Estreno del "Concertino para casta?uelas", de Leonardo Balada

Leonardo Balada gusta de prestar atenci¨®n a veh¨ªculos sonoros infrecuentes, a combinaciones poco explotadas y a soluciones ideol¨®gicas y est¨¦ticas extremadamente persenales. As¨ª, para Lucero Tena, concibi¨® un concertino para casta?uelas y orquesta, en tres movimientos breves que el autor, buscador de levedades, titula an¨¦cdotas.

Como tantas veces en la historia de la m¨²sica, la existencia del int¨¦rprete id¨®neo provoca el nacimiento de la obra. As¨ª que sin las mil habilidades de Lucero Tena como maestra de crotalog¨ªa, probablemente no habr¨ªa pensado Balada en escribir para tan ins¨®lita solista. El m¨²sico barcelon¨¦s ha tenido un acierto: al disponer de un sonido espa?ol -que as¨ª suenan hoy las casta?uelas- le ha negado otra clase de tipismo, ha encuadra -(lo su papel protagonista en una orquesta sumaria y en un pensaniento musical abstracto. No me parece importante en el cat¨¢logo (te Balada este concertino, pero le a?ade, eso s¨ª, una nueva nota de color muy propia de quien, como Balada, alterna lo dram¨¢tico y lo l¨²dico, el homenaje a Lutero King Las moradas de santa Teresa, Ia evocaci¨®n del Guernica picassiano o el poder inquisitorial de Torquemada con el Zapateado, el conciertino para acorde¨®n, el aire de chotis -en el que ahora trabaja- o el vario repiqueteo de casta?uelas en un tono que m¨¢s parece recuerdo del licenciado Agust¨ªn Florenci0 (Juan Fern¨¢ndez de Rojas) que de Francisco Asenjo Barbieri, por citar dos importantes te¨®ricos de la crotalog¨ªa.

Si el ¨¦xito de Lucero Tena fue grande, no qued¨® a la zaga el del pianista franc¨¦s Philipe Entremont, luminoso solista del original y variopinto concierto n¨²mero de Saint-Sains, cuyo movimiento central, a la morisca, parece resiumir los viajes del autor por Africa Andaluc¨ªa y avisar de bastante rasgos de la m¨²sica francesa posterior a Saint Sa?ns. Con perfecci¨®n t¨¦cnica y enorme capacidad de intenci¨®n, matiz y color, Entremomt consigui¨® una versi¨®n del m¨¢ximo atractivo, bien asistido por orquesta y director.

Luis Antonio Garc¨ªa Navarrp siempre seguro y temperamental hizo del Don Juan straussiano un sucesi¨®n pl¨¢stica en la que al origen tedesco parec¨ªan a?adirse connotaciones expresivas fuertement soleadas y mediterr¨¢neas. Como final expuso, dentro de un buen orden y juego de contrastes, las Danzas sinf¨®nicas, de Rachmaninoff, ¨²ltima composici¨®n orqu¨¦sta del gran pianista, no programada aqu¨ª desde 1975, cuando la dirigi¨® Kitaenko a la Orquesta Nacional Solistas, director y profesores de la RTVE recibieron largas ovacione