La Pascua y el balance militar
El mensaje del Rey, el discurso del ministro de Defensa y los de los jefes de Estado Mayor del Ej¨¦rcito, la Armada y el Aire, con motivo de la Pascua Militar permiten formular algunas consideraciones cr¨ªticas sobre el balance que trazan de las actividades llevadas a cabo en este campo el pasado a?o, las perspectivas que se?alan y la doctrina que establecen.En resumen, la breve intervenci¨®n del Rey tuvo el car¨¢cter de una exhortaci¨®n ?a la unidad sin fisuras, que no consiente infiltraciones nocivas, el compa?erismo, la entrega a la profesi¨®n, el respeto a las normas constitucionales y la fe y confianza en los mandos y en su jefe supremo. Y de rechazo a cualquier af¨¢n de mezclarse ni consentir que os mezclen en actividades pol¨ªticas distintas de esa pol¨ªtica elevada que a todos interesa: la de la grandeza y seguridad de Espa?a?.
Estas afirmaciones compendian la doctrina permanente de los mensajes del Rey a las Fuerzas Armadas editados ahora en un volumen por el Ministerio de Defensa, y resaltan el papel fundamental que don Juan Carlos ha jugado en el ejercicio del mando supremo de las Fuerzas Armadas desde el 22 de noviembre de 1975. De su reconocimiento brota un extendido sentimiento de gratitud al que se ha hecho acreedor desde entonces ante el pueblo espa?ol.
Rodr¨ªguez Sahag¨²n, protagonista
Algo ha quedado claro en esta ¨²ltima Pascua Militar: el acaparamiento de todo el protagonismo por parte del titular de la cartera de Defensa, Agustin Rodr¨ªguez Sahag¨²n. La propia transici¨®n espa?ola -que arranc¨® con cuatro ministros militares en el Gabinete, uno de ellos con la condici¨®n de vicepresidente, y ha llevado despu¨¦s a la incompatibilidad legal de los militares en activo para el ejercicio de la pol¨ªtica y a la fusi¨®n de todas las competencias en un ¨²nico Ministerio de Defensa- explica el cambio de plano; en el escenario.
Ha sido el rey Juan Carlos quien ha restaurado el sentido y esplendor de la Pascua Militar y ha querido con sus mensajes prestar un servicio de primera magnitud. Enfrente, delante de las representaciones militares, un vicepresidente de uniforme, Fernando de Santiago, primero, y Manuel Guti¨¦rrez Mellado, despu¨¦s, dieron la respuesta de la instituci¨®n militar.
La nueva definici¨®n de la cadena de mando militar y su distinci¨®n de la rama pol¨ªtico -administrativa con el nombramiento, que entonces se hizo posible, de un ministro de Defensa civil, en la persona de Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, le han asignado a este ¨²ltimo el pasado d¨ªa 6 la condici¨®n de portavoz de la familia militar.
Especular con las intenciones
Y aqu¨ª es donde algunos estiman que, en puridad con el car¨¢cter de la fiesta, tal vez esa misi¨®n deber¨ªa corresponder al general presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, como primera autoridad de la cadena de mando militar conjunto, todo ello sin cuestionar la dependencia del mando pol¨ªtico, y, en particular, del ministro.
El Rey, en su mensaje a las Fuerzas Armadas, defini¨® como una de las condiciones de la felicidad la de disfrutar de la tranquilidad de vivir en paz, ?sin que se especule con vuestras intenciones o se imaginen hasta vuestros pensamientos?.
En ese peligroso ejercicio, pero esta vez referido a la Prensa, parece adentrarse Rodr¨ªguez Sahag¨²n cuando encierra en el mismo saco todos los intentos informativos sobre las Fuerzas Armadas, y da la impresi¨®n de atribuirles en bloque la pretensi¨®n de ?dirigirse de una forma u otra a presionar, confundir o dividir y enfrentar a las Fuerzas Armadas?.
Maniobras y rumores realizados desde el anonimato
A esas acciones que se realizan, ?ya sea por maniobras de grupo o falta de sensibilidad, desde el sensacionalismo o el anonimato, desde el rumor inconsciente o la tergiversaci¨®n manipulada?, seg¨²n el ministro, hay que ponerles referencias claras.
Adem¨¢s, los responsables del departamento deben impregnarse de que s¨®lo un sentido de la anticipaci¨®n informativa puede erradicar el rumor. Y, en todo caso, no debe olvidarse que la Prensa tiene deberes espec¨ªficos, tambi¨¦n en este campo, a los que ha hecho honor muchas veces de forma intachable, aunque no se le haya reconocido y en ocasiones tenga que asumir los costes de la incomprensi¨®n.
Otro es el caso de los medios informativos, que alardean de contar con el asesoramiento y la colaboraci¨®n permanente de miembros de las Fuerzas Armadas, desde los cuales el propio Ministerio ha estimado muchas veces que se practica una permanente incitaci¨®n a la rebeli¨®n y frente a los que no se percie la reacci¨®n adecuada.
Moral para ejercer autoridad
Alg¨²n general en activo con graves reponsabilidades de mando ha comentado el deterioro que en las unidades a su mando produce la lectura de determinado diario, ajustado a las caracter¨ªsticas que la se describen. La respuesta ya en la ingenuidad cuando las autoridades competentes prefieren, para evitarse el mal trago, mantenerse de esas lecturas y no hacen nada por contrarrestar sus sobre los cuadros de mando.
Un principio de reacci¨®n parece advertirse cuando el ministro afirma que en la nueva sociedad, basada en el orden exclusivo del derecho, la obediencia a la ley puede ser exigida con m¨¢s plenitud que en ning¨²n otro sistema, precisamente porque las leyes han sido aprobadas por los representantes leg¨ªtimos del pueblo.
Otros matices del discurso traslucen, sin embargo, una actitud muy cautelosa que asegura todo tipo de respeto a los derechos adquiridos y todo el gradualismo imaginable para la aplicaci¨®n de cuanto se refiere a la nueva pol¨ªtica personal. Ese es tambi¨¦n el caso las seguridades ofrecidas respecto al car¨¢cter militar de la guardia Civil, con las que se intenta pulverizar la extra?a maniobra del jumbo sindical Garc¨ªa Carr¨¦s, cuyos ins¨®litos apoyos no in sido debidamente esclarecidos.
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