Rescatado en Madrid un cuadro olvidado del pintor Ribera
Se espera el reconocimiento oficial de la autor¨ªa del "Descanso en la huida a Egipto"
Se abre al p¨²blico ma?ana una singular exposici¨®n del pintor espa?ol Jos¨¦ Ribera, maestro del barroco y genio de la moderna pintura occidental. Una exposici¨®n para un solo cuadro: Descanso en la huida a Egipto, tema del que hasta ahora se conoc¨ªan dos copias de taller. Richard de Willermin, director de la galer¨ªa madrile?a Interarte, rescat¨® del olvido esta obra, que espera todav¨ªa ver confirmada universalmente la autor¨ªa de Ribera.
Ma?ana, jueves d¨ªa 20, se inaugura en Interarte (G¨¦nova, 18) una exposici¨®n p¨²blica verdaderamente singular, porque consta tan s¨®lo de un cuadro, aunque, eso s¨ª, un cuadro que merece atenci¨®n internacional. Se trata, ni m¨¢s ni menos, de un bell¨ªsimo Ribera pr¨¢cticamente ignorado hasta el presente: Descanso en la huida a Egipto, procedente de la colecci¨®n del marqu¨¦s de la Torrecilla.Con este tema se conoc¨ªan ya dos obras, pero que estaban catalogadas como copias de taller; exactamente: la depositada en el Museo de Bellas Artes de C¨®rdoba, que se pudo ver ya en Madrid en la exposici¨®n San Jos¨¦ en el arte espa?ol, que se celebr¨® el a?o, 1972, y la que cit¨® el historiador del arte norteamericano Felton, cuya tesis doctoral vers¨® sobre el cat¨¢logo de Ribera, como existente en una colecci¨®n privada de Palma de Mallorca.
En cualquier caso, para apreciar el progresivo olvido de este tema riberesco, basta con se?alar que en el ¨²ltimo cat¨¢logo publicado de su obra, el realizado por Nicola Spinosa en la c¨¦lebre colecci¨®n Cl¨¢sicos del Arte, de la editorial Rizzoli, con el t¨ªtulo La obra pict¨®rica completa de Ribera, no vienen recogidas ni tan siquiera las copias antes citadas.
Richard de Willermin, director de Interarte y responsable, tras meses de paciente estudio, del rescate de este Descanso en la huida a Egipto, nos informa de la peculiar historia del mismo, que consiste, b¨¢sicamente, en la sorprendente tardanza del reconocimiento oficial de su autor¨ªa.
De esta manera, aunque esta va a ser la primera vez que es expuesto en p¨²blico, en la familia del marqu¨¦s de la Torrecilla siempre se present¨® como un Ribera, y S¨¢nchez Cant¨®n, hace bastante a?os, lo reconoci¨® como tal, aunque sin que por ello se recogiera en cuantos estudios se han publicado sobre el genial pintor espa?ol: A. Mayer, Trapier, Felton, Brown y N. Spinosa, aunque algunos de ellos -Mayer ya en 1923- s¨ª citaran las copias a las que hemos hecho referencia.
Descubrimiento
Por todo ello, la presentaci¨®n p¨²blica que se nos ofrece ahora tiene la categor¨ªa casi de un aut¨¦ntico descubrimiento, pues puede coincidirse plenamente con Richard de Willermin en que la calidad de la obra, ahora que ha sido limpiada, es la de un Ribera original, como se aprecia, sobre todo, en la extraordinaria cabeza de San Jos¨¦, mucho mejor conservada que la de la Virgen. Este cuadro tiene adem¨¢s la peculiaridad de representar un tema ins¨®lito en la iconolog¨ªa habitual que conocemos del pintor, porque las otras Sagradas Familias, con un planteamiento parecido (museos de Santa Cruz. de Toledo, El Escorial, Berl¨ªn y N¨¢poles), incluyen a un San Juanito y est¨¢n clasificadas todas como de taller.
Este Descanso en la huida a Egipto aporta adem¨¢s, tambi¨¦n seg¨²n Richard de Willermin, posibles nuevas precisiones en la valoraci¨®nglobal de la pintura de Ribera. Fechable aproximadamente entre 1641 y 1643, confirmar¨ªa la cronolog¨ªa de ciertas obras del Prado, como las del Sue?o de Jacob , Martirio de San Felipe, Magdalena rezando, que deben definitivamente situarse entre 1639 y 1641.
Por otra parte, contra el t¨®pico abusivo de querer ver s¨®lo en Ribera la paleta sombr¨ªa, muchas veces producto de la p¨¦sima conservaci¨®n de sus lienzos, esta obra significa apoyar una imagen del pintor como colorista experto, tal y como, por lo dem¨¢s, lo apreciaron ya sus contempor¨¢neos, y, entre ellos, el espa?ol Pacheco, que escribi¨® en su tratado lo siguiente: ?La materila del colorido trat¨®, hermos¨ªsimamente, Antonio Correggio (a quien soy muy aficionado), y sobre Iodos el gran Ticiano.... y ahora tiene el primado en pie, en la pr¨¢ctica de los colores, Jusepe Ribera, llamado en Italia el Espa?oleto?.
No cabe duda, pues, que la p¨¦rdida de estas calidades originales que corno colorista adornaban a Ribera se debieron, como tambi¨¦n advirtieren sus contempor¨¢neos Pacheco y Palomino, a la mala conservacion de sus cuadros, realizados a base de una preparaci¨®n gord¨ªsima, que hac¨ªa saltar f¨¢cilmente la pintura y que dio origen posteriormente a los tremendos repintes que se realizaron en gran parte de su obra durante el siglo XIX.
Con esta obra de Ribera, rescatada del olvido por el oficio de Richard de Willermin y sus colaboradores, Interarte acredita todav¨ªa m¨¢s su fama, consolidada con aciertos anteriores como el del cuadro Lafe, de Vicente L¨®pez, que expusieron el a?o pasado. De todas formas, un Ribera de las caracter¨ªsticas del que ahora exponen impresiona y si, como todo parece apuntarlo, se confirmara universalmente su autor¨ªa, ser¨ªa una l¨¢stima que no ingresara en el Museo del Prado. Por el momento, cabe decir que la obra tiene demasiada calidad para ser una copia de taller.
Babelia
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