Ir¨¢n-Irak, un paso en la crisis
LOS COMBATES entre Irak e Ir¨¢n se desarrollan en el centro de una zona de crisis aguda, cuyos dos extremos est¨¢n en Turqu¨ªa, donde el golpe de Estado asegura la posici¨®n de Estados Unidos, y en Afganist¨¢n, donde la URSS trata de afianzar la suya con menos suerte. Una zona muy amplia en el mapa, cuya caracter¨ªstica esencial es la de la longitud de su frontera con el Sur -el ?bajo vientre?- de la URSS, que se esfuerza -salvo, claro est¨¢, en Afganist¨¢n- en mantener una apariencia de neutralidad: tanto en el golpe de Turqu¨ªa como ahora, en la para ella inquietante guerra entre Irak e Ir¨¢n, tratada en sus peri¨®dicos y declaraciones con un distanciamiento total.Como todas las grandes crisis, aunque luego se simplifiquen en los libros de historia, la de esa zona euroasi¨¢tica es enormemente compleja. Est¨¢n, en primer lugar, los intereses de las dos grandes potencias y, dentro de ellos, el tema del petr¨®leo como decisivo, pero tambi¨¦n el dominio estrat¨¦gico del Mediterr¨¢neo y su extensi¨®n al Indico. Est¨¢ presente, por tanto, todo el problema entre Israel y los pa¨ªses ¨¢rabes, los cuales sufren a su vez la crisis de desuni¨®n, que es, al mismo tiempo, hist¨®rica y contempor¨¢nea, que se ha manifestado en Fez, donde ya el delegado de la OLP ha pedido que los ?hermanos ¨¢rabes? moderen sus querellas, manifiestas, sobre todo, en las acusaciones mutuas de prosovietismo y de proamericanismo; confusi¨®n similar a la de la conferencia de Thakhent (Uni¨®n Sovi¨¦tica), donde la conferencia musulmana internacional ha terminado tambi¨¦n en la querella. Otra fuerza importante est¨¢, m¨¢s que en los Gobiernos o en los ej¨¦rcitos, en los pueblos: el sentimiento de rebeld¨ªa del Tercer Mundo, y el nacionalismo musulm¨¢n -en el sentido de que Ir¨¢n es ?una patria?, como dicen sus te¨®ricos-, que cree, cada vez m¨¢s, que se aproxima la ocasi¨®n.
En todos estos temas permanentes, que brotan de tiempos pasados, ha sido un elemento considerable la revoluci¨®n de Ir¨¢n. Puede que sin ella la URSS no hubiera intervenido en Afganist¨¢n, ni Turqu¨ªa habr¨ªa sufrido la ¨²ltima evoluci¨®n del ?fanatismo religioso? que alegan los militares como uno de los pretextos para su golpe; ni, desde luego, Irak habr¨ªa desempolvado la vieja querella de Chat el Arab y los territorios irredentos entre el Eufrates y el Tigris. Irak, que mantiene un r¨¦gimen revolucionar¨ªo, representa desde hace meses un papel internacional que puede agradar a Estados Unidos; en este caso, su acci¨®n, unida al golpe turco, inicia ya un nuevo cerco directo a Ir¨¢n; pero, al mismo tiempo, representa una llamada de atenci¨®n y un muro frente a Siria, que acaba de unificarse con Libia.
Considerar el enfrentamiento armado entre los dos pa¨ªses como un episodio local, susceptible de resolverse por s¨ª mismo, aun suponiendo que Teher¨¢n llegase a hacer las concesiones territoriales que se le reclaman, no tiene sentido. Su gravedad es que es un paso m¨¢s en una crisis muy larga y con mucho futuro; y que uno de estos pasos puede ampliarse hasta l¨ªmites imprevisibles. Y uno de los acentos de esta gravedad est¨¢ en la situaci¨®n de la URSS, amenazada hoy en todas sus fronteras, desde la de China hasta las de Europa, incluyendo ya como factores importantes los acontecimientos dentro de lo que era su zona de influencia, los pa¨ªses del Pacto de Varsovia.
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