Los sucesos de El Escorial
Le ruego la publicaci¨®n de la presente en ese peri¨®dico, no solamente como asiduo lector sino tambi¨¦n como ciudadano espa?ol, en r¨¦plica a la noticia dada por ustedes en el peri¨®dico de fecha 12 de los corrientes, relacionado con los sucesos de San Lorenzo de El Escorial.Como protagonista directo de los sucesos, estoy en completo desacuerdo con la noticia dada de ?enfrentamiento entre miembros ultras de Fuerza Joven y manifestantes en El Escorial?. Para poder ser informador imparcial se debe ir a la fuente en donde mana la noticia o los hechos, para poder dar noticia veraz y no divulgar hechos que son completamente ajenos a la realidad.
Los incidentes no comenzaron en la forma dicha por ustedes, empezaron muchos d¨ªas antes; tantos d¨ªas que ya se remontan al a?o pasado. Efectivamente, como recordar¨¢n, en el pasado a?o el campamento de Santa Mar¨ªa del Buen Aire, dependiente del Ministerio de Educaci¨®n Direcci¨®n General de la Juventud, fue alquilado, para desgracia de este pueblo, a las juventudes hitlerianas. Fue como una pesadilla. Uniformes paramilitares, machetes a la cintura, canciones guerreras, insultos para la poblaci¨®n, todo se aguant¨® hasta cierto momento en que el pueblo reaccion¨® y oblig¨® al se?or alcalde para que pusiera en conocimiento del se?or gobernador los hechos relatados. Tanto es as¨ª que el se?or gobernador dio orden a las Fuerzas de Orden P¨²blico para levantar el campamento.
Este a?o las cosas han ocurrido de mal en peor. Los cuatro grupos de Fuerza Nueva y Fuerza Joven, que este a?o est¨¢n en el campamento, en los primeros d¨ªas de estancia ya empezaron a provocar no solamente a los vecinos, sino tambi¨¦n a todo el que encontraban en su camino.
El campamento est¨¢ tomado militarmente. Guardias pretorianas, canciones guerreras, altavoces con toda su potencia. En fin, tomado como si fuera finca propia.
El campamento se encuentra ubicado en el bosque de la Herrer¨ªa, terreno del Patrimonio Nacional. En ¨¦l, todos los d¨ªas del a?o van gentes para gozar de tranquilidad y paz. Le circundan caminos para el paso de peatones y veh¨ªculos. Pues bien, estos se?ores obligan a todo el que pasa por ellos a tenerles que decir a d¨®nde van. Una vez satisfecha su curiosidad levantan el brazo y dicen: ??Viva Cristo Rey!?.
Llegaron el d¨ªa 1 del corriente mes y en doce d¨ªas pintaron de negro la mayor parte del pueblo, con palabras obscenas. En tan poco tiempo ya consiguieron hacer ocho heridos de diversas gravedades, entre ellos un ciudadano norteamericano. Maltrataron a las muchachas que les parec¨ªa y cuando alg¨²n muchacho les recriminaba por el hecho, entonces sacaban a relucir toda clase de herramientas ofensivas, golpeando con ellas. El hospital de la Seguridad Social de la localidad puede dar buena fe de lo que digo.
El d¨ªa 11 quisieron continuar; cre¨ªan que el pueblo se encontraba amedrentado, que todo iba a ser como los dem¨¢s d¨ªas, pero se encontraron con que el pueblo no estaba dispuesto a seguir dej¨¢ndose avasallar, que, viendo no tener protecci¨®n de las autoridades, reaccion¨® y lo que ya cre¨ªan cosa f¨¢cil pudo ser muy trascendental para la vida del mismo.
Hemos tenido, en medio de tanta desgracia, suerte con la poblaci¨®n. Si los ¨¢nimos fueron calmados no fue por las autoridades; fue la reacci¨®n positiva de la mayor¨ªa de los manifestantes, que supieron en el momento dado cortar el peligro.
Esta. ha sido la verdad de los hechos ocurridos desde el d¨ªa 1 de agosto hasta el momento actual.
Las Fuerzas de Orden P¨²blico no han sabido estar a la altura de las circunstancias. El pueblo no encontr¨® apoyo en las mismas para poder zanjar lo que, en un principio, ha podido ser solucionado sin problemas. Ahora las circunstancias ya son distintas; en cualquier momento puede ocurrir lo que se est¨¢ tratando de evitar./
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