Immanuel Wallerstein: "Mi generaci¨®n tom¨® conciencia pol¨ªtica durante la guerra fr¨ªa"
Entrevista con el autor de "El moderno sistema mundial"
Hace seis a?os, en 1974, se produjo dentro del mundo historiogr¨¢fico la eclosi¨®n de algo que se podr¨ªa llamar sociolog¨ªa hist¨®rica, con la aparici¨®n del primer volumen de El moderno sistema mundial, de Immanuel Wallerstein, y de dos libros de Perry Anderson: Transiciones de la antig¨¹edad al feudalismo y El Estado absolutista. Las tres obras (traducidas al castellano en 1979 por Siglo XXI) tienen en com¨²n el ser ambiciosos esfuerzos de s¨ªntesis hist¨®rica, realizados a partir de un conocimiento casi exhaustivo de las segundas fuentes y en un marco conceptual que permite hablar, expl¨ªcitamente en el caso de Anderson, o por derivaci¨®n en el de Wallerstein, de materialismo hist¨®rico. Coincidiendo con la aparici¨®n en ingl¨¦s del segundo volumen de su obra El moderno sistema mundial, un m¨¢s que notable intento de reconstruir la historia del capitalismo como sistema supranacional a partir del siglo XVI, Immanuel Wallerstein, actualmente director del centro Fernand Braudel, en la Universidad del Estado de Nueva York, en Binghamton, ha visitado Madrid, pronunciando una conferencia en la Fundaci¨®n Pablo Iglesias.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el origen del proyecto de investigaci¨®n cuyo resultado es El moderno sistema mundial?Respuesta. Es una consecuencia de mi propia trayectoria personal. Mi generaci¨®n lleg¨® a la conciencia pol¨ªtica durante la guerra fr¨ªa, en una situaci¨®n que no nos dejaba salidas entre el estalinismo y el imperialismo americano, por lo que nos orientamos hacia el Tercer Mundo. Yo me especialic¨¦ en Africa, porque esto me permit¨ªa hacer un trabajo relacionado con mis ideas y porque pensaba que los movimientos de liberaci¨®n nacional cumpl¨ªan una funci¨®n progresiva. Como soci¨®logo africanista encontr¨¦ que el desarrollismo, que era el pensamiento dominante en aquella ¨¦poca, no daba respuesta a muchos problemas, y buscando precedentes para las situaciones que intentaba comprender comenc¨¦ a leer libros de historia sobre los siglos XVI y XVII. En aquellos a?os surgi¨® el movimiento estudiantil, el movimiento contra la guerra de Vietnam, y con la desestalinizaci¨®n se estaban abriendo nuevas perspectivas pol¨ªticas. Buscando un marco en el que poder comprender lo que pasaba en los pa¨ªses capitalistas, en el Tercer Mundo y en los llamados pa¨ªses socialistas, deb¨ª retroceder en el tiempo buscando una perspectiva m¨¢s amplia. Y en 1970 comenc¨¦ a escribir El moderno sistema mundial. En conjunto, mi trayectoria es la de una persona de izquierda que ha intentado sobrevivir a las desilusiones de la izquierda.
P. ?Cu¨¢l es la influencia de la escuela de los Annales sobre su obra?
R. Hacia el a?o 1965 comenc¨¦ a leer la historiograf¨ªa francesa. Pero no conoc¨ª a Braudel hasta despu¨¦s de la aparici¨®n del primer volumen de El moderno sistema mundial. Pas¨¦ en Par¨ªs el a?o 1975-1976 y, al establecerme en Nueva York, cre¨¦ el centro Fernand Braudel para el estudio de las econom¨ªas, los sistemas hist¨®ricos y las civilizaciones.
La divisi¨®n mundial del trabajo
P. ?Cu¨¢les son las relaciones de su obra con el proyecto de Anderson?R. Estoy de acuerdo con Anderson en un 80% de lo que dice, especialmente en cuestiones de detalle. Pero, personalmente, pienso que Anderson parte del deseo de explicar la revoluci¨®n rusa como algo que no puede ni tiene por qu¨¦ suceder en Occidente, y para ello trata de demostrar que en Rusia, en 1917, exist¨ªa feudalismo. De esta forma concluye que el absolutismo es esencialmente feudal, un reforzamiento del feudalismo, mientras que yo pienso que constituye una creaci¨®n del capitalismo. Pero los dos estamos de acuerdo en que el Estado absolutista es una respuesta de las clases dominantes frente a la lucha y la fuerza creciente de los campesinos. Otra diferencia es que, para Anderson, la unidad de an¨¢lisis son los Estados nacionales, mientras que, para m¨ª, estos Estados son creaciones del capitalismo. y no deben ser reificados.
P. Pero habr¨ªa tambi¨¦n otra diferencia. Para usted, es la divisi¨®n mundial del trabajo lo que decide la inclusi¨®n de una formaci¨®n en el centro o la periferia del sistema mundial, mientras que, para Anderson, la clave ser¨ªa la lucha de clases interna.
R. Esta es m¨¢s bien la posici¨®n de Robert Brenner. Anderson reconoce la importancia de la divisi¨®n internacional del trabajo, aunque tambi¨¦n piensa que yo la exagero. Pero en el caso polaco, por ejemplo, es evidente que la divisi¨®n internacional del trabajo es el factor determinante de la derrota del campesinado frente a los terratenientes feudales.
P. ?Cu¨¢l es el alcance de los distintos vol¨²menes de El moderno sistema mundial?
R. En el primero se describe la g¨¦nesis de la econom¨ªa-mundo capitalista en Europa coincidiendo con la onda larga de subida de los precios en el siglo XVI. Los l¨ªmites geogr¨¢ficos son los que, en mi opini¨®n, corresponden a la divisi¨®n internacional del trabajo en esta ¨¦poca: Europa hasta Rusia y hasta el imperio otomano, y las Am¨¦ricas. En el segundo volumen se estudia la onda larga de estancamiento general que llega m¨¢s o menos hasta 1750 y que tiene consecuencias muy diferentes para las distintas partes del sistema mundial, pero que para m¨ª constituye una fase de reforzamiento de este sistema. El volumen tercero, en el que ahora empiezo a trabajar, estudiar¨¢ lo que solemos llamar revoluci¨®n industrial, que para m¨ª s¨®lo es un momento fundamental en la expansi¨®n de la econom¨ªa-mundo, con la inclusi¨®n de Rusia, India, el imperio otomano, etc¨¦tera, es decir, de las partes del mundo que hasta entonces hab¨ªan estado fuera de la divisi¨®n internacional del trabajo. Eventualmente, habr¨¢ un cuarto volumen que llegar¨¢ hasta la crisis actual, hacia la etapa larga de transici¨®n del capitalismo al socialismo que, en mi opini¨®n, estamos viviendo ahora.
P. ?Cu¨¢les ser¨ªan las implicaciones pol¨ªticas que podr¨ªan deducirse de su obra en estos momentos?
R. La primera es que, puesto que la unidad de an¨¢lisis es el sistema mundial, y no los distintos pa¨ªses, no es posible concebir conceptualmente la transici¨®n del capitalismo al socialismo en un solo pa¨ªs. Por supuesto, la toma de poder en un pa¨ªs por un partido socialista cambia la relaci¨®n de fuerzas a nivel mundial, pero eso no implica la transici¨®n al socialismo. As¨ª, no tiene sentido hablar de retroceso de la URSS o de China al capitalismo: los cambios en estos pa¨ªses deben verse en un contexto mundial y en un plazo m¨¢s largo de tiempo, lo que nos permitir¨¢ ser m¨¢s indulgentes y sufrir menos desilusiones. Segunda consecuencia: como en mi opini¨®n la existencia de capitalismo en un pa¨ªs no depende esencialmente de la generalizaci¨®n del trabajo asalariado, podemos concebir al campesinado como una parte de la clase obrera mundial, con lo que desaparece el problema campesino y podemos aceptar la tesis marxista cl¨¢sica sobre la polarizaci¨®n creciente entre burgues¨ªa y proletariado. Tercera: en el sistema mundial capitalista hay dos formas fundamentales de conflicto, capital contra trabajo y centro contra periferia, de forma que el nacionalismo puede ser otra forma de lucha antisist¨¦mica. El famoso problema nacional tambi¨¦n desaparece as¨ª completamente para los socialistas.
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