Bib¨ª Andersen: sainete musical con plumas
En la madrile?a sala de fiestas El Lido se est¨¢ representando una comedia musical titulada Divorcio a la espa?ola, original de Julio Mat¨ªas y Manolo Codeso. El inter¨¦s morboso del espect¨¢culo se centra en la figura travestida, maciza y encumbrada de Bib¨ª Andersen. Lo restante es una basta payasada, donde malgastan su talento interpretativo dos actores, Pedro Pe?a y Pedro Valent¨ªn, que intentan resolver sus conflictos matrimoniales mediante el cambio de parejas.
Un p¨²blico que sabe a lo que va, que sale y entra orondo, que se r¨ªe o dormita con similar resignaci¨®n, que emplea el tacto en lo propio y ojea con sudor lo ajeno. Y los ojos ya pueden contemplar, entre tiras de luto, la nalgada de rubias muchachas. El rito engendra la excepci¨®n: Bib¨ª Andersen. Llega de azul, con muchas plumas, con una estrella que reluce justo en el centro del misterio. Los matrimonios cuchichean sobre lo indefinido del macizo art¨ªculo: ¨¦l, ella o ello. Bib¨ª invade la escena con lentos parpadeos. Al fondo, una imagen sint¨¦tica de Par¨ªs.Pero la verdadera procesi¨®n de la pieza va por dentro. Ah¨ª est¨¢n los hispanos protagonistas del medular enredo. Uno se llama Domingo, es de Extremadura cuna de conquistadores, por lo que es natural que su pasi¨®n-conquista se centre en las mujeres. El otro se llama Primitivo, ni conquistador ni extreme?o, sino t¨ªmido castellano. El apasionado tiene por esposa a Am¨¦rica fr¨ªgida hasta las herraduras, que s¨®lo accede al chupi-chusqui (as¨ª lo llaman) una vez al mes. El t¨ªmido y agotado castellano, ya lo ver¨¢n venir, est¨¢ casado con Africa (?ya el nombrecito me recuerda a los can¨ªbales?), ninf¨®mana hasta el mon¨®culo. Un descomunal conflicto.
Duchas de agua fr¨ªa
Am¨¦rica le propina al ardiente marido continuas duchas de agua fr¨ªa. Africa zambulle a su helado t¨®rtolo en ba?eras de agua hirviendo. Ellos, v¨ªctimas del diluvio hogare?o, traman un intercambio de parejas. Ellas aceptan, la mar de encantadas. Mas, espa?olas como Dios manda, se divorcian primero. A la hora de la noche de bodas, ambas parejas coinciden en la misma habitaci¨®n, n¨²mero 69, de un hotel. Los celos inauguran un nuevo divorcio, esta vez precedido por la experiencia de la cama.Los chistes escogidos que ali?an esta verde ensalada pueden imagin¨¢rselos con s¨®lo un mustio esfuerzo. Sepan, en cualquier caso, que la trama se va rompiendo a cada rato con n¨²meros de baile, donde Bib¨ª Andersen luce su ambig¨¹edad historiada. La iluminaci¨®n de las vitrinas m¨®viles corre a cargo de Giorgio Aresu. Hay, en fin, mucha pluma amarilla. Y poco m¨¢s.
Pero, herederos de Lope, los autores reservan lo profundo para la moraleja en verso. Salvo que mi memoria me sea infiel, la joya suena as¨ª: ?Si te piden chupi-chusqui, / d¨¢selo con mucha ansia, / que pasan pronto los a?os / y llega la pito pausia?. El p¨²blico, insensible al consejo, malgasta el tiempo en aplaudir. Tal vez de madrugada, ya en sus casas, mediten en la hondura del consejo y pasen con fervor del dicho al hecho; que as¨ª sea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.