Los "Guernicas" que no vuelven
?Cuando vaya a Suiza, no deje de visitar a Mar¨ªa Zambrano?, me dice Cioran cada vez que nos vemos. ?Es el m¨¢s original y creador de los disc¨ªpulos de Ortega?. Y luego a?ade: ?Pero ?se acuerdan en Espa?a de Mar¨ªa Zambrano??. No s¨¦ qu¨¦ responderle. Por un lado, no parece que este pa¨ªs tan m¨ªsero filos¨®ficamente hablando pueda permitirse el lujo de olvidar a uno de sus pensadores de mayor talento: y no digo ?una mujer fil¨®sofo?, como si se tratase de la mujer barbuda, como si la gracia de su pensamiento residiese fundamentalmente en ser obra femenina, al modo de esos cuadritos mediocres, pero que admiramos porque han sido pintados con un pie o con la boca. No, Mar¨ªa Zambrano es un gran pensador, que adem¨¢s -an¨¦cdota no insignificante, pero an¨¦cdota al fin- resulta ser mujer. No hay pensamiento m¨¢s abierto que el suyo: leerla es una experiencia aut¨¦nticamente po¨¦tica, creadora, porque su obra no nos deja informados, o convencidos, o abrumados, o adoctrinados, sino que nos deja pensativos... Tiene un gran defecto para una cultura de clich¨¦s como la nuestra, el de no poder ser resumida en una f¨®rmula o un r¨®tulo calificativo; ya dijo Gide, hablando de Dostoievski, que pobre del autor que no puede ser condensado en una sola frase, porque no ser¨¢ comprendido jam¨¢s. Otra dificultad que presenta la obra de Mar¨ªa Zambrano es lo bien escrita que est¨¢: ya se sabe que en este pa¨ªs no hay mayor repudio de un pensamiento que decir ?es muy brillante, muy literario?, porque estamos convencidos de que la verdad es rugosa y ser¨ªa mucho conceder a una sola persona que escribe bien y que adem¨¢s ti ene raz¨®n. Pero pese a estos obst¨¢culos, parece demasiado grave admitir que hemos decidido pasarnos sin este talento singular y nuestro mientras nos son imprescindibles tantas mediocridades for¨¢neas.Sin embargo, tampoco es posible contestar afirmativamente sin vacilaciones a la pregunta que me hac¨ªa Cioran. Mar¨ªa Zambrano, m¨¢s de setenta a?os, con achaques propios de su edad, vive en la estrechez sin casi otro ingreso regular que la modest¨ªsima pensi¨®n de una universidad venezolana. Los escritores, ya es sabido, no tienen jubilaci¨®n ni acumulan trienios; pero si son espa?oles y adem¨¢s republicanos, su caso es todav¨ªa m¨¢s desesperado. ?Ay, si Mar¨ªa Zambrano hubiese sido francesa! No le habr¨ªan faltado la Academia, el College de France, la atenci¨®n de alg¨²n Malraux o de alg¨²n D'Ormesson. Pero aqu¨ª preferiremos esperar otros cincuenta a?os para luego montar una retrospectiva necrol¨®gica, con cat¨¢logo elegante y c¨®ctel de personalidades el d¨ªa de la inauguraci¨®n. ?No hay ninguna beca, ninguna pensi¨®n o lo que sea en el Ministerio de Cultura para Mar¨ªa Zambrano? ?Qu¨¦ m¨¢s tiene que hacer para merecerla: llevar una solicitud por triplicado? Ya comprendo que lo que ella ha hecho por la cultura espa?ola no es nada comparado con lo que debemos a los d¨ªstinguidos miembros de ese Ministerio; tambi¨¦n es verdad que ella no pide nada, porque -?oh sorpresa!- a¨²n existen el pudor y la dignidad, se?ores oficinistas. Pero quiz¨¢ alguien de los que se alimentan de nuestro dinero de contribuyentes debiera hacer algo,- quiz¨¢ debi¨¦ramos poder exigir -pero ?a qui¨¦n, Se?or?- un Ministerio de Cultura que se ocupase de estas menudencias antes de que se lo recordaran.... o al menos despu¨¦s. Y si no, nos veremos obligados a lo de siempre: las firmas, la colecta, la protecci¨®n de la cultura a la espa?ola.
Dicen que vuelve el Guernica: qu¨¦ bien, qu¨¦ gran ¨¦xito. Cu¨¢ntos desfiles, cu¨¢ntas breves y emotivas palabras, seguro que dos o tres abnegados funcionarios ascender¨¢n. Pero hay Guernicas que no vuelven: porque ni quieren ni pueden, claro. Algunos siguen fuera, como Mar¨ªa Zambrano, pero otros no vuelven, aunque ya est¨¢n aqu¨ª, como Jos¨¦ Bergam¨ªn o Juan Gil-Albert. Como con ellos nadie se luce, como no dan las muestras debidas de docilidad (para muchas cosas todav¨ªa es necesario cierto tipo impl¨ªcito o expl¨ªcito de adhesi¨®n al r¨¦gimen del momento), ni sus a?os ni sus m¨¦ritos les valen a la hora del reparto de sinecuras administrativas, Y lo pasan mal, que conste., y son m¨¢s cultura viva que los s¨ªmbolos art¨ªsticos que tratan de recuperarse para engrosar alg¨²n curr¨ªculo o montar una operaci¨®n- prestigio. ?Vuelve el Guernica o volvemos a las andadas?
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