Un programa con obras de Falla clausura el ciclo Maestros del siglo XX

Con un programa dedicado a Manuel de Falla, termin¨® el ciclo organizado, en el teatro del C¨ªrculo de Bellas Artes, por la Direcci¨®n de M¨²sica y Teatro. En ¨¦l se ha pasado revista a los maestros del siglo XX, esa serie de egregias personalidades que llenaron nuestro tiempo hasta, m¨¢s o menos, la d¨¦cada de los cincuenta, y a los que se refer¨ªa Onetti hace unos d¨ªas en las p¨¢ginas de EL PAIS.Erik Satie, Stravinsky, Bartok, los ?seis de Par¨ªs?, Prokofiev, Schoenberg, Berg, Webern, Messiaen y Falla han definido los perfiles musicales de nuestra centuria con sus obras y con la estela de su magisterio. Serie interesante, bien planificada e interpretada, que, en general, no ha contado con la asistencia que merec¨ªa, lo que se debe, quiz¨¢s, a varias razones: acumulaci¨®n de actividades musicales y falta de h¨¢bito en cuanto al local pueden ser primeras causas de tal desv¨ªo.

En cualquier caso, la clausura consagrada a nuestro primer m¨²sico convoc¨® mayor n¨²mero de auditores, que reaccionaron con entusiasmo ante obras y versiones. Las de Jos¨¦ Mar¨ªa Franco-Gil son siempre serias, -rectamente orientadas y pulcramente realizadas. Mas si tenemos en cuenta el excelente grupo de instrumentistas solistas encargados de dar vida a Psych¨¦ (esa peque?a gran joya), el Concerto, capital en el panorama europeo contempor¨¢neo, y el Retablo de maese Pedro, ante cuya emocionante invenci¨®n callaron un d¨ªa todos tirios y troyanos, como escribi¨® Joaqu¨ªn Rodrigo al evocar tiemios en los que Falla era, a¨²n, discutido entre nosotros.

Genoveva G¨¢lvez, al clave; Mar¨ªa Rosa Calvo Manzano, arpa; Jos¨¦ Moreno, flauta; Jes¨²s Meli¨¢, oboe; Pedro Meco, clarinete; Juan Luis Jord¨¢, viol¨ªn; Pablo Ceballos, viola, y Angel Qui?ones, violonchelo, contribuyeron a la versi¨®n viva y clarificada del Concerto y Psych¨¦, cuya parte vocal, sobre texto franc¨¦s de Jeari-Aubry, expuso la soprano Yung-Hee-Kim con po¨¦tica expresividad y buena dicci¨®n.

La misma, cantante dio vida al Trujam¨¢n, ert el Retablo, dentro de la l¨ªnea aprendida de Lola Rodr¨ªguez de Arag¨®n, a la que no dej¨® de aportar matices propios y siempre atractivos. Tom¨¢s Cabrera, en Maese Pedro, y Eduardo Berm¨²dez, en Don Quijote, acer taron a dar con el car¨¢cter y la intenci¨®n de sus personajes.

La versi¨®n luci¨® plasticidad y se escuch¨® con holgura en toda la gama de valores que encierra la pieza cervantina de Falla, tan querida por nuestros intelectuales desde Rodr¨ªguez Mar¨ªn a Salvador de Madariaga, desde Azor¨ªn a Gerardo Diego y Garc¨ªa Lorca. Si Strauss supo ver a Don Quijote desde su genial sinfonismo, Falla, sobre genio, a?adi¨® autenticidad, introspecci¨®n cultural en el mito, sus significaciones y su entorno.