Currillo se neg¨® a matar un peligroso Victorino
Currillo se neg¨® a matar al ¨²ltimo Victorino, que era un Barrab¨¢s. El esc¨¢ndalo que pareci¨® iba a desencadenar esta actitud, no se produjo. La gente es educada y buena. Quien m¨¢s, quien menos, comprendi¨® los p¨¢nicos de Curillo. Todo el mundo sabe que el miedo es libre.Lo que quiz¨¢ ya no sepa todo el mundo es que este Currillo ha tenido un, sitio en ferias que est¨¢n vedadas para la mayor parte de los toreros. Currillo estuvo en los sanfermines y ahora en Bilbao, que ya son plazas importantes, mientras otros espadas permanecen en el paro, sin comprender qu¨¦ mal han podido hacer para merecer tal castigo.
Ninguno de estos toreros, suponemos, se habr¨ªa dejado vivo al Victorino Barrab¨¢s. Sin ir m¨¢s lejos, Antonio Jos¨¦ Gal¨¢n (que precisamente no est¨¢ en el paro) acab¨® con el Mihura infernal de Pamplona, que all¨¢ se le iba en malas intenciones con el Victorino, o quiz¨¢ le superaba. Lo mat¨® a paso de banderillas, entre espant¨¢ y espant¨¢, pero lo mat¨®. Esto es lo menos que se le puede pedir a un matador de toros: que ejerza su oficio, sea bien o sea mal.
Plaza de Bilbao
Sexta corrida de feria. Toros de Victorino Mart¨ªn, de gran trap¨ªo, con sentido y mansedumbre, excepto cuarto y quinto, nobles. Manolo Cort¨¦s: pinchazo baj¨ªsimo, otro ca¨ªdo y descabello (bronca). Estocada y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio). Ruiz Miguel: bajonazo (oreja). En la suerte de recibir, pinchazo baj¨ªsimo y estocada atravesada, m¨¢s tres descabellos (oreja). Currillo: pinchazo, dos estocadas atravesadas y descabello (bronca). Se neg¨® a matar al sexto por el peligro que ten¨ªa el toro, y le dieron los tres avisos. Terminada la corrida fue detenido por agentes de la autoridad. El toro fue apuntillado en el ruedo.
Currillo perdi¨® los papeles ya en los primeros capotazos. El toro ten¨ªa el sentido propio de los de su divisa, que fue a m¨¢s a causa de la mala lidia que le dieron. Los de la llamada ?cuadrilla del arte?, que forman Manolo Ortiz, Curro Alvarez y Jos¨¦ Ortiz, con el maestro Curillo a la cabeza -pero sobre todo los dos primeros-, organizaron una verdadera capea pegando trapazos sin sentido. Luego Ortiz y Alvarez quisieron lucirse en banderillas, y tras clavar medio par, o ninguno, acertaron a reunir en la cara y prender ambos palos arriba. Para empeorar las cosas, Curro Alvarez hizo un innecesario e inoportuno recorte final a cuerpo limpio, que debi¨® dejar al toro suficientemente impuesto en todos los secretos de la lidia.
Esta lecci¨®n bien aprendida la desarroll¨® en el ¨²ltimo tercio y lo hizo en plan de ataque, con talante terrorista. Derrotaba a deg¨¹ello. Las cabezadas las dirig¨ªa siempre arriba y con la clara intenci¨®n de pegarlacornada. Currillo, despu¨¦s de unos cuantos sustos y achuchones, se neg¨® a torear y se guareci¨® en un burladero. Desde all¨ª, cuando le acercaban los peones al Victorino, le peg¨® un par de alevosas estocadas por lo bajo. Transcurri¨® el tiempo, sonaron los tres avisos, y poco despu¨¦s, el toro, herido, dobl¨®. Muri¨® en la arena, apuntillado.
Los Victorinos, todos muy bien presentados y astifinos, salieron con sentido, excepto dos. Uno le correspondi¨® a Manolo Cort¨¦s, que tard¨® en confiarse y cuajo varias series en redondo y una al natural, de buena factura. A la salida de un pase result¨® volteado, pero se incorpor¨® crecido y continu¨® en la brecha, con la izquierda. El otro, una maravilla de nobleza, casta pura de la mejor ley, fue para Ruiz Miguel, que le dio pases de todas las marcas, relajado, sobrado de mando y afici¨®n. Alcanz¨® un gran triunfo, que despu¨¦s se ver¨ªa apagado por los incidentes con que concluy¨® la tarde.
Los Victorinos, tan buenos como el quinto, Lan peligrosos como el sexto, no agradan a los toreros, por supuesto, aunque la afici¨®n los prefiere por la variedad de su comportamiento y la afici¨®n que transmiten. Los cuatro restante lidiados ayer se revolv¨ªan, cortaban el viaje y la respiraci¨®n tambi¨¦n de quienes ten¨ªan que ponerse delante, casos de Manolo Cort¨¦s y de Currillo, que se los quitaron de en medio con unas faenas de ali?o. En cambio, Ruiz Miguel, especialista en dominar lo m¨¢s dif¨ªcil que pueda salir por los chiqueros, libr¨® con habilidad las fieras tarascadas de su primer Victorino y construy¨® una faena de gran emoci¨®n que, en diversos pasajes, puso en pie a los tendidos.
El toreo es as¨ª, emoci¨®n, en la encrucijada del peligro del toro y del valor con que lo domina el torero. A veces repica a gloria y a veces tiene aire de tragedia. Quien no admita este juego no debe vestirse de luces.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.