?Viento del Este?
LA PUJANZA mostrada en el V Congreso del PSUC por la corriente prosovi¨¦tica ha despertado las pasiones y los recelos aletargados desde la legalizaci¨®n del PCE, en abril de 1977. Algunos se preguntan de nuevo si el eurocomunismo es una estrategia sincera o una simple maniobra t¨¢ctica destinada a ser sustituida, antes o despu¨¦s, por los viejos planteamientos del marxismo-leninismo, la dictadura del proletariado y el obediente alineamiento con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Tras el reciente viraje del Partido Comunista franc¨¦s, encerrado otra vez en el gueto del dogm¨¢tismo y el prosovietismo, el V Congreso del PSUC es interpretado por algunos -con alegr¨ªa o con pesar- como el inicio de una vuelta a sus or¨ªgenes de los comunistas catalanes y del resto de Espa?a.El distanciamiento respecto a la Uni¨®n Sovi¨¦tica de algunos partidos comunistas occidenfales, acelerado desde la invasi¨®n de Checoslovaquia en agosto de 1968, se estaba convirtiendo en un fen¨®meno hist¨®rico de singular importancia para el futuro pol¨ªtico de Europa. La ruptura de los v¨ªnculos de ciega disciplina forjados en la ¨¦poca de la III Internacional, que serv¨ªan para utilizar a los partidos comunistas como peones de la estrategia exterior sovi¨¦tica, hac¨ªa concebible la posibilidad de que esas organizaciones, con fuerte respaldo electoral en Italia y Francia y una apreciable implantaci¨®n en Espa?a, salieran de su aislamiento, participaran en eljuego de alianzas parlamentarias (y no s¨®lo municipales) e incluso entraran en combinaciones de Gobiemo. Si los comunistas dejaran definitivamente de ser el partido del extranjero -como lo denomin¨® en su d¨ªa el general De Gaullle- o una fuerza situada no en la izquierda, sino en el Este -como apunt¨® otro pol¨ªtico franc¨¦s-, para incorporarse sin hipotecas exteriores a la vida p¨²blica de sus pa¨ªses, la construcci¨®n pol¨ªtica de Europa, como tercera fuerza opuesta a la bipolaridad EE UU-URSS, podr¨ªa llegar a ser algo m¨¢s que un abstracto proyecto.
El t¨¦rmino eurocomunismo trata, sobre todo, de expresar esa voluntad de independencia de la pol¨ªtica sovi¨¦tica. La credibilidad del eurocomunismo, sin embargo, tropieza con serio obst¨¢culos, en parte suscitados por sus propias contradicciones, en parte debidos a recelos justificados por la historia y dif¨ªciles de disipar (y que el giro del PC franc¨¦s no hace sino alimentar) y en parte promovidos por sectores deseosos de que todos los comunistas europeos -en especial italianos y espa?oles-cregresen a las trincheras de la guerra fr¨ªa.
Las contradicciones de los partidos eurocomunistas nacen en buena parte de su incapacidad para llevar hasta el final la revisi¨®n de su propia historia, que se halla en abierta discrepancia con su proyecto de futuro y la cr¨ªtica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y del llamado socialismo real. As¨ª resulta parad¨®jico que los comunistas espa?oles se enorgullezcan de haber realizado en su pasado una pol¨ªtica de alineamiento con la Uni¨®n Sovi¨¦tica que ahora condenan o que se empe?en en considerar como ?errores? lo que est¨¢ suscrito en la naturaleza misma del sistema sovi¨¦tico. El problema es todav¨ªa m¨¢s grave cuando el mismo grupo de dirigentes ha ocupado la cabeza de la organizaci¨®n en el largo recorrido que va desde el estalinismo hasta el eurocomunismo. De a?adidura, el visible-hueco dejado en las formulaciones te¨®ricas de los partidos comunistas por el abandono del canon del marxismo-leninismo ha sido ocupado por concepciones imprecisas o intercambiables con las que defienden los partidos socialistas. El desconcierto de los militantes comunistas no es menor al comprobar que tambi¨¦n en el terreno de la estrategia pol¨ªtica, de las alianzas y de la b¨²squeda de espacio electoral las propuestas eurocomunistas son muy semejantes a las socialistas.
Ahora bien, ser¨ªa absurdo atribuir esas contradicciones e inconsistencias eurocomunistas al maquiavelismo de sus dirigentes, conjurados en bloque para disfrazar con argucias, t¨¢cticas y m¨¢scaras ret¨®ricas el prop¨®sito ¨²ltimo, dise?ado en el Kremlin, de asaltar el palacio de Invierno. Parece m¨¢s plausible que esa crisis de identidad de los comunistas, escindidos entre el orgullo y la a?oranza de sus or¨ªgenes prosovi¨¦ticos y la cr¨ªtica o el rechazo del socialismo real de la URSS, se halle en las ra¨ªces de los conflictos que ahora sacuden al PSUC y al PCE y afecte tanto o m¨¢s a las bases comunistas que a sus equipos dirigentes.
No es imposible que dentro de la direcci¨®n y del aparato del PCE y del PSUC est¨¦n agazapados l¨ªderes que se hayan limitado a aceptar de labios para afuera el eurocomunismo en espera de tiempos mejores. Tambi¨¦n es probable que el viento del Este que sopla sobre los comunistas espa?oles tenga apoyos exteriores. Pero el V Congreso del PSUC ha mostrado que el alineamiento con la URSS ha calado hondo en las bases militantes, deseosas de recuperar las se?as de identidad inequ¨ªvocas del pasado cuando se reabre la guerra fr¨ªa y defraudadas por la incapacidad del eurocomunismo para sustituir los viejos dogmas y lealtades por formulaciones distintas del marxismo-leninismo, pero diferentes tambi¨¦n del socialismo democr¨¢tico.
En el caso de Catalu?a, las permanentes tentaciones del prosovietismo y las insuficiencias del eurocomunismo est¨¢n acompa?adas por factores espec¨ªficos, nacidos del nacionalismo, de las tensiones entre el aparato de PSUC y CC OO y de las complicadas relaciones de los comunistas Catalanes con la direcci¨®n y el secretario general del PCE. Queda ahora por ver si el compromiso y la alianza entre todos los sectores opuestos al alineamiento del PSUC con la Uni¨®n Sovi¨¦tica (desde quienes integraban la anterior direcci¨®n hasta los llamados leninistas) prevalece sobre cualquier otra combinaci¨®n que permitiera a la corriente prosovi¨¦tica adue?arse, primero parcial y luego totalmente, de los ¨®rganos de direcci¨®n de los comunistas catalanes. Posibilidad esta ¨²ltima que beneficiar¨ªa, desde luego, a los entusiastas de la guerra fr¨ªa de ambos bandos, pero que seguramente perjudicar¨ªa al funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas en nuestro pa¨ªs.
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