Los Salvajes evocan tiempos pasados
?Hac¨ªa doce a?os que mi tripa no ven¨ªa por Madrid?. Con estas palabras, o casi, se abr¨ªa, el pasado martes, la actuaci¨®n con que Los Salvajes reaparec¨ªan en la capital. Ciertamente, el Marquee no estaba lleno, que la resaca de la noche negra hab¨ªa causado estragos. Una pena, una m¨¢s, porque mucha gente se perdi¨® un nuevo viaje en el t¨²nel del tiempo y contemplar a uno de los conjuntos m¨¢s aut¨¦nticos que dieron los sesenta en este pa¨ªs.Los Salvajes eran Keep on running y You really git me, eran Soy as¨ª y llamaban la atenci¨®n con sus pantalones a rayas y su pose de provocadores horteriformes. Y eso mismo, solo que con muchos (varios) a?os m¨¢s y michelines flagrantes, es lo que vinieron a mostrarnos, sonando mejor que entonces y divirti¨¦ndose casi lo mismo. Porque Los Salvajes fueron y son descarados como poca gente lo ha sido por aqu¨ª. Se les pueden hacer muchas cr¨ªticas, entre ellas una algo extendida que hablaba de patetismo en todo aquello, pero cree que cuando alguien se cree tanto lo que est¨¢ haciendo y consigue transmitir una sensaci¨®n de credibilidad como la que emanaba de Los Salvajes no hay patetismo que valga. Verle al cantante barbado y gord¨ªsimo dando tumbos y gritando aquello de Wild thing y dem¨¢s cl¨¢sicos era m¨¢s que un ejercicio de nostalgia, uno de esperanza. De poder pensar que elrock es algo m¨¢s que un soplo y que hay quienes pueden seguir vivi¨¦ndolo a lo largo de los a?os.
Por su parte, y en plena tarde negra del lunes, pocas personas acudieron a presenciar el concierto que Cucharada ofreci¨® en el Carolina. El grupo, que hace tiempo se constituy¨® en uno de los m¨¢s respetados de Madrid, gracias a su puesta en escena y a su competencia (el Zurdo es un gran guitarrista), vino esta vez practicando un rock duro que, como todos los rocks duros, suena desgraciadamente a pasado. No es que estuviera mal, ni mucho menos, es que el estilo apenas ha evolucionado en casi quince a?os. El sonido, las ideas, los arreglos siguen siendo casi iguales y la ¨²nica salvaci¨®n para quienes lo hacen reside en ser m¨¢s bestia que el vecino. Cucharada, dentro de eso, intentaban ser sutiles y hacer alg¨²n reggae, solos efectivos: lo ten¨ªan bien montado. Pero, finalmente, lo suyo era m¨¢s que nada adecuado, competente y espec¨ªficamente pensado para un p¨²blico que no exige grandes novedades, sino m¨¢s bien saltar a un ritmo pesado. Est¨¢n bien, no descubren nada: es l¨®gico y es bueno que existan, pero no van m¨¢s all¨¢ de lo perfectamente esperable. Son el hoy-ayer, no el hoy-ma?ana.
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