Dominio de Italia y Espa?a en el baloncesto europeo de clubes
Israel, Italia y Espa?a, en categor¨ªa masculina, y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en femenina, se adjudicaron los t¨ªtulos europeos en las competiciones de clubes. El Macil de Tel Aviv se impuso en la final de la Copa de Europa al Sinudyne de Bolonia por 80-79; el Squibb de Cant¨², al Barcelona, en la final de la Recopa, por 86-82; el Joventut de Badalona, al Carrera de Venecia, en la Copa Korac, por 105-104; el Daugawa de Riga, al Estrella Roja de Belgrado, en la Copa de Europa femenina, por 83-65, y el Spartak de Mosc¨², al Monting de Lagreb, por 95-63, en la final de la Copa Ronchetti.
Italia es el pa¨ªs que arroja un mejor balance en categor¨ªa masculina. Los italianos estuvieron presentes en las tres finales, y aunque s¨®lo consiguieron un t¨ªtulo, es justo se?alar que las otras dos finales las perdieron por un solo punto en Barcelona y Estrasburgo. No hace falta descubrir a estas alturas el potencial del baloncesto italiano. Es cierto que sus equipos se nutren, como el resto de los pa¨ªses occidentales, de norteamericanos, que tienen mucho que ver con sus triunfos, pero no lo es menos que luego, a nivel de selecci¨®n nacional, tambi¨¦n alcanza grandescotas, como demostr¨® en los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨², donde consigui¨® la medalla de plata.En estos momentos hay que reconocer que Italia est¨¢ en cabeza del baloncesto continental, ya que Yugoslavia, por su especial idiosincrasia, lo consagra casi todo, por no decir todo, a la selecci¨®n y se permite el lujo de exportar jugadores, como es el caso de Dalipagic, nombrado el mejor jugador de Europa en dos ocasiones. Los sovi¨¦ticos se han quedado atr¨¢s o, si lo prefieren, se les ha parado el reloj. A¨²n no han despertado de la fiebre en consagrar todo a la potencia y a la envergadura, y si en principio esta medida les hizo caer a nivel de clubes, ahora tambi¨¦n pinchan con la selecci¨®n, aunque jueguen, como en el caso de los ¨²ltimos Juegos Ol¨ªmpicos, en Mosc¨², donde, pese a la ausencia de Estados Unidos, tuvieron que conformarse con la medalla de bronce.
Exito de los catalanes
El Real Madrid fue en esta ocasi¨®n el gran ausente en el sprint final. No s¨®lo no estuvo en Estrasburgo, sino que qued¨® muy alejado, casi en la cuneta. El baloncesto espa?ol, en este caso concreto el catal¨¢n, lo compens¨®, ya que el Barcelona y el Joventut disputaron dos finales, y los de Badalona ganaron al potente Carrera de Vienecia, donde juega, entre otros, el citado Dalipagic. Definitivamente, no resulta dif¨ªcil llegar a la conclusi¨®n de que yugoslavos, italianos y espa?oles est¨¢n al frente del deporte de la canasta en el continente.Yugoslavia goza de una magn¨ªfica estructura, y se puede afirmar que est¨¢ en cabeza en lo que se refiere a t¨¦cnicos -Nikolic, Zaravica, Novosel, entre otros- y a jugadores, donde habr¨ªa que citar una larga lista de fueras de serie.
Italia, por sus sistemas distintos a la hora de conducir el pa¨ªs, opt¨® por coger el bast¨®n de la publicidad y en ¨¦l se apoy¨® para conseguir sus brillantes triunfos. Se maneja mucho dinero, pero los aficionados, en la mayor¨ªa de los casos, responden y, al parecer, a las firmas comerciales les resulta rentable prestar esa ayuda.
Espa?a lleva el camino de los italianos. Pese a algunos defectos de forma, el balance es positivo.
El dominio de la Uni¨®n Sovi¨¦tica a todos los niveles es total y absoluto en categor¨ªa femenina. Si en las finales masculinas los resultados evidencian una gran igualdad, las confrontaciones sovi¨¦tico-yugoslavas de las dos finales femeninas dicen todo lo contrario.
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