"Seguiremos hasta que sepan que en Andaluc¨ªa hay hambre" asegura el alcalde de Marinaleda
M¨¢s de setecientos vecinos de Marinaleda, localidad situada a unos cien kil¨®metros de Sevilla, se declararon en huelga de hambre el pasado d¨ªa 14, como protesta por la falta de fondos destinados al empleo comunitario y en solicitud de soluciones urgentes que acaben con el paro agr¨ªcola en Andaluc¨ªa. En la huelga participan, adem¨¢s de los obreros en paro, comerciantes, jubilados y hasta muchachos de diez a?os, que est¨¢n dispuestos a continuar en esta actitud ?hasta que sepamos que se han enterado de que en Andaluc¨ªa hay hambre?.
?Pasamos hambre voluntaria para acabar de una vez por todas con el hambre en Marinaleda?, explicaban atropelladamente un grupo de hombres y mujeres minutos antes .de que el alcalde, Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo, preguntara a la asamblea de vecinos si daban por finalizada la huelga que mantienen desde el pasado jueves o la prolongan un d¨ªa m¨¢s. La respuesta fue un¨¢nime: casi setecientos brazos en alto anunciaron la firme voluntad de un pueblo de seguir adelante ?hasta que los de arriba se enteren y den soluciones a los problemas de Andaluc¨ªa?.Desde que el d¨ªa 14 m¨¢s de setecientos vecinos de Marinaleda se declararon en huelga de hambre reivindicando fondos para el empleo comunitario y soluciones urgentes para acabar con el paro agr¨ªcola, no existe otro argumento en el pueblo: la televisi¨®n, a pesar de Hitchcock, Visconti y Altman, ha estado apagada en las casas, y en el Local del Pueblo, donde habitualmente se re¨²nen un buen n¨²mero de vecinos para ver las pel¨ªculas y los partidos. La feria de Estepa, a cinco kil¨®metros y en pleno apogeo por el ?puente? de la Virgen este a?o, tampoco ha convocado a los j¨®venes de Marinaleda, que se agrupan ante el sal¨®n de actos de la Casa de la Cultura haciendo gestos ostensibles de hambre. Las muchachas, por su parte, arregladas porque ?por la tarde en los pueblos una se arregla?, esperan el comienzo de la asamblea mostr¨¢ndose seguras de ellas mismas y protagonistas por primera vez de un gesto reservado hasta ahora s¨®lo a los hombres.
La asamblea da comienzo. El alcalde, Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo, del Sindicato de Obreros del Campo, la inicia dando cuenta de la falta de respuesta de la Administraci¨®n. ?Ni un telegrama, ni una llamada, ni una promesa, todos, los de izquierda tambi¨¦n, est¨¢n de vacaciones. Aqu¨ª s¨®lo vienen por los votos?. Luego explica las gestiones que ha realizado y las repercusiones que la huelga est¨¢ teniendo en los medios de comunicaci¨®n. Afirma haber recibido llamadas de periodistas andaluces solidariz¨¢ndose personalmente y comunic¨¢ndole la existencia de presiones para publicar el problema de forma extensa. Tambi¨¦n dice que le llamaron de Hora 25 para grabar una entrevista a un jubilado en huelga y a ¨¦l. Posteriormente recibi¨® otra llarriada, en la que le comunicaban que ¨®rdenes de arriba imped¨ªan que se emitieran sus voces. Se limitar¨ªan a dar la noticia.
Situaci¨®n de miseria
S¨¢nchez Gordillo sigue hablando en medio de un silencio casi religioso. Ni?os, mujeres, ancianos escuchan atentos, a pesar de los cuarenta grados, de temperatura que se registran en el interior del sal¨®n de actos del Local del Pueblo. ?Esta situaci¨®n de miseria no es excepcional en Marinaleda; se da en todos los pueblos de Andaluc¨ªa?, dice el alcalde, para preguntarse posteriormente a d¨®nde pueden ir los jornaleros cuando no hay trabajo en la tierra y est¨¢n cerradas las puertas de la emigraci¨®n. ??D¨®nde est¨¢n nuestra libertad y nuestros derechos??, se pregunta.
Tras estas palabras, continuamente interrumpidas por aplausos, S¨¢nchez Gordillo, veintiocho a?os, maestro, casado, explica los pros y los contras de seguir adelante con la huelga de hambre. Pide intervenciones de los vecinos y todos coinciden en seguir adelante ?hasta que sepamos que se han enterado. de que en Andaluc¨ªa hay hambre?. Es precisamente el grito de ??Viva Andaluc¨ªa! ?, el que cierra la asamblea. El alcalde pide que los huelguistas se vayan a sus casas a descansar. Algunos se resisten, pero el alcalde insiste en la falta de condiciones del local para pasar la noche. ?Porque nos vayamos la huelga no se va a romper. Somos gente seria?.
Todos los vecinos consultados coinciden en que no est¨¢n pidiendo peras al olmo y que el paro puede ser erradicado en Marinaleda. Inmediatamente concretan sus reivindicaciones: ?Hay que poner en regad¨ªo 50.000 hect¨¢reas, haciendo una presa en el r¨ªo Genil. Hay que impedir que en las 23.000 hect¨¢reas de la zona Herrera-Ecija, que pod¨ªan estar sembradas de algod¨®n, tabaco o remolacha, que ocupan mano de obra, se siembre, como se est¨¢ haciendo ahora, trigo y girasol. Hay que repoblar de pinos y almendros la zona de Osuna, El Saucejo y Los Corrales. Hay que impedir que se arranquen olivos, hay que hacer un hospital comarcal en Osuna, hay que hacer carreteras y hay que industrializar los productos de la tierra, que ya est¨¢ bien que se cultive aqu¨ª el algod¨®n y los, jerseys se hagan en Barcelona?. En estas reivindicaciones parece que est¨¢n de acuerdo los 2.500 habitantes de Marinaleda. Manuel Romero, comerciante en huelga de hambre por solidaridad, dice ?que o se adoptan soluciones en Andaluc¨ªa. o va a pasar algo muy gordo. De seguir as¨ª, todos nos vamos a ir al agua?. En la tienda de Romero, situada en pleno centro, los productos que m¨¢s se venden -o que m¨¢s se f¨ªan- son las lentejas, el arroz, los tomates y las cebollas. El jam¨®n apenas se vende; de paletillas, que son m¨¢s baratas, se vendieron el a?o pasado diez o doce.
"Queremos trabajar y no vivir as¨ª"
Si dif¨ªcil lo tienen los tenderos, no lo tienen mejor los compradores. Concepci¨®n Albal¨¢ tiene siete hijos, el mayor de quince a?os, enfermo, y otro de cinco, deficiente mental, debe 16.000 pesetas en la tienda y 9.000 en la panader¨ªa. Otras mujeres de parados, a cinco duros cada una, le han prestado el dinero para comprar una bombona de butano. Sus vecinas llevan varios d¨ªas d¨¢ndole de comer a sus hijos. ?Nosotros no somos pordioseros. Ponga que queremos trabajar y no vivir as¨ª?, dice rematando su historia. Esperanza Mart¨ªn, con ocho hijos y esperando otro, s¨®lo ha visto entrar en su casa, en lo que va de a?o, 50.000 pesetas. ?Para colmo, ahora no nos queda ni la posibilidad de rebuscar. Esta misma semana la Guardia Civil se llev¨® a nueve hombres al cuartelillo porque estaban rebuscando pipas de girasol?. Esperanza P¨¦rez, de ?tres veces veinte y diez a?os m¨¢s de edad?, dice que ella no come desde el jueves porque sus hijos tampoco comen.
Seg¨²n el alcalde de Marinaleda, en este pueblo el comportamiento de las mujeres es m¨¢s firme y decidido que el de los hombres. La media de poblaci¨®n femenina es superior a la masculina.
Los j¨®venes, en paro
Tambi¨¦n los j¨®venes sufren el problema del paro. Felipe Torres, de veinticinco a?os, no trabaja desde diciembre, cuando la campa?a de la aceituna. Ha participado en dos ocasiones en cuadrillas que trataron de parar las m¨¢quinas cosechadoras para que se emplearan jornaleros. No le encuentra perspectivas a su futuro. Al igual que Luisa Montesinos, de diecisiete a?os, no puede casarse porque ??c¨®mo nos vamos a meter en eso?? Los ni?os y los ancianos tambi¨¦n participan en esta jornada. Sentados en un banco, a pesar de la atm¨®sfera irrespirable, aguardan el inicio de la asamblea Miguel Carmona, de 77 a?os, y Petronila Martos, de 81. Ambos cobran pensi¨®n de 11.000 pesetas. Con ese dinero, ellos tienen para vivir, pero se preguntan por la suerte de los dem¨¢s. Los dos se mantienen en huelga de hambre, como lo hace Nicol¨¢s Ramos, de diez a?os de edad y estudiante de cuarto de b¨¢sica. El piensa que tendr¨¢ un futuro mejor, porque para ?cuando sea mayor ya habr¨¢ autonom¨ªa y de la de verdad?.
En Marinaleda, en esta huelga ins¨®lita que ha trastrocado la vida de todo el pueblo, los conceptos de trabajo y autonom¨ªa van unidos. ?El poder?, dice el alcalde, ?tiene que estar lo m¨¢s cerca del pueblo. Por eso, nosotros, la asamblea de alcaldes de la Candidatura Unitaria de Trabajadores (CUT) y del SOC, en repetidas ocasiones, ante Abril Martorell y ante el gobernador civil, hemos dicho que la soluci¨®n inmediata para paliar el paro pasa, adem¨¢s de por los fondos contra el desempleo, por crear comisiones comarcales, en las que participen los ayuntamientos, sindicatos, partidos, patronal, organismos oficiales y gobierno civil. Esas comisiones estudiar¨ªan la zona y dar¨ªan soluciones inmediatas. El Gobierno debe dar garant¨ªas a los propietarios con una buena regulaci¨®n de productos y ellos, a su vez, emplear¨ªan mano de obra?.
La pr¨®xima vez que se re¨²na la asamblea de alcaldes y concejales de la CUT ser¨¢ en septiembre. Para entonces esperan haberse entrevistado con el presidente de la Junta y con el gobernador. Esperan asimismo que hayan llegado nuevas remesas de fondos a repartir entre los jornaleros en paro que no han percibido cantidad alguna de dinero durante el presente mes de agosto. De no cumplirse estas aspiraciones, la situaci¨®n de Marinaleda se podr¨ªa generalizar en la comarca. Ayer por la ma?ana, y con car¨¢cter de urgencia, se reuni¨® el secretariado del Sindicato de Obreros del Campo (SOC). Este sindicato, tras denunciar la falta de responsabilidad del Gobierno, decidi¨® potenciar el movimiento de lucha en toda Andaluc¨ªa. Cortes de tr¨¢fico, marchas de jornaleros sobre las ciudades, huelgas, ocupaciones de fincas, son las armas que tienen los jornaleros, seg¨²n Diamantino Garc¨ªa, presidente del SOC.
Mientras, a ¨²ltima hora del s¨¢bado, se anunci¨® el env¨ªo de una partida de dinero. En el reparto provincial a Marinaleda le corresponden 400.750 pesetas; es decir, 1.335 pesetas para cada familia de jornaleros en paro. Es el ¨²nico dinero recibido durante el mes de agosto.
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