Reevaluaci¨®n de la alianza occidental
Estamos en una ¨¦poca de revisi¨®n y reevaluaci¨®n de las estrategias pol¨ªticas y de los mecanismos operativos en los asuntos internacionales; el equilibrio mundial de poder, e incluso el mismo mapa del mundo, han experimentado cambios importantes que exigen un nuevo examen de ciertas verdades establecidas.El ¨²ltimo esfuerzo en este sentido, del que ya inform¨® Richard Davy en The Times, es el informe conjunto de los cuatro principales Institutos de Estudio de Temas Internacionales de Gran Breta?a, Francia, Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) y Estados Unidos. En la lectura de este an¨¢lisis llama la atenci¨®n su semejanza con la mayor¨ªa de estudios sobre la situaci¨®n internacional realizados por especialistas y Gobiernos en los dos ¨²ltimos a?os. Esto es positivo, ya que revela el nacimiento gradual de un consenso generalizado en los pa¨ªses de Occidente.
Se da este consenso, en primer lugar, en la valoraci¨®n de los cambios fundamentales que afectan a la seguridad de Occidente: el relativo aumento del poder¨ªo militar sovi¨¦tico, la explosiva mezcla de puntos flacos y fuertes de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la casi incontrolable inestabilidad del Tercer Mundo, el alto grado de dependencia de Occidente de recursos localizados en zonas del mundo que han dejado de estar bajo su control.
Hay tambi¨¦n un consenso generalizado (a pesar de que algunos norteamericanos se niegan a admitirlo) respecto a la incapacidad de Estados Unidos de garantizar, hoy en d¨ªa, tal como suced¨ªa en el pasado, y por s¨ª solos, o con una peque?a ayuda de algunos de sus aliados, principalmente Europa, el equilibrio mundial de poder y la seguridad de Occidente.
De tales premisas, los cuatro autores mencionados sacan la conclusi¨®n acertada de que debe ponerse en pr¨¢ctica una nueva relaci¨®n entre los aliados occidentales.
Elaboraci¨®n colectiva de una politica exterior com¨²n
Hace menos de un a?o, en una gran conferencia dada en Londres, el pol¨ªtico japon¨¦s Kiichi Miyazama ya subray¨® entonces todos estos puntos comunes a la mayor¨ªa de an¨¢lisis occidentales, y sugiri¨® que la elaboraci¨®n de la pol¨ªtica exterior de lospa¨ªses occidentales deber¨ªa ser ?un ejercicio colectivo?. Los cuatro autoresvan m¨¢s all¨¢ de esta evaluaci¨®n.
En primer lugar, sugieren que Europa desempene un papel militar m¨¢s all¨¢ de las fronteras de la OTAN y que Europa y Jap¨®n apoyen directamente la presencia norteamericana en el ¨¢rea del golfo P¨¦rsico. El informe contiene tambi¨¦n dos propuestas sobre la coordinaci¨®n de estrategias.
La primera mantiene que la reuni¨®n de los siete pa¨ªses de la OTAN debe dedicarse a asuntos pol¨ªticos y econ¨®micos y que debe formarse un secretariado permanente que asegure una preparaci¨®n sistem¨¢tica.
La segunda propuesta consiste en que grupos de ?naciones principales? estudien determinadas zonas problem¨¢ticas, comenzando por Oriente Pr¨®ximo, coordinando su pol¨ªtica y planeando acciones comunes.
En todos estos grupos especiales estar¨ªan presentes las cinco principales potencias: Estados Unidos, Gran Breta?a, Francia, Alemania Occidental y Jap¨®n, adem¨¢s de otras potencias menores con intereses especiales en crisis determinadas. El primer grupo, que tratar¨ªa el problema de Oriente Pr¨®ximo, deber¨ªa estar limitado a los cinco grandes.
Coordinaci¨®n exterior
Es ¨¦sta una de las dos soluciones principales estudiadas en Occidente en los ¨²ltimos a?os. La otra tendr¨ªa como objetivo la creaci¨®n de un mecanismo permanente de vasto alcance encargado de la coordinaci¨®n de la pol¨ªtica exterior de Occidente, modelado seg¨²n las l¨ªneas de la cooperaci¨®n pol¨ªtica europea, aunque incluyendo a Estados Unidos y Jap¨®n.
La soluci¨®n elegida por el nuevo informe, basada en las ?principales potencias? y en grupos de trabajo especialmente, es algo m¨¢s pr¨¢ctica, aunque tiene la desventaja de crear potencialmente cierto resentimiento y alienaci¨®n entre las potencias secundarias, que no podr¨ªa evitarse manteni¨¦ndoles simplemente informadas a trav¨¦s de la OTAN o la CEE.
As¨ª ha sucedido ya realmente, desde la publicaci¨®n del informe, respecto al sugerido grupo de Oriente Pr¨®ximo. Las protestas provienen de Italia, una ?gran potencia? marginal, que tiene una vocaci¨®n internacional y una estab¨ªlidad pol¨ªtica menor que las otras potencias, pero cuya importancia es igualmente vital para la alianza.
Si Italia se decidiera a no aceptar los euromisiles se resentir¨ªa la fuerza de la OTAN. Igualmente, el apoyo de Italia es indispensable para reforzar la presencia de la OTAN en el Mediterr¨¢neo, cuesti¨®n prioritaria de cualquier nueva estrategia respecto a Oriente Pr¨®ximo.
Italia, como pa¨ªs marginal entre el Este y el Oeste, con un partido comunista que duda entre la OTAN y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, puede experimentar fuertes tentaciones de convertirse en una tercera fuerza o fuerza neutralizadora; si Italia optara por esta salida, se vendr¨ªa abajo todo el equilibrio de poder Este-Oeste.
En mi opini¨®n, la t¨¢ctica de ?potencias principales?, en oposici¨®n a la de ?grupos especiales?, presenta graves objeciones. En el caso de Oriente Pr¨®ximo, se podr¨ªa solucionar el problema sumando Italia a las otras cinco potencias. Pero persiste un problema m¨¢s general, el de la coordinaci¨®n pol¨ªtica entre ?potencias principales? y ?secundarias? que requiere post¨¦riores estudios, a fin de evitar que las sugerencias constructivas de los cuatro Institutos causen a la Alianza un da?o no deseado.
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