Mosc¨² considera una provocaci¨®n la oferta de Ronald Reagan para armar a los guerrilleros afganos
La posibilidad de una ayuda militar norteamericana a los rebeldes afganos, adelantada en la madrugada del martes por el presidente Reagan, ha ca¨ªdo como un jarro de agua fr¨ªa en Mosc¨². Algunos comentaristas sovi¨¦ticos califican de ?c¨ªnica provocaci¨®n? la frase de Reagan: ?Ignoro si la URSS podr¨ªa objetar algo a esta medida?. En una entrevista televisada el lunes por la noche en Estados Unidos, el presidente dijo que est¨¢ considerando la posibilidad de entregar armas a los rebeldes afganos que combaten contra las tropas de ocupaci¨®n sovi¨¦ticas. Reagan afirm¨® que ?no se trata de rebeldes, como se les suele llamar, sino de gentes que luchan por su libertad?.
Las declaraciones presidenciales han sido doblemente mal recibidas en Mosc¨², despu¨¦s que el Kremlin considerase que hab¨ªa hecho una seria concesi¨®n al no vetar por vez primera a una soluci¨®n internacional de la cuesti¨®n afgana. El propio Breznev dijo en el reciente 26? Congreso del PCUS que se opon¨ªa a que ?el tema afgano fuese discutido conjuntamente con el de la seguridad en el golfo P¨¦rsico?.?Los afganos est¨¢n luchando para que su pa¨ªs no se convierta en un sat¨¦lite de la Uni¨®n Sovi¨¦tica?, dijo Reagan en su entrevista exclusiva con la cadena de televisi¨®n CBS, y a?adi¨® que una decisi¨®n definitiva no la tomar¨ªa antes de discutirla con el secretario de Estado y otros miembros del Gobierno.
En cualquier caso, las declaraciones de Reagan apuntan a un importante viraje de la pol¨ªtica norteamericana hac¨ªa Afganist¨¢n. En las ¨²ltimas semanas, responsables de la guerrilla afgana han visitado Washington en varias ocasiones para reclamar una ayuda que ellos consideran demasiado lenta en materializarse.
La ayuda militar de Washington, si se concreta, podr¨ªa iniciarse con misiles antia¨¦reos port¨¢tiles, con los que los guerrilleros podr¨ªan hacer frente a los helic¨®pteros blindados sovi¨¦ticos.
Reacciones
En Mosc¨² se interpreta la iniciativa norteamericana como perfectamente calculada en el tiempo para conseguir el mayor efecto. Precisamente despu¨¦s del intento de Le¨®nidas Breznev para relanzar el di¨¢logo Este-Oeste, mediante el env¨ªo de una carta, el pasado fin de semana, proponiendo al presidente norteamericano la celebraci¨®n de una cumbre EE UU-URSS. El l¨ªder sovi¨¦tico ha enviado copia de su mensaje a los principales dirigentes occidentales.
Las primeras reacciones de observadores internacionales coinciden en se?alar que una iniciativa como la apuntada por el presidente Reagan puede torpedear una soluci¨®n pol¨ªtica del tema afgano, soluci¨®n por la que est¨¢n trabajando actualmente los pa¨ªses no alineados. Incluso el presidente paquistan¨ª, Zia Ul-Haq, acept¨® en enero pasado un proyecto de discusi¨®n entre los Gobiernos de Kabul, Islamabad y Nueva Delhi ?sobre los problemas de la regi¨®n?. Mosc¨², se estima, podr¨ªa aprovechar la eventual ayuda norteamericana a los rebeldes para mantener indefinidamente sus tropas en Afganist¨¢n.
En Washington se recuerda que cuando el ex presidente Carter decidi¨® aplicar medidas de represalia contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica, a ra¨ªz de la ocupaci¨®n de Afganist¨¢n, prometi¨® reiteradamente que Estados Unidos ?no se injerir¨¢n en los asuntos internos afganos?. Carter boicote¨® los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨² y decret¨® un embargo parcial de la venta de cereales norteamericanos a la URSS.
A la vez que Reagan declaraba en televisi¨®n su intenci¨®n de ayudar militarmente a los afganos, el Gobierno de Estados Unidos anunci¨® que iba a presentar ante el Congreso un proyecto para aumentar la ayuda militar y econ¨®mica a varios pa¨ªses de Asia y Oriente Pr¨®ximo. Fuentes del Departamento de Estado a?adieron que Washington est¨¢ dispuesto a reemprender su cooperaci¨®n militar con Pakist¨¢n.
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