Un fondo de solidaridad nacional
En el di¨¢logo tripartito que se est¨¢ llevando a cabo entre el Gobierno, los empresarios y los sindicatos para instrumentar medidas que permitan paliar la actual situaci¨®n del paro, pueden surgir dificultades para articular un mecanismo a trav¨¦s del cual se garantice el cumplimiento de los compromisos que est¨¢n sobre la mesa. De un lado, se pide a los sindicatos moderaci¨®n salarial, de acuerdo con el prop¨®sito evidenciado en el programa econ¨®mico que defendi¨® el presidente del Gobierno en la pasada sesi¨®n de investidura. De otra, se pide a los empresarios que ejecuten su funci¨®n y que inviertan.Ambas condiciones son claras, pero el problema que, sin duda, s¨¦ plantear¨¢ consiste en saber c¨®mo puede garantizarse el cumplimiento rec¨ªproco de dicho compromiso. M¨¢s concretamente, la cuesti¨®n que se plantea es saber qu¨¦ garant¨ªas se pueden ofrecer a los sindicatos -en t¨¦rminos de inversi¨®n y empleo-, si ¨¦stos aceptan una pol¨ªtica de moderaci¨®n salarial.
Quisiera, a este respecto, hacer una observaci¨®n previa y una sugerencia. La observaci¨®n, cuasi-metodol¨®gica y a pesar de ello interesante, consiste en ler necesidad de pensar y dise?ar medios de actuaci¨®n que resulten proporcionados al tama?o de los problernas. Y el tama?o de los problemas puede sintetizarse muy brevemente: en los dos primeros meses del presente a?o, la econom¨ªa espa?ola est¨¢ arrojando al paro m¨¢s de 1.500 personas diarias, con una tendencia, desgraciadamente, creciente. Por ello, no deber¨ªa extra?ar, sino m¨¢s bien al contratio, la instrumentaci¨®n de medidas excepcionales en relaci¨®n con la excepcionalidad de la situaci¨®n.
La sugerencia estriba en propugnar la constituci¨®n de un fondo de solidaridad dotado anualmente con unos 300.000 o 400.000 millones de pesetas, como forma de vincular inequ¨ªvocamente la moderaci¨®n salarial con las garant¨ªas de inversi¨®n que, a cambio, se pretenden conseguir. Sucintamente me voy a referir a las caracter¨ªsticas esenciales de dicho fondo y, finalmente, a lo que considero que ser¨ªan sus ventajas.
En primer lugarJa dotaci¨®n de¨ª fondo de solidaridad tendr¨ªa b¨¢sicamente un dobleorigen:
Los recursos derivados de una suscripci¨®n obligatoria de deuda p¨²blica, con cargo a una parte de los aumentos salariales acordados. As¨ª, por ejemplo, si a trav¨¦s de los cauces existentes se acuerda un aumento de salarios de digamos, el 10%, las empresas satisfar¨ªan siete puntos de dicho aumento en efectivo, y los tres restantes en t¨ªtulos de deuda p¨²blica de suscripci¨®n obligatoria. Este, mecanismo se podr¨ªa gestionar a trav¨¦s de los cauces de la Hacienda.
Deuda p¨²blica, intereses y compensaciones
La deuda p¨²blica as¨ª suscrita devengar¨ªa intereses -a un tipo que no deber¨ªa exceder de la mitad de la tasa de aumento del IPC-, y tanto ¨¦stos como su amortizaci¨®n se percibir¨ªan mediante compensaciones en la cuota del impuesto sobre la renta del suscriptor.El segundo origen de recursos ser¨ªa el propio Presupuesto del Estado, que deber¨ªa pasar al fondo de solidaridad las dotaciones de dicho Presupuesto que se fuesen a destinar a los programas de gasto a los que me referir¨¦ seguidamente.
Los recursos del fondo de solidaridad se destinar¨ªan a los programas de gasto o financiaci¨®n que se acordasen previamente a nivel tripartito. A t¨ªtulo de sugerencia; podr¨ªamos se?alar los siguientes: programa energ¨¦tico, programa de viviendas, programa de reestructuraci¨®n industrial, programa de desarrollo regional, programa de creaci¨®n de nuevas empresas.
Dichos programas pueden consistir tanto en la realizaci¨®n de gasto p¨²blico como, mayoritariamente, en la oferta de recursos financieros para la inversi¨®n privada, y ¨²nicamente en el caso de desinter¨¦s por parte de ¨¦sta podr¨ªan revertir a nuevos programas de gasto p¨²blico.
Los programas de gasto o financiaci¨®n seleccionados se dirigir¨ªan y ejecutar¨ªan por la Administraci¨®n p¨²blica utilizando los canales m¨¢s adecuados en cada caso. Quiere ello decir que si se tratase de gasto p¨²blico ser¨ªan los canales propios del Estado a cualquier nivel, mientras que si se tratase de programas de financiaci¨®n al sector privado, sin perjuicio de su direcci¨®n, podr¨ªan canalizarse a trav¨¦s tanto de la banca oficial como de las propias instituciones financieras y privadas. En todo caso, los fondos se prestar¨ªan al mismo tipo de inter¨¦s satisfecho a la deuda suscrita, soportando los Presupuesto del Estado los gastos de intermediaci¨®n.
La gesti¨®n de estos programas de gasto deber¨ªa asimismo constituir un veh¨ªculo que permitiese introducir definitivamente en el comportamiento p¨²blico la l¨®gica de la presupuestaci¨®n por objetivos. Ello significa que el director de cada programa que fuese nombrado al efecto dise?ar¨ªa, de acuerdo con las directrices del Gobierno, tanto las l¨ªneas de actuaci¨®n como la organizaci¨®n del aparato institucional necesario para llevar a cabo el programa en cuesti¨®n. En la l¨®gica de esta organizaci¨®n deben resultar expresos y cuantificados los objetivos a alcanzar por cada programa a lo largo del tiempo, objetivos que constituyen el compromiso adquirido por el gestor. Esta t¨¦cnica llevar¨ªa, posiblemente, a alterar, en muchos casos, las vigentes normas administrativas de intervenci¨®n, contabilidad y control concebidas -como es evidente- para la ejecuci¨®n de un presupuesto administrativo.
La mayor holgura en la ejecuci¨®n de los programas deber¨ªa compensarse mediante un control permanente -quiz¨¢ trimestral-, a trav¨¦s de una comisi¨®n parlamentaria.
Ventajas del fondo
El bosquejo de fondo de solidaridad que se acaba de referir presenta claras ventajas. En primer lugar, se trata de un mecanismo que permitir¨ªa garantizar efectivamente que la moderaci¨®n salarial se traducir¨ªa en nueva inversi¨®n, b¨¢sicamente en nueva inversi¨®n privada, pero, en su defecto, en inversi¨®n p¨²blica.En segundo lugar, la constituci¨®n del fondo de solidaridad permitir¨ªa obtener importantes recursos financieros sin agrandar el d¨¦ficit presupuestario ni recurrir a la fijaci¨®n de coeficientes de inver si¨®n obligatoria. Finalmente, hay que resaltar que la propia mec¨¢nica de gesti¨®n de los programas de gasto. puede y debe constituir un veh¨ªculo esencial para la reforma de la gesti¨®n del presupuesto y del gasto p¨²blico y, por ende, para la reforma de la Administraci¨®n p¨²blica, estableciendo asimismo los mecanismos de coordinaci¨®n necesarios entre los diversos niveles de gobierno existentes.
Sin duda, no podr¨¢ decir que la instrumentaci¨®n de un mecanismo como el sugerido puede plantear diversas dificultades. Sin embargo, tales dificultades no son tanto consecuencia del instrumento en s¨ª como expresi¨®n de la compleja problem¨¢tica que se intenta abordar. Lo que s¨ª parece batante claro es que s¨®lo una masa de recursos como la propuesta guarda realmente proporci¨®n con la magnitud del problema que se pretende afrontar.
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