De la edad de oro a la de bronce en la RFA
?No se pueden tener al mismo tiempo todas las cosas hermosas de este mundo: intereses bajos y estabilidad, entre ellas?. Para el presidente del Banco Central alem¨¢n (Bundesbank), Karl Otto Poehl, debe partir de ah¨ª una mentalizaci¨®n general en la Rep¨²blica Federal de Alemania. En este pa¨ªs se ha terminado la edad de oro y se vuelve al bronce. Se impone la cruda austeridad, claman los pol¨ªticos. Quienes en el exterior acusaban a la RFA de mantener, durante a?os, artificialmente bajo el curso del marco para mantener sus exportaciones a un nivel competitivo no tienen ya m¨¢s remedio ,que aceptar que el procedimiento era adecuado: ahora el marco ya no es una divisa fuerte.El d¨®lar cuesta ya m¨¢s de dos marcos, y el marco ha perdido respecto al yen, desde el pasado septiembre, un 19% de su valor, y un 13% frente a la libra esterlina. Por a?adidura, la balanza de bienes y servicios con el extranjero cerr¨® en enero con un d¨¦ficit en contra de la RFA por valor de 5.000 millones de marcos: el segundo d¨¦ficit mayor en la historia de este pa¨ªs, tras el primero, que fue en julio pasado y que comport¨® doscientos millones m¨¢s.
Pero las tribulaciones actuales, coyunturales, seg¨²n los pol¨ªticos, no quedan ah¨ª. El gran choque de estos d¨ªas, para el ciudadano medio alem¨¢n, ha sido el de enterarse que su pa¨ªs ha registrado el mayor d¨¦ficit de los treinta a?os de historia germanofederal en su balanza comercial: 923 millones de marcos. La RFA, un pa¨ªs absolutamente dependiente de la importaci¨®n de materias primas y de las exportaciones de sus productos elaborados, se encuentra, pues, en una situaci¨®n l¨ªmite, cuando no alarmante. Los estad¨ªsticos divulgan en gr¨¢ficos convincentes las directrices que no deben perder de vista los consumidores; las vacaciones en el extranjero ser¨¢n m¨¢s caras este a?o. Los productos extranjeros se encarecen. Los productos alemanes se abaratan en el exterior. Los cuatro v¨¦rtices m¨¢gicos, como suele calificarse al paro, inflaci¨®n, crecimiento econ¨®mico y equilibrio de la balanza de pagos, se encuentran en plena agitaci¨®n. Y las perspectivas para este a?o son cada d¨ªa menos optimistas, aunque, para consuelo de la mayor¨ªa, el instituto IFO, de Munich, prev¨¦ que en 1981 s¨®lo Jap¨®n lograr¨¢ incrementar su producto social. Su crecimiento econ¨®mico aumentar¨¢ entre un cuatro y un cinco, mientras que los alemanes cuentan ya con una regresi¨®n del uno, y adem¨¢s en Jap¨®n no aumentar¨¢ el paro. Los alemanes se temen que al terminar 1981 habr¨¢ en su pa¨ªs alrededor de 1.300.000 parados.
Pero de Jap¨®n lo qu¨¦ menos llega es consuelo: los productos japoneses invaden los establecimientos alemanes y el ministro de Econom¨ªa, el liberal conde Lambsdorff, es refractario al proteccionismo, por doctrina y por temperamento.
Bonn espera m¨¢s bien que la ayuda llegue de la Casa Blanca, pero de momento no hay indicios, sino todo lo contrario. Tres veces consecutivas en un mismo acto el canciller Helmut Schmidt ha agitado amenazadoramente el dedo ¨ªndice de su mano derecha para calificar de ?intolerables para los europeos? los tipos de inter¨¦s norteamericanos, de hasta el 20%.
El ministro de Finanzas, Hans Matthoefer, tampoco escatima mal humor cuando toca el tema, y lo hace ahora casi todos los d¨ªas. La Prensa especializada apunta que a Schmidt le molesta cada vez m¨¢s el nuevo esp¨ªritu de autosuficiencia que anima a Washington. El presidente Ronald Reagan ni siquiera parece molestarse por las quejas de sus aliados europeos. El presidente del Bundesbank, Poehl, que acaba de regresar de Estados Unidos, donde ha realizado un amplio sondeo entre las clases pol¨ªtica y bancaria, se ha negado a hacer una valoraci¨®n conjunta del paquete Reagan y se ha limitado a constatar que ?los intereses que dominan los mercados de dinero son m¨¢s que dram¨¢ticamente elevados?.
Para consuelo, el presidente del banco central alem¨¢n insiste en que la debilidad del marco ayudar¨¢ a un incremento de las exportaciones. Pero aqu¨ª entra ya en juego la duda de los expertos que creen que no siempre los manuales de econom¨ªa tienen raz¨®n: en los a?os setenta, si se atiene uno a la teor¨ªa econ¨®mica, todo lo contrario. En 1970, la RFA export¨® por valor de 125.000 millones de marcos. Todav¨ªa el a?o pasado la exportaci¨®n supuso 350.000 millones, y eso en plena tendencia alcista del marco. Ahora, con un marco d¨¦bil, la tendencia es contraria. En el propio mes de diciembre de 1980 la balanza comercial cerr¨® con un super¨¢vit de mil millones.
La soluci¨®n a esta ?situaci¨®n inusual?, como califica el momento el presidente del Bundesbank, no se encuentra a la mano. De los ?cuatro v¨¦rtices m¨¢gicos?, dos son bien perceptibles, paro e inflaci¨®n muerden en la misma calle, seg¨²n un experto. El declinante crecimiento econ¨®mico tiene ra¨ªces tambi¨¦n a la vista. Pero la balanza comercial escapa a una soluci¨®n,
Las ?medidas extraordinarias ? puestas en marcha por el Bundesbank a finales del pasado mes tan s¨®lo han contribuido a serenar un poco el mercado de dinero, pero la concesi¨®n de ?cr¨¦ditos pignoraticios especiales? a los institutos de cr¨¦dito, con efectos de reactivaci¨®n econ¨®mica, no han surtido efectos apreciables.
El primer d¨ªa, tras la decisi¨®n, el Bundesbank concedi¨® estos cr¨¦ditos especiales por valor de 7.900 millones de marcos, pero tres d¨ªas despu¨¦s el banco central hizo ya uso de su derecho a reclamar la devoluci¨®n de 1.700 millones. Se mantiene, en suma, la l¨ªnea de conservar el dinero tan caro y escaso como sea posible, y ello por tiempo indefinido. Tan indefinido como la tendencia al alza en los precios del petr¨®leo, verdadero desencadenante de la crisis, que le supusieron a la RFA el a?o pasado una factura de 70.000 millones de marcos y este a?o parece que se elevar¨¢ por lo menos en otros 10.000.
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