Inquietud en la OTAN ante una posible victoria de Reagan
La victoria de Ronald Reagan en las elecciones presidenciales norteamericanas signif¨ªcar¨ªa un duro a golpe para la actual pol¨ªtica de la Organizaci¨®n para el Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN), basada en la ratificaci¨®n de las SALT II, las conversaciones de Ginebra para la limitaci¨®n de armas nucleares en Europa y, coordinadamente, del progresivo fortalecimiento de sus fuerzas militares.En el cuartel ?pol¨ªtico? de la OTAN, en Bruselas, es dif¨ªcil encontrar un solo funcionario partidario del ex gobernador de Californ*a, aun cuando, l¨®gicamente, los comentarios oficiales se mantienen dentro de la m¨¢s pura ortodox¨ªa diplom¨¢tica. Por el contrario, en Mons, en el cuartel general de las fuerzas aliadas en Europa, se pueden observar rendijas en esa unanimidad, especialmente entre los propios militares estadounidenses.
La victoria de Reagan, a juicio de los diplom¨¢ticos europeos, obligar¨ªa a dar un'gran giro a la actual pol¨ªtica aliada, una pol¨ªtica com¨²n a la que se ha llegado despu¨¦s de no pocos tira y afloja con Washington. Los aliados europeos, por ejemplo, aceptaron los famosos ?euromisiles?, siempre y cuando fueran acompa?ados de una seria oferta de negociaci¨®n con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. La URSS, que reaccion¨® muy violentamente en un primer momento, acept¨® finalmente las conversaciones de Ginebra para la limitaci¨®n de armas nucleares en Europa, pero, aunque no exigi¨® la previa ratificaci¨®n de las SALT II antes de sentarse a la mesa, dej¨® bien claro que nunca firmar¨ªa ning¨²n acuerdo sin que antes Estados Unidos ratificara la limitaci¨®n de armas intercontinentales. Ni un solo comunicado oficial de la OTAN ha salido a la luz en los ¨²ltimos doce meses, sin que los aliados mencionaran la urgente necesidad de que las SALT II entraran en vigor.
Los ?defensores? de Jiminy Carter no son, sin embargo, admiradores del actual presiderrte de Estados Unidos, al que se considera en c¨ªrculos atl¨¢nticos coi-no ?una personalidad mediocre?. Bien al contrario, los aliados europeos, deseosos de contar con una Norteam¨¦rica fuerte y eficaz en el plano militar internacional, temen las vacilaciones de Carter, pero temen a¨²n m¨¢s la obtusa determinaci¨®n de Reagan. ?Se trata simplemente?, nos dec¨ªa un funcionario atl¨¢ntico, ?de una cuesti¨®n de pragmatismo. Con Carter todo va razonablemente mal. Con Reagan todo puede ir irrazonablernerite peor?.
Dos incompetentes, para Mosc¨²
Mosc¨², por su parte, ha seguido con inquietud la ?med¨ªocre? campa?a electoral norteamericana, en la que se enfrentan, seg¨²n la revista Tiempos Nuevos, dos ?incompetentes, de los cuales uno ser¨¢ presidente?, es decir, principal interlocutor del Kremlin.
Los escasos comentarios de la Prensa sovi¨¦tica sobre las elecciones presidenciales de Estados Unidos se han caracterizado por su extrema dureza, no s¨®lo con los candidatos. sino con el propio sistema.
En China, se considera que la elecci¨®n del republicano Reagan pondr¨ªa en peligro la amistad con Estados Unidos, ya que el candidato republicano se ha mostrado partidario de restablecer las relaciones diplom¨¢ticas con Taiwan.
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