Excomuni¨®n de Carrillo
La excomuni¨®n a Tamames de Carrillo, nada m¨¢s bajar del avi¨®n que le tra¨ªa de la tragicomedia china, no puede menos que producir sonrojo. ?Es el ataque personal, en respuesta a una propuesta distinta de organizaci¨®n del partido, su forma de entender la democracia interna que pregona?Aquel que propuso la HGP, que Ianz¨® a muchos a la c¨¢rcel y a algunos a la muerte, y luego dice no creer en la huelga general; aquel que olvid¨® sus teor¨ªas sobre la ruptura en cuanto le facilitaron el primer ?moje pol¨ªtico?: el de los trapicheos en los pactos de la Moncloa; que a continuaci¨®n grita que le enga?an -?un inocente, seducido con malas artes!-, el maestro en cacicadas internas, l¨¦ase relaciones con el PSUC, Asturias, Mundo Obrero, CC OO, etc¨¦tera, tiene a mucha gente fastidiadamente harta de su verborrea antidial¨¦ctica.
?Acaso piensa que el pago a su exilio parisiense debe ser la perpetuidad de un sill¨®n en la carrera de San Jer¨®nimo y el vitalicio de secretario general, sin que quepa como posibilidad a plantear la propuesta de Tamames?
Parece ser que la lucecita de El Pardo comunic¨® a toda su generaci¨®n pol¨ªtica el mismo af¨¢n de supervivencia, sin importar medios ni fines; lo que interesa es estar. Llega a producir la sensaci¨®n de que el problema no est¨¢ entre capitalismo o comunismo, fascismo o democracia, sino m¨¢s bien entre diputado con t¨ªtulo de se?or¨ªa o pipero en el Metro de Par¨ªs.
Habida cuenta que Carrillo es uno de los pocos diputados con dedicaci¨®n exclusiva al cargo, tal vez se pueda pensar que su tiempo lo dedica, junto con sus compa?eros de quinta, -a rememorar sus ?batallas del exilio?, atorando la c¨²spide del ejecutivo y teniendo por m¨¦rito m¨¢ximo el dudoso r¨¦cord de haber llevado al PCE a ser uno de los partidos comunistas m¨¢s peque?os y de menor incidencia pol¨ªtica del occidente cristiano./
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