Diez candidatos al palacio del El¨ªseo inician sus campa?as en un ambiente de escepticismo general
Los 61 ciudadanos franceses que durante los ¨²ltimos meses manifestaron deseos de competir oficialmente en la batalla electoral, que concluir¨¢ con la elecci¨®n de un presidente de la Rep¨²blica Francesa por siete a?os, han quedado reducidos a diez. De esta decena, desde ayer y hasta el pr¨®ximo d¨ªa 26, seis actuar¨¢n como figurantes de un espect¨¢culo protagonizado por el presidente y candidato Val¨¨ry Giscard d'Estaing, y por los candidatos del gaullismo, Jaeques Chirac; del socialismo, Fran?ois Mitterrand, y del comunismo, Georg¨¦s Marchais. La crisis econ¨®mica, las crisis pol¨ªticas interior e internacional y el balance discutible del septenato de Giscard condicionan una campa?a electoral sin estridencias que, hasta la fecha, se ha desarrollado ante 54 millones de franceses resignados o esc¨¦pticos y, en todo caso, descontentos.
Las paredes hablan en Francia desde hace un mes. Y todas pronuncian las mismas palabras por boca de millones y millones de carteles: Fran?ois Mitterrand, la fuerza tranquila, dice su lema electoral. Val¨¨ry Giscard d'Estenig, Francia necesita un presidente, y el gauilista: El presidente que necesita Francia: Jacques Chirac. Y el comunista: Por la uni¨®n y por el cambio. Mesura, abstracci¨®n casi, y anestesia. La crisis no da para m¨¢s. Y los franceses tampoco, porque no est¨¢n contentos, ni con el septenato que agoniza ni con las perspectivas del futuro.
"Hasta la coronilla"
La lengua de Moli¨¦re ha acreditado una expresi¨®n que podr¨ªa ser el subt¨ªtulo de esta campa?a electoral por las presidenciales: Ras le bol. Cuando un franc¨¦s exclama: J'ai ras le bol! (Estoy hasta la coronilla), ya lo ha dicho todo: o se va con la m¨²sica a otra parte o se recluye para reflexionar. El otro d¨ªa Giscard sentenci¨®: ?Los franceses no se desinteresan de la campa?a electoral, sino que reflexionan?. Es posible, y, de ser as¨ª, es lo que probablemente facilitar¨ªa su reelecci¨®n, una vez m¨¢s, por los pelos.Pero dos semanas antes de la primera ronda, que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo 26 de abril, el ras le bol domina el pa¨ªs y nadie se atreve a desentra?ar con certeza su significado ¨²ltimo. Cuando a principios del pasado mes de marzo empezaron a desfilar los ?cuatro grandes? por las pantallas de televisi¨®n, la satisfacci¨®n o la resignaci¨®n, en tono diferente, expresaban el mismo sentimiento: ?Giscard ser¨¢ reelegido?. Nadie se aventuraba a creer que Mitterrand pudiera deshacerse de su imagen de veterano Poulidor de la pol¨ªtica (el siempre segundo), ni que Chirac sirviera ms que para ejercer de ?agitado? (palabra maligna de Giscard). Y, por el contrario, a pesar de los efectos de la crisis, milagro, o la fatalidad, seg¨²n el opinante, daban a Giscard por reelegido. Pero un mes despu¨¦s, mientras Mitterrand y Chirac admiran a sus conciudadanos por la inteligencia y la serenidad de sus campa?as, el presidente patina.
En el momento en que se inicia la recta final, el nerviosismo cunde en el mundo giscardiano, y las ilusiones son m¨¢s en el campo socialista y en el gaultista (Marchais no aspira a ser presidente, sino a mantener la influencia comunista). Tras el anuncio del inicio de la campa?a oficial, a lo largo del d¨ªa de ayer, un r¨¢pido muestrario de consultas revela el clima. El director, giscardiano, de un banco parisiense, al borde de la desesperaci¨®n: ?Ganar¨¢ Mitterrand, seguro. Ese idiota de Chirac, con su candidatura, lo ha complicado todo?. La directora de una agencia de viajes, ultragiscardiana: "No s¨¦ qu¨¦ va a pasar. La gente es tonta, quiere cambiar. Yo... me exilio si gana Mitterrand". Un dirigente socialista: ?No vemos f¨¢cil la victoria de Mitterrand, pero tiene m¨¢s posibilidades que nunca". El propietario de un gran restaurante, antigiscardiano: ?Giscard est¨¢ barrido. A la segunda vuelta llegar¨¢n Mitterrand y Chirac?. Un periodista y dirigente comunista: ?El hecho dominante de esta campa?a es el descontento general, por unas u otras razones. Todo el problema consiste en saber a qui¨¦n le va a beneficiar ese descontento. Yo creo que a Mitterrand y a Chirac, pero en la segunda vuelta competir¨¢n Mitterrand y Chirac o Giscard?.
Sondeos secretos
Un profesor de segunda ense?anza que siempre vot¨® socialista: ?Hasta hace unas semanas estaba dispuesto a abstenerme, porque todos son lamentables. Pero ahora yo creo que voy a votar por Miiterrand?. Por otra parte, en los c¨ªrculos pol¨ªticos parisienses circulan informes o rumores sobre sondeos secretos del Ministerio del Interior, que confirmar¨ªan la irresistible ascensi¨®n de Chirac.?Qu¨¦ ha ocurrido? En siete a?os de giscardismo, Francia ha pasado de 400.000 parados a m¨¢s de mill¨®n y medio. La inflaci¨®n se ha doblado. La industria del acero, la textil, el carb¨®n, el autom¨®vil, la pesca, la agricultura, o se han deteriorado gravemente o sufren reveses serios. Este balance econ¨®mico, determinante y negativo para Giscard, acentuado por escandalosos affaires, se dobla con el pol¨ªtico, no menos decepcionante y que responsabiliza a toda la clase pol¨ªtica: crisis en la mayor¨ªa de derechas, protagonizada por una reyerta sorda, y s¨®rdida a veces, entre Giscard y Chirac. Crisis en la oposici¨®n, tras aquel espejismo que fue la Uni¨®n de la Izquierda entre comunistas y socialistas. Crisis de una Comunidad Europea bloqueada e inoperante. Crisis de los ismos ideol¨®gicos (en esta campa?a s¨®lo se habla de econom¨ªa), que en la d¨¦cada de los a?os setenta han desinflado muchas ilusiones. Crisis, sin m¨¢s, equivalente, en esta Francia electoral, al ras de bol, que el pr¨®ximo d¨ªa 10 de mayo ser¨¢ quien reelija a Giscard o le ofrezca a Francia un nuevo presidente.
Magistratura suprema aparte, los comicios que se desarrollar¨¢n el pr¨®ximo d¨ªa 26 (primera ronda) y el d¨ªa 10 de mayo (elecci¨®n del presidente) conllevan consecuencias que afectar¨¢n el paisaje pol¨ªtico franc¨¦s y, en medida variable, influir¨¢n regionalmente (CEE) y a nivel mundial.
Desde que inici¨® su septenato, en 1974, la estrategia pol¨ªtica interior de Giscard ha sido permanente: debilitar al m¨¢ximo al gaullismo, favorecer el declive del Partido Comunista y, as¨ª, crear las condiciones de una nueva mayor¨ªa centrista que encandile a una parte del socialismo al marginar al ?sectarismo comunista? y al ?ultrapatriotismo gaullista?. Los resultados de la primera ronda dir¨¢n si el neogaullismo, o, m¨¢s exactamente, el chiraquismo, es o no una fuerza del futuro en Francia. El 20% del electorado que vota comunista en este pa¨ªs desde hace un cuarto siglo se ve amenazado, seg¨²n los sondeos, pero ser¨¢ tambi¨¦n el resultado de la primera vuelta el que dictamine y, a su vez, replantee la relaci¨®n de fuerzas del PCF respecto a los socialistas.
En el plano internacional, globalmente, Francia es la quinta potencia del mundo, pero es la tercera potencia at¨®mica, lo que le confiere una baza diplom¨¢tica singular. En este terreno, Mosc¨² y Washington, y sus aliados respectivos, son favorables a la reelecci¨®n de Giscard. Las relaciones, franco-espa?olas, en un primer tiempo, a partir del 10 de mayo, gozar¨¢n de las posibilidades y esperanzas que supondr¨¢ la renovaci¨®n de la continuidad giscardiana o la instalaci¨®n en el El¨ªseo de un nuevo equipo dirigente. Pero, en el plano comunitario particularmente, no cabe esperar un giro esencial de la pol¨ªtica gala.
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