Tomadura de pelo amenizada con m¨²sica
No hemos asistido a una corrida de toros. Hemos estado en un concierto de banda, mientras los toreros nos tomaban el pelo. Un concierto de vibrantes pasodobles, que escuchaban algunos resignados mientras el resto del p¨²blico ovacionaba la parodia que estaba presenciando en el ruedo.Ese p¨²blico festivalero ha sido el culpable, con aquellas ovaciones cada vez que el torero daba el monterazo para pedir el cambio despu¨¦s de que el picador hiciera cosquillas al toro. No se daba cuenta de que con su conducta estaba convirtiendo una corrida de precios escandalosos en un festival sin caballos. S¨®lo reaccionaron al final, hasta conseguir que el sexto fuera retirado. Pero ya se hab¨ªan tragado cinco caracoles paral¨ªticos.
Plaza de toros de Guadalajara
Tercera de feria. Cinco toros de Osborne, chicos floj¨ªsimos y manejables (a excepci¨®n del primero), y uno de Juan M. P¨¦rez Tabernero, de aceptable presencia y muy noble. D¨¢maso Gonz¨¢lez: silencio y dos orejas. Le perdonaron un aviso en el cuarto. Ni?o de la Capea: oreja y silencio. Emilio Mu?oz: silencio y oreja.
Los toreros cumplieron con su trabajo de honrados enfermeros para evitar que los toros fueran llevados a la UVI. El que mejor aplic¨® los auxilios cl¨ªnicos fue D¨¢maso Gonz¨¢lez, tal vez porque sali¨® vestido de blanco. Ni?o de la Capea lo intent¨® en el quinto, pero el toro casi se le muere. Emilio Mu?oz pech¨® con el toro menos flojucho, de noble embestida, que se fue sin torear, pues no se acopl¨® con ¨¦l.
Ruidosas penas ocupaban un tendido de sol. Esta vez debieron pensar que el espect¨¢culo no era un atraco, pues no se pusieron ?manos arriba?, como el d¨ªa anterior. Tal vez si en el segundo toro de la corrida del s¨¢bado pensaron que les atracaban, esta vez estimaron que se trataba s¨®lo de un tironcillo de bolso.
La tomadura de pelo musical fue presidida por un se?or que parec¨ªa estar a las ¨®rdenes de los toreros y que concedi¨® una inmerecida segunda oreja a D¨¢rnaso por un espadazo muy trasero, tras perdonarle un aviso.
Babelia
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