamericana como un ?enigma?. A diferencia de otros presidentes, Carter vive pr¨¢cticamente desconectado de la vida pol¨ªtica washingtoniana Es un solitario en la Casa Blanca.Hombre profundamente religioso, miembro de la Iglesia baptista, que lee todas la noche la biblia en espa?ol, Jimmy Carter se levanta a las seis de la ma?ana. Se re¨²ne a las siete con su consejero de Seguridad, Zbigniew Brzezinski y, eventualmente, otros consejeros o ministros en funci¨®n de los temas a tratar. Dedica la ma?ana a las reuniones propias de un presidente. Procura reservar dos almuerzos por semana en privado con su esposa, Rossalyn, su principal consejera pol¨ªtica.
Esta soledad del poder, adquirida quiz¨¢ en los or¨ªgenes campestres de Jimmy Carter, propietario y explotador de una finca agr¨ªcola productora de cacahuetes en la localidad de Plains, en Georgia, explica las reacciones imprevisibles y la falta de una directriz en muchas de sus actuaciones pol¨ªticas, seg¨²n critican sus adversarios y sus aliados.
Probablemente insensible a los sondeos de popularidad, que le dan la cota m¨¢s baja conseguida en la reciente historia presidencial norteamericana, Jimmy Carter espera continuar por otros cuatro a?os en la Casa Blanca, puesto por el que cobra 250.000 d¨®lares anuales (unos 17.500.000 pesetas).
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