Julio Cort¨¢zar, en Madrid para defender a las v¨ªctimas de la dictadura argentina
Como una prueba viviente de que esa mitol¨®gica enfermedad de la eterna juventud existe lleg¨® Julio Cort¨¢zar ayer a Madrid. El motivo principal de su visita no es s¨®lo literario. Viene a participar en un acto organizado por la Comisi¨®n Argentina de Derechos Humanos (CADHD), al cumplirse el quinto aniversario del golpe militar que se celebra esta tarde, a las siete, en el Centro Cultural de la Villa, bajo el lema Libertad, justicia y democracia para Argentina.
En el mismo avi¨®n de Par¨ªs lleg¨® Miguel Rojas, que fue un ministro de Cultura en el Gobierno de Salvador Allende y que intervendr¨¢ tambi¨¦n en el acto de esta tarde, conjuntamente con Eduardo Galeano y Joaqu¨ªn Ruiz-Jim¨¦nez. Acompa?ando a Cort¨¢zar, su mujer, Carole, canadiense y escritora en franc¨¦s. Algunos miembros del CADHD formaban un discreto comit¨¦ de recepci¨®n al que se sum¨® Jaime Salinas en calidad de editor de la ¨²ltima obra de Cort¨¢zar Queremos tanto a Glenda.Nada m¨¢s atravesar los rigurosos controles de aduana, y aun que ?los cronopios afamados son reacios a hacer declaraciones en situaci¨®n de tr¨¢nsito?, Julio Cort¨¢zar inform¨® de las ¨²ltimas noticias relacionadas con la situaci¨®n de los derechos humanos en Argentina.
?Un grupo de unas treinta personas, entre abogados y otros profesionales, que asistieron a un encuentro que se celebr¨® hace poco en Par¨ªs sobre el tema de los presos pol¨ªticos, muertos y desaparecidos, fueron detenidos al regresar a Argentina y ahora se encuentran en libertad condicional?, explic¨® antes de huir en un taxi hacia su hotel.
Precisamente en aquel encuentro de Par¨ªs se puso de manifiesto una nueva t¨¢ctica en el seno del movimiento de resistencia a las dictaduras, latinoamericanas sobre el que Cort¨¢zar se explay¨® m¨¢s tarde, cuando conectamos con ¨¦l con el pretexto de un aperitivo informal.
?En estos momentos, algunos sectores propugnan la idea de una especie de amnist¨ªa general, borrar el pasado y congelar las listas de muertos y desaparecidos?, explic¨®. ?Yo soy absolutamente contrario a esta tendencia. Pienso que no se debe olvidar nada y cuando sea posible identificar a los culpables que han desencadenado la espiral de violencia y terror hay que castigarlos?.
Julio Cort¨¢zar recuerda a las madres locas de la plaza de Mayo que acudieron a la convenci¨®n de Par¨ªs, donde, ?por cierto, les pusieron algunas dificultades para hablar y las pobres se paseaban despistadas y solas por la ciudad?. Evoca los nombres de Paco Hurondo, Haroldo Conti, Rodolfo Walsh y Miguel Angel Bustos, escritores y amigos suyos, muertos o desvanecidos en los agujeros negros del terror que han devorado hasta ahora unas 50.000 v¨ªctimas. Pero los fantasmas de esa memoria imborrable no alteran el reposo de sus grandes, fuertes manos cubiertas de peque?as manchas solares que son el ¨²nico indicio de que ya ha cumplido y vivido intensamente 66 a?os. Serena vindicaci¨®n de la justicia: ?Hay que castigar a los culpables?.
?Y esas novelas so?adas que desde hace tanto tiempo rondan su cabeza, esperando la oportunidad de ser escritas? ?En los ¨²ltimos tiempos vivo a pie de avi¨®n. He viajado incesantemente por Am¨¦rica, Estados Unidos, M¨¦xico, Venezuela... Siempre por la causa de los derechos humanos en Latinoam¨¦rica y en mi pa¨ªs. Esta constante movilidad no me permite la tranquilidad de ¨¢nimo necesaria para escribir. Espero que el verano, un par¨¦ntesis antes de los viajes que tengo en proyecto a Nicaragua y Cuba, sea un tiempo de sosiego y pueda aprovecharlo para volver a dedicarme en serio a la escritura?.
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