Bagdad admite el fracaso de su ofensiva en el Juzest¨¢n
La ?guerra del golfo? entre Irak e Ir¨¢n parece haber entrado definitivamente en una nueva etapa, que se anuncia como prolongada y de desgaste, sin un claro vencedor y con el peligro constante de que el conflicto se extienda o de que intervengan en el mismo las grandes potencias.
El anuncio hecho por Irak de que detiene su ofensiva y se apresta a defender sus posiciones dentro de territorio iran¨ª sorprendi¨® a los analistas militares, que creen que las tropas iraqu¨ªes han quedado muy lejos de sus objetivos reales y han fracasado en sus intentos de dominar carreteras, centros de poblaci¨®n y n¨²cleos econ¨®micos vitales. Ello situar¨ªa a los iraqu¨ªes en una mala posici¨®n defensiva ante un probable contraataque iran¨ª.Ambos bandos reclamaban ayer el control de Jorramshar, el importante puerto comercial iran¨ª en el estuario de Chat el Arab. Pero los iraqu¨ªes admiten t¨¢citamente que han fallado sus intentos de tomar la estrat¨¦gica ciudad de Dezful, la capital provincial del Juzest¨¢n Ahwaz, e incluso la refiner¨ªa de Abad¨¢n, la segunda del mundo en capacidad de producci¨®n.
La guerra puede, por tanto, continuar por un tiempo indefinido, con una intensidad de combates cada vez menor, a medida que vayan faltando municiones, piezas de repuesto y material b¨¦lico. Una serie de escaramuzas fronterizas, similares a las que se produjeron antes de que los iraqu¨ªes desencadenaran su ofensiva el pasado 22 de septiembre, parece previsible en el futuro inmediato.
Los dos contendientes se han quedado muy lejos de alcanzar sus objetivos. Y los dos pueden tener graves problemas ante una guerra de desgaste como la que ahora est¨¢ inici¨¢ndose. El vencedor, comentaba ayer un diario de Beirut, ser¨¢ el que sufra menos da?os. Pero los dos pa¨ªses saldr¨¢n malparados del conflicto.
Los iraqu¨ªes han desaprovechado una ocasi¨®n posiblemente ¨²nica. Contaban con el factor sorpresa, lo que les deb¨ªa haber permitido la organizaci¨®n de un apoyo log¨ªstico eficaz, y se enfrentaban, te¨®ricamente al menos, a un ej¨¦rcito diezmado por las purgas revolucionarias, sin piezas de repuesto made in USA, desmoralizado y con generales que reciben ¨®rdenes de los mullahs.
Todo -hac¨ªa esperar un r¨¢pido avance iraqu¨ª, la ocupaci¨®n de una parte sustancial del Juzest¨¢n y, qui¨¦n sabe, la aparici¨®n de brotes separatistas y anti-Jomeini en diversas partes de Ir¨¢n. De este modo, Saddam Hussein, habr¨ªa conseguido no s¨®lo su ideal de ser el nuevo gendarme del golfo y una especie de nuevo Saladino, palad¨ªn de los ¨¢rabes frente a los ?racistas persas?, sino tambi¨¦n acabar con el r¨¦gimen del ?viejo de Qom?, que hace llamadas constantes a la rebeli¨®n de los chiitas de Irak, e incluso de los kurdos.
Resistencia inesperada
Sin embargo, el Ej¨¦rcito y los guardias revolucionarios iran¨ªes ofrecieron una resistencia inesperada; la aviaci¨®n, aunque diezmada, se mostr¨® sorprendentemente eficaz, y el ataque iraqu¨ª parece estar teniendo un efecto contrario al esperado; y, en vez de dividir, est¨¢ cohesionando a los iran¨ªes. La defensa del territorio nacional, junto a motivaciones religiosas, ha creado una situaci¨®n emocional de apoyo total al r¨¦gimen isl¨¢mico. Claro que ello no significa que vaya a ser igual en caso de una guerra de desgaste, con sacrificios y privaciones cotidianas y prolongadas.
Los iraqu¨ªes subestimaron sin duda la capacidad combativa del Ej¨¦rcito enemigo, y esa es una de las causas de la situaci¨®n actual. Seg¨²n expertos militares, hubo, adem¨¢s, una actuaci¨®n muy mala de la fuerza a¨¦rea, una falta de coordinaci¨®n entre el ej¨¦rcito de tierra y la aviaci¨®n, y un sistema de apoyo log¨ªstico totalmente inadecuado.
La necesidad de vigilar estrechamente la frontera con Siria y de mantener importantes efectivos en la zona del Kurdist¨¢n, ante una posible revuelta, habr¨ªan obligado a Irak a no comprometer a fondo sus fuerzas armadas en esta guerra, y a renunciar as¨ª a sus objetivos militares.
La perspectiva de una larga guerra presenta peligros para los dos bandos, pero especialmente para Saddam Hussein. Desde este momento, el l¨ªder iraqu¨ª tendr¨¢ que estar pendiente no s¨®lo de la situaci¨®n en el frente con Ir¨¢n, sino de la reacci¨®n de los kurdos y de los movimientos de sus enemigos internos, en el Ej¨¦rcito y en el partido Baas, que pueden aprovecharse de las circunstancias para intentar arrebatarle el poder.
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