Un reportaje l¨ªrico
En los cincuenta descubr¨ªamos a Jos¨¦ Hierro como el poeta de nuestra generaci¨®n, de nuestras generaciones. Era el hombre que estaba haciendo el reportaje l¨ªrico y la biograf¨ªa generacional de las gentes de la guerra y la posguerra. Su poes¨ªa no conmocion¨® la Resistencia como otras, porque Hierro se ha negado siempre a militarizar lo que escribe, aunque escriba militando.Aparte hacer la cr¨®nica l¨ªrica de un tiempo de miseria con las palabras pobres de la poes¨ªa social, que ¨¦l sab¨ªa -sabe- elevar a otra luz m¨¢s suya y m¨¢s general po¨¦tica, Jos¨¦ Hierro supone la continuidad l¨ªrica del 27/36 por encima/debajo de la guerra, Juan Ram¨®n, el Modernismo, Salinas.
Porque lo que otros -el gran Blas de Otero- puedan tener de Quevedo o de Unamuno es repentino, iluminaci¨®n de juventud. Jos¨¦ Hierro, muy conscientemente, se dedic¨® a ser el eslab¨®n perdido entre la modernidad del siglo, Rub¨¦n/Juan Ram¨®n, y los supervivientes de la medianoche de la guerra.
Despu¨¦s de tantos a?os de leer, releer, estudiar, memorizar a Jos¨¦ Hierro, fue Jes¨²s Aguirre quien me hizo la confidencia fundamental:
-Pepe dice que no escribe un poema hasta que no tiene la m¨²sica, el ritmo, en la cabeza. Lo ha escrito brevemente y yo siempre le he pedido que haga con eso un ensayo. Pero no quiere.
Parece que es lo mismo de Salvador Rueda, buscando primero las palabras/rima de un soneto y rellenando luego el resto: es exactamente lo contrario. Es el entendimiento de la poes¨ªa como canto, de la palabra con aura (eso de que tanto hablan ahora los ling¨¹istas) y cu¨¢l va a ser el aura de las palabras, sino la m¨²sica general que las atraviesa o convoca.
Jos¨¦ Hierro, siendo el poeta emblem¨¢tico de los 40/40, y el de mayor calidad, nunca ha Figurado como emblema de nada, precisamente porque logr¨® el sincretismo entre Juan Ram¨®n y Miguel Hern¨¢ndez, y aqu¨ª sincretismo no sabemos lo que es y durante mucho tiempo hemos ignorado a Juan Ram¨®n por esteticista y hemos ?gnorado a Miguel Hern¨¢ndez por leerle demasiado, viendo s¨®lo en ¨¦l un miliciano que hac¨ªa versos. Pero el poeta que pone al d¨ªa la tradici¨®n musical del Modernismo y la tradici¨®n esteticista del 27, d¨¢ndole a todo ello unos contenidos narrativos, autobiogr¨¢ficos, temporales de cr¨®nica y biograf¨ªa, es Jos¨¦ Hie rro. Y todo hecho naturalmente, no como work in progress excesiva
mente deliberada, sino mediante el procedimiento aludido de empezar a escribir con la m¨²sica ya en la?memoria? Salvado todo por la asunci¨®n musical.
Su ¨²ltima obra, el Libro de las alucinaciones, de los primer¨ªsimos sesenta, clausura ya todo lo anterior, la poes¨ªa narrativa (que, naturalmente, no narra nada), e inaugura una nueva etapa de escritura en libertad, con lo que Hierro se anticipa en quince a?os a la ruptura con la est¨¦tica de la Resistencia y es, queramos o no, el padre de todo el irracionalismo posterior, incluido el culturallsmo -motivaciones musicales, pict¨®ricas- de los nov¨ªsimos que apenas innovan. Lleva, por tanto, Jos¨¦ Hierro Yeinte a?os sin publicar un libro. Los activistas quer¨ªan m¨¢s madera y lo otro era ret¨®rica neoimperialista. Quiz¨¢ le aburrieron -le aburrimos- entre todos. S¨®lo en ¨¦l se salva la mejor direcci¨®n del lenguaje castellano: Modernismo / Juan Ram¨®n 27.
S¨®lo en ¨¦l se salva ¨¦l.
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