Jornadas-homenaje a la ciudad de Madrid al cumplir 11 siglos de existencia
?El momento de la fundaci¨®n de Madrid permanece a¨²n en una nebulosa. Parece como si todo arrancara del momento en que Felipe II la convierte en capital del reino, cuando entonces Madrid era ya una ciudad con 30.000 habitantes, cifra importante en esa poca, y ten¨ªa sus propios fueros desde 1202?. Las anteriores afirmaciones son obra del profesor Manuel Montero Vallejo, coordinador general de unas jornadas-homenaje a Madrid en sus 1.100 a?os de historia, ?lo que no significa que se fundara entonces, sino que es la primera fecha de la que tenemos cierta constancia? seg¨²n sus palabras.
Las jornadas responden a una iniciativa del Colegio Oficial de Doctores en Filosof¨ªa y Letras y Ciencias de Madrid, quien en carg¨® al profesor Montero su or ganizaci¨®n. Las jornadas se desarrollar¨¢n entre los pr¨®ximos d¨ªas 19 al 23 de enero, y consistir¨¢ en un ciclo de conferencias sobre la historia de la ciudad. Una de las conferencias, la que pronunciar¨¢ el citado profesor, lleva por t¨ªtulo ?El oscuro Madrid de la Edad Media?, lo que ya es significativo del grado de desatenci¨®n que ha merecido el conocimiento de la histoira de una ciudad que es desde hace siglos la capital de la naci¨®n.No existe una fecha exacta que marque el nacimiento de Madrid, ni siquiera qui¨¦nes fueron sus fundadores. Entre los cronistas de los siglos XVI y XVII, como L¨®pez de Hoyos, Quintana o Gonz¨¢lez D¨¢vila, circularon las m¨¢s variadas versiones, entre las que se mencionaba a Nabucodo nosor. Epaminondas y otros no menos ex¨®ticos. En el fondo de estos planteamientos parece latir un deseo de dignificar la ciudad a base de entroncarla con hechos casi mitol¨®gicos, y as¨ª, algunos. especulan con que la Mantua Carpetana que se cita en los textos de Tolomec se refiera al antiguo embri¨®n de Madrid.
Curiosamente, la primera noticia cierta que se tiene de la posterior Villa y Corte es la de su destrucci¨®n, en una expedici¨®n de castigo que en el 932 realiz¨® Ramiro II, que v aelve a sus tierras despu¨¦s de un asedio de siete d¨ªas y de derruir sus murallas y entrar a saco en la poblaci¨®n. Lo que indica indirectamente que en aquel tiempo era ya una villa foktificada.
Como dato de la falta de curiosidad de los investigadores hacia Madrid, podemos citar que es una publicaci¨®n holandesa, L¨¦vi-Proven?al, quien en 1938 publica un texto biling¨¹e, en ¨¢rabe y franc¨¦s, en el que se da cuenta de lo escrito por un ge¨®grafo ¨¢rabe, Al-Himyari, quien a su vez parece que se basa en una descripci¨®n geogr¨¢fica de la Espa?a de entonces realizada por un compatriota, El Breci. Un resumen del art¨ªculo de la publicaci¨®n holandesa se public¨® en 1944 en el diario Abc, por un benedictino, el padre Alameda.
Seg¨²n estos textos, Madrid ser¨ªa ?una ciudad notable de al-Andalus que fue edificada por el emir Muhammad ben Abdar-Rahman?, que rein¨® entre los a?os 852 y 886. Teniendo en cuenta que la sublevaci¨®n de Toledo se extendi¨® hasta el a?o 873, es muy posible que la fortificaci¨®n se hiciera por aquel e?tonces, como medio de guardar el paso de la sierra ante la creciente fuerza cristiana. Es seguro que el citado emir no levant¨® Madrid, sino que se limit¨® a fortificar un emplazamiento que provendr¨ªa cuando menos, de la ¨¦poca visig¨®tica.
A falta de fechas m¨¢s ciertas, el Colegio de Doctores ha decidido utilizar estos a?os citados como base del c¨®mputo del tiempo, por lo que ahora se cumplir¨ªan sus
sus primeros 1.100 a?os de existencia.
Sin embargo, el hecho de que se conozca poco la historia madrile?a hasta su conversi¨®n en capital del reino no quiere decir que falten datos computables. Por la labor aislada de algunos investigadores y de los escasos estudios del Instituto de Estudios Madrile?os, que no cuenta tampoco con demasiados medios, se sabe que Madrid debi¨® tener su cierta importancia en la Edad Media, hasta el punto que disfrutaba de fueros propios y era una de las diecisiete ciudades con voto representadas en las cortes de Castilla. Madrid ha tenido incluso dos papas ap¨®crifos, san Melquiades y san D¨¢maso, y en el momento de su capitalidad contaba con unos 30.000 habitantes, y se sabe que fue, de hecho, la capital de Castilla durante algunos a?os no correlativos del poder¨ªo de los Trast¨¢mara, que instalaron aqu¨ª su corte ambulante, entre otras cosas, atra¨ªdos por las bosques de caza de El Pardo.
En varios archivos importantes, como el diocesano, existen importantes documentos que ata?en a Madrid, que est¨¢n a¨²n por catalogar y analizar detenidamente, a pesar de la ingente tarea que desarrolla en este sentido. el encargado del archivo, Nicol¨¢s Sariz. Entre este mont¨®n de legajos se han recuperado ya varios miles, entre ellos, el proceso de canonizaci¨®n de san Isidro, patr¨®n de la ciudad, que a¨²n no han sido publicados por ning¨²n organismo. Y esto es s¨®lo por citar un ejemplo.
Todos los datos manejados aqu¨ª fueron facilitados por el profesor Montero, quien tiene pendiente de publicaci¨®n, desde hace un a?o, un libro que estudia precisamente las diversas teor¨ªas y tradiciones sobre el origen de Madrid titulado S¨®tanos y Duendes de Mant¨²a. A estas jornadas del Colegio de Doctores suceder¨¢ la convocatoria de varias mesas redondas, seguidas por la celebraci¨®n, en mayo, de un congreso sobre la historia de Madrid. La intenci¨®n del Colegio es crear un seminario de estudios permanentes, y se espera que los organismos municipales y provinciales est¨¦n interesados en la idea, sobre todo, en unos momentos en que el proceso auton¨®mico madrile?o tiene que basarse en argumentos economicistas, puesto que los madrile?os -como han reconocido los partidos- no tienen una identidad regional y una historia diferenciadora del resto de las comunidades aut¨®nomas.
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