La crisis energ¨¦tica: ayer, hoy y ma?ana / y 2
A partir del oto?o de 1973 se convive con la crisis energ¨¦tica; es decir, en una situaci¨®n de abastecimientos petrol¨ªferos insuficientes e inseguros, de bruscas elevaciones de los precios y de retraso en el desarrollo de las nuevas energ¨ªas de sustituci¨®n.En efecto, durante estos a?os fue frecuente por parte de algunos pa¨ªses productores la utilizaci¨®n del petr¨®leo como arma pol¨ªtica, lo que produjo situaciones de gran tensi¨®n, a nuestro juicio justificadas, ya que creemos que los pa¨ªses m¨¢s poderosos desde el punto de vista econ¨®mico, pol¨ªtico y militar no permitir¨¢n jam¨¢s un desabastecimiento que amenace la estabilidad de sus estructuras sociales ni posiblemente tan siquiera que comprometa gravemente el nivel de vida de sus ciudadanos, y de hecho, la historia ha demostrado que ninguna civilizaci¨®n se ha dejado estrangular habiendo tenido medios de respuesta para evitarlo.
Afortunadamente, esta pr¨¢ctica, aunque a¨²n perdura, est¨¢ en recesi¨®n, y en el futuro, aunque siga existiendo, ser¨¢ cada vez menos frecuente y menos cre¨ªble, ya que los pa¨ªses productores, a medida que aumentan su desarrollo, utilizan en sus industrias el gas natural asociado a la producci¨®n de petr¨®leo, y por ello, no podr¨¢n interrumpir o reducir las exportaciones de petr¨®leo sin perjudicar el funcionamiento de sus propias industrias locales.
Aumenta el precio y disminuye la producci¨®n
Al mismo tiempo, los precios del petr¨®leo se disparan, ya que en 1973 el precio de referencia del barril de petr¨®leo era de 2,98 d¨®lares y actualmente este precio para el barril argelino es del orden de 41 d¨®lares.
Por otra parte, el derrocamiento en 1979 de la monarqu¨ªa en Ir¨¢n, que trajo consigo una dr¨¢stica disminuci¨®n de la producci¨®n de petr¨®leo (de cinco-seis millones de barriles por d¨ªa se pas¨® a 1-1,8 millones de barriles por d¨ªa); la actual guerra entre Irak e Ir¨¢n, en la que se han destruido instalaciones de extracci¨®n, transporte, tratamiento y portuarios, y el hecho de que todos los pa¨ªses productores hayan procurado mantener sus respectivas producciones dentro de ciertos l¨ªmites, han conducido a que la producci¨®n haya aumentado a un ritmo m¨¢s lento que la demanda.
Los programas de nuevas energ¨ªas est¨¢n muy retrasados y hacen que ¨¦stas no sean competitivas desde el punto de vista econ¨®mico.
?Qu¨¦ ocurrir¨¢ hasta finales de siglo?
B¨¢sicamente, que no habr¨¢ suficiente petr¨®leo para cubrir la demanda mundial.
El tercer "shock" petrol¨ªfero
En efecto, seg¨²n los ¨²ltimos estudios realizados por todos los organismos preocupados de los problemas energ¨¦ticos, las previsiones de consumo energ¨¦tico para el a?o 2000 son de unos 11.500 a 14.500 millones de toneladas equivalentes de petr¨®leo, seg¨²n se considere un modelo de crecimiento d¨¦bil o fuerte. Ello equivale a multiplicar por dos o 2,5, respectivamente, el consumo energ¨¦tico actual.
Si se tiene en cuenta que algunos pa¨ªses, hoy destacados miembros de la OPEP, como son Argelia, Ecuador, Indonesia, Ir¨¢n, Nigeria y posiblemente Venezuela, tendr¨¢n importantes necesidades internas dif¨ªcilmente compatibles con la exportaci¨®n, se comprende f¨¢cilmente que se acerca el tercer shock petrol¨ªfero; pero esta vez no ser¨¢ como en 1973 y 1979, de precios, a pesar de que se estima que el precio del barril de petr¨®leo ser¨¢ del orden de los 60-75 d¨®lares en 1985, sino de aprovisionamientos. Los expertos opinan que esto podr¨ªa ocurrir en 1990, o tal vez antes, si el crecimiento econ¨®mico fuese m¨¢s r¨¢pido que el existente en la actualidad.
No conviene olvidar que hasta 1973 no comenzaron a buscarse alternativas al petr¨®leo y que el tiempo necesario para la puesta a punto de una nueva fuente de energ¨ªa es del orden de treinta a?os, por lo que hasta el a?o 2000 es muy probable que no podamos disponer de energ¨ªas alternativas con amplia aceptaci¨®n social y que simult¨¢neamente sean competitivas desde el punto de vista econ¨®mico.
Si consideramos que el petr¨®leo ha tenido en 1980 una participaci¨®n en la demanda energ¨¦tica del mundo occidental del 53 % (que en el caso espa?ol ha sido del 64%), hemos de concluir que durante estos veinte a?os que a¨²n restan para finales de siglo no habr¨¢ m¨¢s remedio que volver masivamente al carb¨®n y desarrollar los programas nucleares, a pesar de los problemas de dependencia tecnol¨®gica, econ¨®micos y ecol¨®gicos que estos ¨²ltimos comportan.
El gas natural en Espa?a
Refiri¨¦ndonos concretamente a Espa?a, creemos de aplicaci¨®n cuanto se ha dicho respecto al futuro de la crisis, si bien es necesario se?alar que el gas natural, tras los descubrimientos de los yacimientos del golfo de C¨¢diz, Serrablo y Vizcaya, podr¨ªa jugar un papel relativamente importante, siendo muy probable que a finales de la presente d¨¦cada su participaci¨®n en la estructura energ¨¦tica del pa¨ªs pudiera ser superior al 10% si se creara con car¨¢cter urgente una infraestructura adicional a la que actualmente est¨¢ en construcci¨®n para llegar al mercado al por menor (clientes dom¨¦sticos, comerciales y peque?os industriales), lo que probablemente exigir¨ªa que fuera la iniciativa p¨²blica la encargada de tal realizaci¨®n (lo que, por otra parte, evitar¨ªa la proliferaci¨®n de cientos de servicios p¨²blicos relativamente peque?os, con todos los inconvenientes que ello conlleva).
Ente nacional de hidrocarburos
Con todas estas actuaciones no haremos m¨¢s que atenuar ese shock petrol¨ªfero del que hemos hablado, pero no evitarlo, por lo que hoy, m¨¢s que nunca, se hace necesaria la creaci¨®n de ese gran ente nacional de la energ¨ªa propiedad estatal, cuyo primer paso ser¨¢ la creaci¨®n del ente nacional de hidrocarburos, previsto incluso en los pactos de la Moncloa, que sirva de brazo ejecutor de la pol¨ªtica energ¨¦tica del Gobierno, y que ya a principios de la d¨¦cada de los setenta era para algunos una necesidad, puesto que, como hemos visto en el pasado, la libre competencia no conduce en el sector energ¨¦tico a una utilizaci¨®n ¨®ptima de los recursos, estando plenamente justificada en el presente una intervenci¨®n del Estado con objeto de conseguir que las necesidades de energia sean satisfechas del modo que produzcan el menor coste al pa¨ªs, se asegure el suministro diversif¨ªcando al mismo tiempo los aprovisionamientos, y ello controlando la balanza de pagos y las consecuencias econ¨®micas, sociales y humanas que en el futuro se derivar¨¢n de los cambios de tipo de energ¨ªa.
es ingeniero de minas y experto en temas energ¨¦ticos.
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