El saxo de Johnny Griffin

El pasado viernes continuaron las sesiones de jazz que vienen celebr¨¢ndose en el cine Salamanca con la esperada actuaci¨®n del saxo tenor Johnny Griffin. Estupendo concierto. Hay que comentar que los m¨²sicos del d¨ªa anterior, es decir, Hank Jones, Ray Brown y Roy Haynes, no tocaban juntos desde hac¨ªa tiempo, como ya se sab¨ªa. Lo que no se sab¨ªa, porque nos enteramos despu¨¦s, fue que ese tiempo era nada menos que veintitr¨¦s a?os, dato que cambia un poco el sentido de la cr¨ªtica, porque hacer la m¨²sica que hicieron despu¨¦s de tan amplia desconexi¨®n tiene un m¨¦rito. MuchoJohnny Griffin, por su lado, se nos vino, con un grupo compuesto por el pianista Ron Matthews (que ya lleva tiempo ?d¨¢ndole?) y los j¨®venes Ray Drumniond al bajo y Kenny Washington a la bater¨ªa. El concierto fue una muestra de buen¨ªsima m¨²sica, con un Griffin que mostr¨® todo aquello que le ha hecho famoso: una velocidad endiablada, una elegancia sorprendente en tanto virtuosismo y un punto precioso en las baladas.

Sin embargo, y a pesar de que el l¨ªder estuviera muy bien, me parece que lo mejor de la noche sali¨® de las manos de Ron Matthews, que reafl z¨® unos solos magn¨ªficos, solidisimos y enormemente expresivos. El hombre tiene una visi¨®n mel¨®dica de impresionar. El bajo, en cambio, realiz¨® unos cuantos solos t¨¦cnicamente muy brillantes, pero a los cuales no se les acababa de ver la articulaci¨®n. Arm¨®nicamente se lo montaba muy bien, pero la parte r¨ªtmica no se acababa de percibir con demasiada claridad. Justo lo contrar¨ªo de Kenny Washington, que le ?daba? a la bater¨ªa con un acento africanoide descarado y para agradecer. En definitiva, un estupendo concierto que debi¨® dejar a la gente con buen sabor de boca y el convencimiento de que, sea festival o no lo sea, merece la pena.